BUNBURY.
Las Consecuencias (2010)
Contra viento y marea.
Hablar de Enrique Bunbury
se me hace muy difícil. Primero porque infunde respeto, porque hablar de
él a estas alturas es hablar de una leyenda viva del rock nacional ( es
así le pese a quien le pese) y segundo porque su figura y su obra , ya sea con
Héroes del Silencio o en solitario, me acompaña desde hace mucho tiempo. A estas
alturas diría que desde hace demasiado tiempo, como algo más allá de la mitad
de mi vida. Ojo.
He crecido con él y la
sensación es que su evolución musical ha sido paralela a mi evolución
sentimental, a mi formación como persona, que no es decir poco. En plena
adolescencia sólo él, con su arrogante juventud, con sus marcadas poses, con
sus uñas pintadas de negro y con ese halo magnético que desprendía como de
estar de vuelta de todo al frente de los Héroes me enseñó lo que significaba (
y el peso que conllevaba) reafirmar tu personalidad contra viento y marea. Y
que te la pele el qué dirán.
Luego llegó aquel punto y
seguido, en la cresta de la ola, y la sensación fue de..¿y ahora qué? Su
respuesta no tardó en llegar: Radical Sonora. Toda una declaración de
intenciones ya desde el título. A lo Bunbury, con un par; ¿Os quejáis del fin
de Héroes? Pues ala, a tomar por culo aquel Enrique: me rapo la cabeza y le
meto a la electrónica. ( ojo, a dia de hoy me sigue pareciendo un discazo).
Aquel disco fue el pistoletazo de salida de su carrera en solitario, y como
sucedía en mi vida, su “nueva” personalidad se la fue ganando a base de ostias,
a base de enayo y error, de tesón y de esfuerzo. Si, contra viento y marea.
Llegaron Pequeño (el
disco que salvó a Bunbury, como escribiría años después Josu Lapresa),
Flamingos, El Viaje a Ninguna Parte y, después de una pequeña crisis personal,
se inicia la etapa del Puerto (referente al Puerto de Santa Maria, Cádiz);
primero con El Tiempo de las Cerezas, un disco mano a mano con Nacho Vegas y
después con Hellvile de Luxe. En todos estos discos hay canciones excepcionales
en las que sentirme reflejado, en todos ellos Enrique se dejó la piel (como en
todo lo que hace) y se nota, de todos ellos aprendí, gozé y disfruté en
directo, con todos ellos he vivido momentos preciosos y todos ellos me
acompañarán a lo largo de mi vida. Pero entonces, muy seguido y casi sin hacer
ruido, llegaron Las Consecuencias y lo pusieron todo patas arriba.
Las Consecuencias son
inevitables.
Explicaba Nacho Vegas que cuando grabaron El Tiempo de
las cerezas un periodista le preguntó qué rasgo destacaría de Enrique. Él
respondió la fragilidad. La fragilidad se puede mostrar cantando como lo hace
Enrique en este disco, diciendo las cosas que dice en este disco, acompañando
las canciones de Las Consecuencias como lo hizo en este disco. Decía Nacho que
podías ver sus dudas al cantar. Y ,como acostumbra Nachín cuando habla de
sentimientos y sensaciones, da en el clavo. Dudas y fragilidad, nada podía
definirme mejor por aquella época. Y ahí estaba el muy cabronazo de Bunbury, mi
colega de toda la vida, mi hermano mayor, el muy traidor, hasta las cejas de
acústicas, pianos e instrumentos de cuerda, para cantármelo (mejor que nunca )
al oído.
Las Consecuencias es un
disco oscuro. “¿Por qué siempre conviene alegrar a la
gente? / también de vez en cuando está bien asustar un poco” canta Enrique bajo unos austeros acordes,
suave y firme a la vez, reclamando el derecho a expresar libremente sus opiniones
por encima de quien sea, por erróneas que parezcan: aunque duelan. Existe una
lucha emocional en todo el disco, hay desengaño y hay rabia contra uno mismo.
Hay arrepentimiento y si; hay poco esperanza.
Como si abriera los ojos, recién despierto, ,
el violín con el que empieza Ella Me Dijo que No ahonda en la herida que se ha
abierto; “No es posible el amor como una destrucción...” Y nos habla de huídas
y de las cosas que hay que hacer con tal de no volverse loco y perder
definitivamente la cabeza. No sé quién lo escribió, creo que Juan Ramón
Jiménez, pero si eres de los que disfruta, como los cerdos, revolcándose en su
propia mierda, no hay mejor canción que esta para “sentir que el dolor te toca
de belleza”.
Hay algo en las letras del disco que lo hace
más cercano, más accesible y por tanto menos hermético o menos sujeto a libres
interpretaciones. Parece que Bunbury está siendo demasiado sincero. Se está
“desnudando” ante nosotros haciéndonos partícipes de su inmolación, por eso
canta como nunca. Por eso suena El Boxeador y la imagen del púgil lanzando
ganchos de izquierda al aire, recibiendo los golpes de la vida, solo, en la
playa, nos resulta tan familiar y
patética. Y hace que nos sintamos reflejados y por tanto avergonzados. Por eso,
también, la versión de Frente a Frente (original de Jeanette) y que hace en el
disco junto a Miren Iza , de Tulsa, no desentona en absoluto; “Frente a frente
bajamos la mirada, pues ya no queda nada de que hablar...” Más decepción. Cero
esperanza. Joder si es oscuro el disco...
21 de Octubre literalmente te parte en dos.
Las cotas de desprecio hacia uno mismo son rebasadas (“eres el ser más culpable
e inmoral,”, “sal de su vida, sal alegría, no hagas más daño a quien todo te
dio...”) y es una de las razones por las que considero Las Consecuencias como
un disco que duele demasiado y que hay que escuchar con cuidado. Guitarra
acústica y voz. Sobretodo voz. Le sigue Lo que Más Te gustó de Mí, quizá la
única de las canciones en las que Enrique ( tú y yo) se justifica ( nos
justificamos) y en la que emplea un sonido más acorde con aquel lejano Pequeño
que con la tónica general del lote; Si lo que antes te gustaba de mí es lo que
ahora detestas no sé qué coño haces conmigo. De nuevo, reafirmación.
Reivindicación. Aunque duela. Aunque nos cueste la vida.
También hay espacio para las guitarras
rockeras en el disco, y la verdad es que después de tanta intensidad emocional,
se agradecen. De hecho, un único atisbo de esperanza se cuela en el estribillo
de Los Habitantes, antes de un solo descomunal, de pelos de punta, de Jordi
Mena; “ y en mundos más allá, o en mundos venideros, nos echaremos de menos o
envejeceremos a la vez.” De acuerdo, es un poco “una de dos”, pero no se le puede negar la intención.
Es Hora de Hablar merecería un artículo
aparte. Para el que escribe estas líneas si no es la mejor canción de Bunbury (
y ojo que hay unas cuantas ya ) sin duda sí es la mejor letra que le he leído.
De hecho, qué coño, me permito el lujo de pegarla aquí mismo:
Es hora de hablar
de la quimera de otra vida.
De lo que no supimos expresar,
del trapecio que ante la nada oscila,
de tragedias y triunfos que duran un segundo.
de alterar el destino
y de la fábrica de hielo del olvido.
Es hora de hablar
de las cosas rotas que no puedo arreglar.
de la quimera de otra vida.
De lo que no supimos expresar,
del trapecio que ante la nada oscila,
de tragedias y triunfos que duran un segundo.
de alterar el destino
y de la fábrica de hielo del olvido.
Es hora de hablar
de las cosas rotas que no puedo arreglar.
de que este humor no tiene que ver
contigo,
que hace tiempo que nada acabar consigo,
que la fama es el opio del triunfador
y más vale suerte que talento.
y me basta este momento como una revelación.
Es hora de hablar
de las voces de los hombres y su engaño.
de la verdad como forma de violencia
del dolor y de la inocencia
del infinito entre tus brazos
y de los límites de mi cuerpo.
y el regateo de mi ficción... pura ficción.
Es hora de hablar
de la culpa y la madre del castigo
de hacerse viejo entre tus enemigos
del lento proceso de derrumbe
y que nunca hablamos de lo que hay que hablar.
de secuencias de presagios que se cumplen
y que quiero hacer muchas cosas por ti
las más posibles
las más posibles
las más posibles
las más posibles
las mas posibles
Es hora de hablar
de la quimera de otra vida...
que hace tiempo que nada acabar consigo,
que la fama es el opio del triunfador
y más vale suerte que talento.
y me basta este momento como una revelación.
Es hora de hablar
de las voces de los hombres y su engaño.
de la verdad como forma de violencia
del dolor y de la inocencia
del infinito entre tus brazos
y de los límites de mi cuerpo.
y el regateo de mi ficción... pura ficción.
Es hora de hablar
de la culpa y la madre del castigo
de hacerse viejo entre tus enemigos
del lento proceso de derrumbe
y que nunca hablamos de lo que hay que hablar.
de secuencias de presagios que se cumplen
y que quiero hacer muchas cosas por ti
las más posibles
las más posibles
las más posibles
las más posibles
las mas posibles
Es hora de hablar
de la quimera de otra vida...
Yo no sé si merece la pena comentar el texto.
Es demoledor, brutal: Este humor no tiene que ver contigo (es algo mio, no eres
tú, soy yo) , la verdad como forma de violencia, el lento proceso de derrumbe, el
no hablar de lo que hay que hablar, es hora de hablar de la quimera de otra
vida...madre mía, esta, amigo Enrique, queridísimo hermano, esta , y no otra,
sí es una canción que duele (y no La Herida, por ejemplo, como decías en tus
tiempos heróicos). El crescendo del tema es espectacular, desde la voz hasta el
acompañamiento musical; a cada estrofa se va uniendo un instrumento: primero
guitarra acústica, despúes acústica y piano, en la siguiente acústica, piano y
eléctrica... a cada estrofa la voz de Bunbury crece en intensidad para llegar al
climax final con esos “las más posibles” que emergen de las putas entrañas a modo de ruego desesperado. Con cada pequeña subida de decibelios, Bunbury se muestra más
frágil. Esa es su manera de enseñarlo y esa es su magia. Hay mucha verdad en su
interpretación, se puede oler, traspasa,
y es por eso, aunque muchos ni siquiera lo sepan, que a los que nos
gusta su manera de cantar nos llega tanto.
Con De Todo El Mundo pone el broche de oro al
disco, para mí ya es suficente...Una reivindicación de su caracter inquieto,
una declaración de no pertenencia, quizá por temàtica bastante emparentada con
lo Que Más Te Gusto de Mi (No tengo dueño / no soy tu eclavo / un poco tuyo / y
de todo el mundo ) con una cadencia musical exquisita y de nuevo ( no me
cansaré de decirlo) con una interpretación sublime.
Cierra con Nunca Se Convence Del Todo A Nadie
De Nada. Para mi gusto anecdótica, sin más. Lo que no quita lustre a todo lo
escuchado.
Después de Las Consecuencias Bunbury ha
seguido a lo suyo,esto es: con cada nuevo paso se olvidaba (en el sentido de seguir
avanzando) de lo creado hace dos días,
investigando, probando, ayudando a los nuevos, haciéndose respetar, viajando, creando
y regalándonos buenas versiones, buenos discos y canciones tremendas hasta
llegar a día de hoy con su último trabajo; Expectativas (2017) . Como he dicho antes, en
todo lo que ha hecho siempre habrá algo que me toque especialmente de cerca,
siempre conseguirá ese momento de subidón en el que poder exclamar un “joder, qué bien transmite el jodío...” pero
creo sinceramente que nunca podré volver a sentir tan a ras de piel las
sensaciones que me generaron en su momento y me generan aún hoy en día, ya con
suficiente distancia y en una época muy alejada de las circunstancias que me
rondaban en aquel tiempo, las escuchas atentas de Las Consecuencias, mi disco
favorito de Bunbury. Contra viento y marea...
Por Berto.
“Creo que, a lo largo de los años, he investigado mucho, he tenido mis pequeños aciertos, mis errores monumentales; pero lo que, efectivamente, nadie me podrá quitar nunca es mi forma personal de escribir, de cantar y de hacer las cosas.” Bunbury.
Por Berto.
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