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miércoles, 9 de abril de 2014

El tórrido verano en que los Rolling Stones hicieron "Exile On Main Street"

En el verano de 1971 en la localidad francesa de Villefranche Sur-Mer, en plena Costa Azul, un grupo de jóvenes melenudos y descamisados entran y salen a cualquier hora del día y de la noche de la impresionante mansión de estilo victoriana Villa Nellcote, la cual se rumoreaba que fue utilizada como centro de operaciones por los nazis durante la segunda guerra mundial. Los habitantes del lugar desconocen de quienes se trata, desconocen que esos desarrapados millonarios son los Rolling Stones y están grabando uno de los discos que más ríos de tinta hará correr en toda la historia del rock & roll: “Exile On Main Street”.
Antes de empezar a hablar del doble álbum con pelos y señales situémonos. Los Stones estaban en su esplendor artístico, en los tres años anteriores habían publicado, por este orden, “Beggars Banquet” “Let It Bleed” y “Sticky Fingers” y se disponían para culminar esta magnífica secuencia con “Exile On Main Street”, el que para muchos es su obra maestra, sea como fuere lo cierto es que con este disco cierran esta maravillosa tetralogía que puede ser considerado el periodo 1968-1972, la mejor etapa en su carrera pero también la de mayor desenfreno y caos.
A pesar de su arrollador éxito y sus espectaculares ventas, una pésima gestión de su manager Allen Klein les había conducido a la bancarrota, cada uno de los componentes de la banda debían mucho dinero al fisco británico y con el contrato que tenían les iba a ser imposible devolverlo, por muchos millones de discos más que vendieran, ¿solución?, el exilio. Cogieron las maletas y decidieron cambiar de residencia, dejar las islas por Francia. Mick Jagger se instaló en Paris con su nueva novia, Bianca Pérez, una bella joven hija de un rico importador nicaragüense, muy alejada de su anterior novia, la peligrosa y atractiva Marianne Faithfull. Jagger iba entrando poco a poco en el mundo de la alta burguesía y el lujo que tanto le gustaba. Por su parte Keith Richards alquiló la ya citada mansión en Villefranche Sur-Mer, una espectacular casa con 16 habitaciones y escaleras que llevaban directamente al mar Mediterráneo, donde se instaló con la salvaje Anita Pallenberg y el hijo de ambos, Marlon. No se puede decir que fueran una familia al uso, eran millonarios y estaban muy enganchados a la heroína por lo que su día a día era un auténtico desgobierno, sin horario ni rutina alguna.
Les tocaba trabajar en su nuevo disco pero estaban fuera de su hábitat natural, fuera de sus lugares comunes y de su estudio de grabación, y Niza o Cannes no eran Londres por lo que tuvieron que improvisar un estudio de grabación a falta de algo mejor. Así pues aparcaron su estudio de grabación móvil en el jardín exterior y el sótano de la mansión se convirtió en la sala para los músicos donde Jagger y cía tenían que dar forma a las canciones y rematarlas, mientras, el ingeniero de sonido Andy Johns encerrado en el camión del jardín trataba de dar forma a lo que oía a través de sus auriculares.
Las condiciones desde luego que no eran las propicias para grabar un disco de música y el estilo de vida de los músicos tampoco ayudaba, es más, resulta milagroso que de esos meses veraniegos pudiera salir lo que finalmente salió. La humedad era terrible, la acústica de la mansión lógicamente no era la de un estudio de grabación y la electricidad saltaba muy a menudo por lo que muchas veces tras unas cuantas horas trabajo los plomos saltaban echando a perder todo lo hecho en la tarde, mañana o noche. A todo esto hay que añadir a la legión de personajes que arrastraban los Stones en su día a día y que en las grabaciones de sus discos no fallaban, amigos, grupis, colegas de profesión, conocidos de amigos, camellos…se comenta que unas 70 personas pudieron pasar por Villa Nellcote en esos días. Mientras los músicos estaban encerrados en el sótano pasando calor y tocando los instrumentos, en la parte de arriba de la casa una fauna de lo más variopinta pasaba las horas en eternas sesiones de alcohol y descontrol.
Como bien decía Richards “En el sur de Francia si tienes dinero puedes hacer de todo” y entre Mónaco, Niza, Cannes y Marsella es muy fácil gastarlo. Muchas mañanas iban a desayunar a Mónaco en lancha tras una larga noche de buena música o juerga, otras veces simplemente se acercaban a pillar material a los narcotraficantes corsos que traían la heroína de África. El ritmo de trabajo era realmente caótico, unos días había algún problema técnico, otros días Jagger se ausentaba, más pendiente de su nueva vida con la jet set que de grabar el disco, de hecho en esas fechas se casó por sorpresa con Bianca en Saint Tropez, boda a la que el único invitado del grupo fue Richards pero a la que asistió una gran variedad de personajes conocidos, como los Beatles o los Faces, donde tocaba Ron Wood que en 1975 se incorporaría a los Stones sustituyendo al magnífico Mick Taylor que a su vez rellenó el vacío dejado por Brian Jones; y el día que nada había fallado y todo estaba listo para grabar era el día que Richards no aparecía por el sótano porque estaba de farra o simplemente estaba durmiendo.
A pesar de todos los pesares los Stones dieron en esos meses a luz un genial disco de 18 canciones en el que reflejaron todas sus influencias, “Exile…” es, sin lugar a dudas, el trabajo más ecléctico de todo su catálogo, rock, boggie, country, blues, góspel y r&b desprenden su olor a lo largo del doble álbum.
“Rocks Off” abre el disco de la mejor manera que se puede abrir un disco de rock, puro desenfreno que describe lo que significa el tópico vida de Stone. Una de las mejores canciones movidas en la discografía del grupo.
A esta le sigue el rockabilly juguetón “Rip This Joint”, una apología de la marihuana en la que el piano de Nicky Hopkings y el omnipresente saxo de Bobby Kyes gozan de mucho protagonismo.
“Exile On Main Street” es sobre todo un conglomerado de canciones y estilos y un claro ejemplo de ello es “Casino Boggie”, un sorprendente boggie boggie que llamaba la atención en un disco de los Stones que se movían entre el blues, rock y r&b. El disco no es tan redondo y coherente como sus otros grandes trabajos de años anteriores, es más desilvanado y caótico y no contiene grandes hits históricos de la banda por lo que su escucha no es precisamente fácil, aún así sí contiene uno de sus temas míticos y que aparece en todos sus recopilatorios y en las listas de best of, se trata de “Tumbling Dice”, una magnífica creación con coro góspel incluido donde el bueno de Mick reniega de todas las busconas que florecen por el lado malvado de la sociedad.
La siguiente canción, la que sigue a “Tumbling Dice” es mi preferida de todo el disco junto con “Rocks Off”, se trata de “Sweet Virginia”, un country-folk donde los Stones homenajean a  la música tradicional americana que tanto les influenció, una canción que podría formar parte
perfectamente del “Harvest” de Neil Young que se publicó el mismo año. “Gracias por tu vino California/ Gracias por tus dulces y amargos frutos/ Sí, llevo el desierto en las uñas de mis pies/ Y el speed escondido en mi zapato.”. Entre otros muchos personajes de los que desfilaron por Villa Nellcote estaba Gram Parsons, compañero infatigable de correrías de Richards y auténtico folk singer que perteneció a The Byrds y a The Flying Burrito Brothers, puede que “Sweet Virginia” le deba algo a su presencia, sea como fuere Keith acabó expulsándolo de la mansión por su inaguantable comportamiento, eran tales sus excesos que incluso un tipo como Richards no lo aguantaba, dos años después de ese verano falleció con 26 años a causa de una sobredosis de heroína.
Si la sombra de Keith Richards planea sobre la letra de “Torn And Frayed”, “Sweet Black Angel” es directamente un homenaje a la activista Angela Davis, integrante de las Panteras Negras, organización que luchaba por los derechos de los negros en EEUU.
Ketih Richars es el protagonista absoluto del disco y un claro ejemplo de ello es “Happy”, canción que escribió en la casa sin que ningún otro compañero de la banda estuviera presente en ese momento, de hecho él mismo es quien se encarga de cantarla. El productor Jimmy Miller se encargó de la batería ante la ausencia de Watts, el saxo como siempre corrió por cuenta de Bobby Keys, y el propio Richards se ocupó de la guitarra eléctrica, acústica y el bajo. Posiblemente se trate de la canción más conocida de las cantadas por Keith en todos los discos de los Stones. “Siempre tomé caramelos de los extraños/ No quise tomar nada a cambio/ Nunca quise ser como papá/ Trabajando para el jefe noche y día.”, palabra de Keith Richards, ahí queda eso.
El ambiente sudoroso y cargado que se respiraba ese verano en Villa Nellcote queda muy bien reflejado en temas como “Ventilator Blues” y la anteriormente citada “Sweet Black Angel”, son temas sucios, llenos de polvo y humedad. “Ventilator Blues” está directamente influenciada por el ventilador del sótano medio roto que intentaba paliar el sofocante ambiente que reinaba abajo.
En la parte final del lp destacan sobremanera, entre alguna que otra canción flojita, las dulces y melancólicas “Let It Loose” y “Shine A Light”.

Así se parió “Exile On Main Street”, un disco que para algunos es la gran creación de los Stones, para otros el más irregular y difícil, pero sin lugar a dudas se trata de un gran ejercicio de rock and roll sucio por parte de unos grandes músicos que rinden tributo a todas sus influencias y muestran sus altas capacidades en multitud de estilos entre largas sesiones de drogas y alcohol. Podían pasar horas y horas de cuelgue o aburrimiento sin que nada de provecho saliera a la luz, pero en el momento en que Keith empezaba a mirar fijamente a Charlie, se acercaba a él sigilosamente mientras Wyman se percataba de ello y se ponía de pie con su bajo a cuestas, en ese momento empezaban a aparecer los Rolling Stones y entonces era capaces de todo, incluso de parir un genial disco como “Exile On Main Street”, era el momento de poner las grabadoras a funcionar.

Por Caarte.

jueves, 15 de marzo de 2012

Historia del pop/rock: 1970-74 a través de 10 discos (3ª parte)

Terminamos el repaso a este lustro glorioso en que la música tomó conciencia de su grandeza y donde no existíeron los límites a las pretensiones de los músicos.

3º The Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spiders from Mars (David Bowie). Con sus tres discos anteriores “Space Oddity” (1969), “The Man Who Sold The World” (1970) y “Hunky Dory” (1971) David Bowie había conseguido hacerse un nombre y gozar de cierto éxito en el pop rock británico, en estos discos había tocado el pop, el rock, el folk y el glam, regalándonos canciones que pasarían a la posteridad: “Space Oddity”, “The width of a circle”, “The man who sold the world”, “Changes”, “Life on Mars?”, “Kooks” o “The Bewlay brothers”. Pero fue con este su quinto disco de estudio y con la creación de su alter ego “Ziggy Stardust” (una estrella de rock venida de Marte) donde Bowie alcanzaría el estrellato mundial y pondría la primera piedra de lo que sería su dominio musical de toda la década de los 70, período de tiempo que sería de una prodigiosa creatividad y un continuo cambio de estilo.

La portada del disco nos muestra a un David Bowie en una fotografía tomada en Heddon Street en Londres con una guitarra eléctrica a cuestas y coloreada a modo de comic que dotó a la portada de una fama y particularidad muy notable.

El álbum es uno de los referentes del glam rock tan en boga a mediados en los 70 pero dejándonos de excesivas etiquetaciones podemos decir que el trabajo es una genialidad de rock puro y fresco, nada se atisba de la megalomanía que reinaba en aquella época, es un disco de fácil escucha algo en clara contraposición con muchos de los trabajos del momento, este disco es rock directo, contundente, rock donde las guitarras marcan el paso y donde los riffs de Mick Ronson y un piano presente en muchos cortes dotan los temas de una personalidad propia. El disco sí tiene en común con otros de su época que se trata de un álbum conceptual donde se va narrando la historia de Ziggy Stardust en la Tierra y su intento de salvarla de la destrucción total.

Todos los temas tienen su magia y su punto de referentes de una época y un sonido, pero a modo de guía y con el propósito de facilitar el descubrimiento del disco a aquellos que tienen la mala suerte de no haber gozado de él vamos a resaltar aquellos cortes que consideramos indispensables en cualquier discoteca que se precie, los mejores de este álbum de 11 canciones.

“Five years” es un magnífico comienzo para este disco aunque no es impetuosa como se podría esperar, una guitarra acústica acompañada de unas soberbias cuerdas y un paso marcado de manera solemne por la batería conforman el paisaje idílico para que Bowie se desgañite. Ziggy anuncia a los habitantes de la Tierra que los recursos naturales se acabaran en 5 años.

“Starman” fue el primer single del álbum, y quizás la mejor canción del disco, un medio tiempo genial una vez más coloreado de cuerdas y guitarra acústica y eléctrica, Ziggy se erige como salvador del planeta.

“Lady Stardust” es la balada del disco, el piano es el protagonista del tema, Bowie sacaba a relucir su lado más sensual no sólo con la voz sino que hacía que Ziggy mostrara su ambigüedad sexual ya que se transformaba en un travesti.

“Ziggy Stardust” es rock & roll puro con el riff de Ronson dando comienzo al tema, una guitarra marca de la casa y que describen el sonido de Bowie de esos años mejor que nada. Es una de las canciones más famosas de Bowie sin lugar a dudas y junto con “Suffragette city” que le sigue narran el desenfreno de Ziggy y su espiral de drogas y sexo.

“Rock`n Roll suicide” cierra el disco, tras la apoteosis caótica del rock and roll de los temas anteriores aquí Bowie dibuja un tema in crescendo que muestra el declive final de las estrellas del rock que eran Ziggy Stardust y su banda The Spiders from Mars.


2º Sticky Fingers (The Rolling Stones). Este es el tercer disco de la tan aclamada época gloriosa de los Stones que engloba “Beggars Banquet” (1968), “Let It Bleed” (1969, “Sticky Fingers” (1971) y “Exile On Main Street” (1972). El tiempo ha dictado que la cima del grupo se produce con “Exile…” pero nosotros elegimos el “Sticky Fingers” por ser un disco mucho más conciso y apabullante que el otro. Mientras “Exile…” es un doble álbum mastodóntico con numerosos estilos musicales y muchas canciones descartes de anteriores discos “Sticky Fingers” es excelente desde el primer al último tema, diez canciones de puro rocanrol, blues y toques country .

Estamos en la etapa de mayor desenfreno de la banda, los escándalos, el sexo, las juergas y las drogas eran el día a día del grupo, sobre todo de Keith Richards que pasaba por su mayor momento de adicción a la heroína, algo que sorprendentemente no influyó en la música del grupo que, todo sea dicho, se apoyaba en el liderazgo de Jagger, la sensatez de Watts y en el apoyo que aportó a Richards la guitarra de Mick Taylor, sustituto del fallecido Brian Jones. Cabe señalar que en el disco aparece por primera vez el famoso logotipo de la lengua obra de John Pasche y también que la provocativa portada fue un diseño de Andy Warhol: unos tejanos ceñidos marcando paquete que en su formato original contenía una cremallera real que podía bajarse y subirse.

El disco se puede considerar el más salvaje de los Rolling Stones tanto por sonido como por temática, los textos son bastante oscuros y llenos de referencias al sexo y al abuso de las drogas.

El lp se abre con la exitosa y frenética “Brown sugar”, uno de los riffs más conocidos de Richards concede identidad a un rock marca de la casa, una acertadísima manera de abrir un disco de los Stones. A esta le sigue “Sway” donde las guitarras ganan en poderío y suenan apabullantes junto con los coros del estribillo que son gloriosos.

A la tercera llegamos a “Wild horses” posiblemente la mejor balada en la carrera del grupo británico, una auténtica joya acústica con la heroína presente de manera implícita.

En “Can´t you hear me knocking” la guitarra de Taylor muestra la gran destreza de este, los coros en el estribillo al igual que en “Sway” resultan particularísimos dejando la segunda parte del tema, el más largo del lp (más de 7 munutos), para un desarrollo instrumental magnífico con solos de guitarras y se saxofón a cargo de Bobby Keys.

La faceta country del disco corre a cuenta de “Dead flowers”, un excelente medio tiempo mientras que “Bitch” como no podía ser de otra manera con ese título recupera la cara más rockera del quinteto con una presencia brutal de las guitarras.

“Sister morphine” es sin lugar a dudas uno de los mejores temas del disco y una de mis canciones favoritas de los Rolling Stones, su letra tan explícita provocó mucho revuelo y les acarreó más de un problema, de hecho en España no pasó la censura y tuvo que ser sustituida por otro tema: “Let it rock”. La canción comienza con un Jagger seductor que arrastra su canto a través de una lenta y suave guitarra acústica, la guitarra eléctrica se incorpora al juego y empieza a frasear con el estilo marca de la casa, la batería se incorpora de manera genial dando comienzo a una nueva canción que no para de crecer.



1º Quadrophenia (The Who). Nos encontramos ante la cumbre como compositor de Pete Townshend bajo mi punto de vista, incluso por encima de su otra ópera rock “Tommy” (1969) y de su disco predecesor “Who`s Next” (1971)con sus míticas “Baba O`Riley” o “Won´t get fooled again”).

“Quadrophenia” (1973) es un álbum doble y la segunda ópera rock de The Who que narra la historia de Jimmy, un joven adolescente mod con problemas psicológicos, de hecho desarrolla un cuadro de múltiples personalidades, en concreto cuatro (un guiño a los componentes de la banda), el cual trata de encontrar su verdadero yo entre estas cuatro vertientes: una violenta y agresiva que se identifica con Roger Daltrey, cantante de la banda y que es expuesta en “Helpless dancer”, el bajista John Entwistle es representado en la segunda personalidad, romántica y tierna “Doctor Jimmy”, el lado más loco y desenfrenado le corresponde al glorioso batería Keith Moon “Bell boy” (que en este disco habla literalmente con la batería), por último en “Love reign o`er me” se muestra la faceta más inquieta y existencialista de Jimmy, en este caso Pete Townshend es el miembro de la banda que anda detrás. Durante todo el disco estas cuatro personalidades van aflorando a lo largo de la historia siendo representadas con leitmotivs musicales al más puro estilo de las óperas wagnerianas.

Jimmy vive por y para su mundo, es decir, vestir como un mod, pelearse con los rockers, ligar con chicas y atiborrarse de pastillas hasta que llega un momento en que se da cuenta del vacío de su existencia y de la caída de sus mitos, algo que junto con su insatisfacción laboral y social más la tormentuosa relación con sus padres le hace pensar incluso en el suicidio. Finalmente logra encontrar la salvación al hallar su propio yo en el tema “Love reign o`er me”.

Musicalmente “Quadrophenia” es de una riqueza absoluta, a los instrumentos básicos del cuarteto (guitarra, bajo y batería) se unen los muy presentes sintetizadores, que ya venían de “Who`s Next” así como secciones de cuerdas y de metales, configurando un sonido grandioso y expansivo a la vez que profundo y emocional.

En el disco podemos gozar de piezas instrumentales soberbias como “Quadrophenia” o “The rock” que son una clara muestra de lo que nos podemos encontrar en el álbum doble y que resume la genialidad de Townshend como compositor, así como hits mayúsculos como “Dirty jobs”, “The real me”, “The punk and the godfather”, “5:15” o “Doctor Jimmy”.

En 1978 se nació su versión en cine y la película se considera desde entonces de culto siendo admirada de manera fanática por el colectivo mod.

Un álbum complejo musical y conceptualmente hablando que merece un sitio en el Olimpo de la música rock, una auténtica obra maestra.

Por Caarte.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Historia del pop/rock: 1965-69 a través de 10 discos (2ª parte)

Seguimos repasando la segunda mitad de los años 60 a través de sus mejores trabajos largos:

7º The Doors (The Doors). Surgidos en plena fiebre psicodélica y lisérgica, The Doors, liderados por el carismático Jim Morrison tomaron un camino inexplorado, una ruta sin huellas: un blues/rock de tintes tenebrosos e intelectuales. Los trabajos de este grupo californiano se asientan en los toques jazzísticos de Ray Manzarek (teclados) y John Densmore (batería), la excelente técnica de Robbie Krieger (guitarra) y los particulares y personalísimos poemas de Morrison, aunque lo que les convirtió en portadas de numerosos medios fueron también la actitud provocadora y el comportamiento rebelde y transgresor de su líder.

El disco tiene un comienzo glorioso con tres temazos donde el grupo muestra sus variados registros: “Break on trough” es una llamada a la acción para toda una generación, una proposición a huir del mundo real y trasladarse al mundo de las ideas y las drogas; “Soul kitchen” es un medio tiempo marca de la casa, el órgano de Manzarek y la guitarra de Krieger envuelven los versos nocturnos de Morrison; y “The cristal ship” muestra a los Doors más delicados y sentimentales, definitivamente uno de sus mejores temas lentos.

El disco continúa con versiones como “Alabama song” y “Back door man” o hits pop como “I looked at you” o “Take it as it comes” pero si este álbum de debut es recordado por algo es por sus dos principales temas: “Light my fire” y “The end”. “Light my fire” es su single más exitoso, una excelente melodía, unos versos muy Morrison y un largo desarrollo instrumental jazzísticos en medio del tema liderado primero por el teclado y después por la guitarra que alargan la canción a los 7 minutos. “The end” en cambio es lo menos comercial que jamás crearon los Doors, un tema de más de 11 minutos donde la batería, el órgano y la guitarra a modo de improvisación dan forma a la atmósfera propicia donde Morrison declama un extensísimo poema apocalíptico de carácter edípico, una verdadera composición épica donde encontramos al Jim Morrison más auténtico.




6º Beggars Banquet (The Rolling Stones): los Stones, tras una primera época de excelente rhythm and blues y rock & roll clásico habían pasado unos años un poco desconcertantes, tanto personalmente (problemas de Jagger y Richards con los juzgados a causa de las drogas) como musicalmente, su álbum de etapa psicodélica “Their Satanic Majesties Request” era muy forzado y disperso aunque tuviera una obra maestra como “She is a rainbow”. Tras este desconcertante paréntesis volvieron con la lección bien aprendida y nos regalaron este discazo lleno de rock, rythm and blues, country y actitud Stone, ellos eran los malos de la película, representaban el rock más salvaje y golfo, los riffs más calientes y gamberros,ellos eran los rolling stones o balas perdidas y querían volver a demostrarlo.

Con este lp se inicia la que para mí es la época dorada de los Stones,1968-1972 con 4 discos indispensables: “Beggars Banquet” (1968), “Let It Bleed” (1969), “Sticky Fingers” (1971) y “Exile On Main Street” (1972).

Como anticipo del álbum el grupo había sacado un primer single que arrasaría con todo:”Jumpin´ Jack Flash”, su riff inicial es leyenda del rock, los Stones nunca habían sonado tan duros, definitivamente habían vuelto por la puerta grande.

El disco se abre con la satánica y envolvente “Sympathy for the devil”, una polémica letra, un ritmo caribeño y Richards en estado puro y ya teníamos otro momento cumbre en la carrera de los Rolling Stones.

El toque country es muy evidente en el disco, así lo corroboran temas como “Dear doctor”, “Prodigal son” o “Factory girl”. “No expectations” es una balada acústica de primer nivel y el disco se cierra con una emotiva y entrañable “Salt of the Earth”. En medio del disco otro rock stoniano de toda la vida: “Street fighting man”, revueltas en la calle, riffs de guitarra geniales y Jagger dándolo todo en el escenario, puros Rolling Stones.





5º Something Else By The Kinks (The Kinks): este grupo inglés liderado por los hermanos Davies, Ray principalmente, era el tercer grupo en discordia en la tan nombrada invasión británica de mediados de los 60 a los Estados Unidos. La música de los Kinks se caracterizaba primordialmente por la asombrosa capacidad de Ray Davies para componer fantásticas melodías, solo al alcance de los Beatles. La temática a la que más recurrían eran las costumbres inglesas, reflejar los paisajes sociales más arraigados en las islas, sus comportamientos más comunes, y este disco en ese aspecto es un claro ejemplo de ello aunque sería en su siguiente disco “The Kinks Are The Village Green Preservation Society” (1968) donde este paisaje costumbrista alcanzaría su cenit. También podríamos haber elegido su ópera rock del 1969 “Arthur-Or The Decline And Fall Of British Empire”, otro formidable álbum como todos los del grupo en esta su época dorada pero al final nos hemos declinado por “Something Else By The Kinks” y lo hemos hecho por una sencilla razón, por su gran número de magníficas canciones, el trabajo es una excelente colección de temazos de un Ray Davies en plena forma.

Destacar algunas canciones por encima del resto sería una gran injusticia ya que lo mayoría son notables, sean estas delicadas piezas maestras como “Waterloo sunset”, “Two sisters”, “Lazy old sun” y “Afternoon tea” o juguetonas viñetas rockeras como “David Watts”, “Death of a clown”, “Harry Rag” y “Love me till the sun shines”.

Un disco indispensable que si en su día no fue un exitazo comercial como otros de sus discos fue debido a que le pilló en pleno nacimiento de la efervescencia psicodélica que encabezara el “Sgt. Peppers…” de los Beatles resultando el disco de los Kinks un poco desfasado.




4º The White Album (The Beatles): los de Liverpool llevaban varios años convirtiendo en oro todo lo que tocaban, editaban álbumes geniales sin parar: los eléctricos “Rubber Soul” (1965) o “Revolver” (1966), el psicodélico y referencial “Sgt. Pepper`s Lonely Hearts Club Band” (1967), la maravillosa colección de hits de “Magical Mistery Tour” (1967) y también los póstumos a la par que magistrales “Abbey Road” (1969) y “Let It Be” (1970). Cada fan de los Beatles tienen su favorito siendo “The White Album” uno de los que más unanimidad concentra entre la crítica.

En ese año de 1968 los Beatles ya no eran un grupo como antaño, las fricciones personales eras constantes y el espíritu de equipo se había esfumado dando paso a una colección de individualidades. Ello se hace patente en el disco de una manera aplastante ya que cada beatle por separado fue aportando composiciones propias, lo curioso de esto es que el resultado final no se vio afectado como cabría esperar, sino que acabó cristalizando en un fabuloso, épico y legendario disco doble de nada más y nada menos que 30 canciones.

Paul McCartney nos regala una rica variedad de estilos en sus canciones, las baladas que siempre fueron su especialidad están representadas en temas como “I will”, “Mother nature´s son”, “Blackbird”, “Rocky Raccoon”, “Martha my dear” o “Wild honey pie”, el rock duro corre por cuenta de “Helter skelter” o “Back in the U.S.S.R” mientras que el pop facilón y pegadizo es cosa de “Ob-la-di, Ob-la-da”.

George Harrison cada año gozaba de más protagonismo en el grupo y cada vez conseguía colar mas temas con su firma en los álbumes de los Beatles, en esta ocasión cuatro fueron sus composiciones destacando sobremanera “Piggies” y sobre todo “While my guitar gently sweeps” donde Harrison invitó a su gran amigo Eric Clapton a colaborar con su maestría a las seis cuerdas.

Por su parte John Lennon se muestra repleto de talento, su genialidad no tenía límites y sus creaciones siempre fueron muy particulares y únicas, su estilo no era tan ortodoxo o clásico como el de McCartney, lo suyo era distinto a todo y en este “The White Album” volvía a demostrarlo una vez más. La cada vez más frecuente guitarra desgarrada de Lennon aparecía en “Yer blues” al más puro estilo “Revolution ”, su talento superior se apreciaba en “Everybody´s got something to hide except me and my monkey”, “Glass onion” o “Happiness is a warm gun” mientras que su lado más sensible aparecía en “Dear prudence”, “Sexy sadie” o “Cry baby cry”.

Un grupo lleno de problemas y de magníficas composiciones, un álbum mítico, la exuberancia creadora hecha disco.
Por Caarte.

miércoles, 27 de julio de 2011

Amy Winehouse y el club de los 27

Amy Winehouse ha muerto y con su muerte ha nacido una leyenda, una vez más una muerte prematura y llena de excesos va a provocar que un artista se convierta en mito antes de que llegara a merecérselo, pero ya se sabe, vive deprisa, deja un bonito cadáver y del resto ya se encargarán la mercadotecnia y la infinidad de jóvenes que década tras década te verán cómo alguien de su edad a quien adorar y rendir el máximo tributo.

En Amy confluyeron una vez más los dos principales requisitos para que nazca una estrella de rock: calidad artística y personaje atrayente. Winehouse solo grabó dos discos (con 19 y 22 años) logrando cierto reconocimiento con el primero y consiguiendo un autentico bombazo mundial con el segundo “Back to Black” donde situó al soul en lo más alto de las listas y revivió los tiempos donde la factoría Tamla Motown logró que Detroit fuera el epicentro musical mundial. Y sí, en este disco que ya pertenece a la historia podemos encontrar un excelso trabajo producido por el nuevo niño bonito y autentico rey midas de la industria discográfica Mark Ronson, y una voz, sobre todo una voz increíble, una de esas voces que esté cantando lo que esté cantando logra que no puedas reprimir las ganas de seguir oyendo, una voz de negra dentro de un cuerpecito blanco, un arañazo en el alma solo al alcance de las más grandes voces de la historia del rock, timbres de voz mágicos, genuinos y deliciosos al oído como los de Janis Joplin, Frank Sinatra, Bono o Barry White.

Y si Amy Winehouse logró con “Back to Black” convertirse en una artista de primera línea por su calidad vocal y artística, fue con el personaje que creó con el que creó una estrella que hoy ya es leyenda. Una personalidad descarada, altiva, gamberra y una existencia llena de todo tipo de excesos junto con una imagen muy cuidada y peculiar (numerosos tatuajes, rímel a borbotones, moño infinito) hicieron inevitable que todo el público y todos los medios no lograran apartar su mirada de esta chica de Londres. Sus escándalos relacionados con sus borracheras, sus idas y venidas con la heroína y demás tipo de excesos hicieron de ella una habitual en los tabloides sensacionalistas y el juguete perfecto para el insaciable público británico.

Una vez más las drogas y el alcohol se llevaron a una estrella del rock a la edad de los 27 años, esa edad maldita donde la historia ha dictaminado que es la edad perfecta para que los excesos conviertan a las estrellas en leyenda. El trágico club de los 27, un club al que nadie querría pertenecer pero que a la vez hace que sus miembros sean irresistibles al interés del público de una generación tras otra.

Muchos son los músicos y artistas que abandonaron este mundo a los 27, pero si este club ya es mítico lo es principalmente a sus principales cinco miembros que desde el pasado fin de semana han pasado a ser seis.

Brian Jones, miembro fundador y líder junto a Jagger y Richards de los Rolling Stones. Guitarra, multiinstrumentista y compositor del fámoso grupo británico empezó a perder peso en la banda debido a su carácter caprichoso y excéntrico. Fue hallado muerto en su piscina tras una más de sus interminables juergas mientras su novia viajaba con Keith Richards e iniciaba una nueva relación con su compañero.

Janis Joplin, historia similar a la de Amy, personalidad irreverente, alcohol, heroína y una voz que hacía temblar las sensibilidades de cualquiera, si Amy era la number 1 del soul, Janis era la auténtica reina del blues. Una sobredosis de heroína se llevó a una de las voces claves del verano del amor libre, el ácido, la psicodelia y los movimientos pacifistas.

Jimi Hendrix, cantante de blues-rock y el más célebre guitarrista de todos los tiempos, su manera de tocar la guitarra cambió para siempre la historia del rock. Sus punteos, riffs y puestas en escena son desde entonces imitados por todos los guitarristas. Al igual que Joplin, Hendrix era otra estrella del hippismo que murió a los 27 tras una juerga ahogado en su propio vómito.

Jim Morrison, voz y líder de The Doors. El atractivo poeta-cantante se convirtió en la nueva estrella del rock gracias a sus enigmáticas letras, su pose intelectual y sus continuos desmanes alcohólicos. Tomaba mas drogas que nadie y al final de sus días solía emborracharse en los bares se Sunset Strip diciendo “Estas bebiendo con el número tres” en referencia a las cercanas y prematuras muertes de Janis Joplin y Jimi Hendrix. Fue hallado muerto en la bañera por su novia Pamela en su apartamento de París tras una tarde más de bares y alcohol.

Kurt Cobain, líder de Nirvana y del movimiento grunge de Seattle. Una vez más apenas sólo tres años de estrellato se hicieron demasiado largos para su protagonista, dos discos, éxito rotundo, drogas y alcohol hicieron que el bueno de Kurt no pudiera aguantar más la presión y se quitó de en medio en su apartamento de Seattle. Había tanto ruido a su alrededor y tanta soledad en su interior que el dolor se hizo insoportable y se pegó un tiro en la cabeza junto a una nota que transcribía una letra de Neil Young: “es mejor arder que apagarse lentamente”

Cinco estrellas que han hecho crecer la mitología en el mundo del rock y que desde la semana pasada tienen en Amy Winehouse a una digna sucesora, una voz inconmensurable encerrada en una sonrisa irónica que nunca nos cansaremos de escuchar.


Por Caarte.





viernes, 15 de abril de 2011

“Angles”: La ansiada vuelta de The Strokes.

Hace ya diez años, allá por el verano del 2001 un grupo de niños-bien neoyorkinos devolvieron al rock n roll el lugar que nunca debió perder en el espectro musical popular, lo situaron arriba en las listas de ventas y gritaron a los cuatro vientos que el rock seguía vivito y coleando. Dos guitarras, un bajo, una batería y un tío cantando era y es más que suficiente para mover el esqueleto y reivindicar un punto de rebeldía en la sociedad, el simple lema de los Stones “It´s only rock & roll but i like it” recuperaba vigencia en plena ebullición de nuevos estilos y maneras de concebir y disfrutar de la música. Aquel disco fue “Is this it” y contenía cortes brutales que se convirtieron en himnos de la primera década del siglo XXI como “Is this it”, “New York City cops”, “Someday” y sobre todo “Last nite”.

Desde entonces The Strokes han sacado dos discos “Room on fire” y “First impressions of Earth” sin poder evitar las comparaciones con su sorprendente y entusiasmante debut y recibiendo críticas con disparidad de opiniones, para algunos han evolucionado a través de discos más complejos y sofisticados, para otros han dado palos de ciego olvidándose de lo que mejor saben hacer: canciones directas e impactantes.

Y tras un parón de casi cinco años, donde las disputas personales dentro del grupo abrieron heridas que aún no han cicatrizado, los neoyorkinos vuelven con “Angles” un larga duración donde el protagonismo del líder Julian Casablancas ha disminuido en favor del resto de componentes del grupo que han colaborado mucho más directamente en la composición y desarrollo de las canciones. El disco llama la atención a primera vista por su visita a nuevos paisajes sonoros como la música electrónica aunque siempre con el sello Strokes y la agradecida y esperada vuelta a las melodías frescas, sencillas y pegadizas.

La creación del disco por todos los miembros del grupo puede llegar a sentir que el trabajo suena un poco deslavazado o inconexo, pero en el fondo lo que le pedimos a un LP es que contenga canciones buenas y en este trabajo hay un buen puñado de ellas: “Machu Picchu”, “Under cover of darkness”, “Two kinds of hapiness”, “Taken for a fool”, “Life is simple in the moonlight” o “Games” , temas ideales para un sábado por la tarde mientras te preparas para una buena juerga, cuando lo único que quieres es salir y arrasar con todo, ya lo decían hace muchos años The Rolling Stones: I know It´s only rock & roll but i like it.


Por Caarte.

lunes, 31 de enero de 2011

Los 5 Discos que simbolizaron el Brit Pop (1ª parte)

Gran Bretaña, la Pérfida Albión ha sido es y será una fuente inagotable de grupos musicales, grupos formados por jóvenes entusiastas dispuestos a comerse el mundo o sino al menos a intentarlo, jóvenes que piensan que con 6 cuerdas y unas cervezas en el cuerpo se puede conseguir mucho más que estudiando una carrera y ganando un digno salario.

Muchos han sido los grupos británicos que en los últimos 50 años han copado las listas de ventas a un lado y otro del charco, lo que es mas difícil de producirse son los llamados movimientos musicales generacionales, movimientos que aparte de tener éxito y calidad deben gozar de un número considerable de exponentes, aun así Gran Bretaña ha generado unos cuantos de esos.

En un principio fue el rock de principios de los 60 liderado por Beatles y Rolling Stones los que no se quedaron en el intento sino que consiguieron cambiar una sociedad regida por una escala de valores excesivamente tradicional.

Más adelante tomó el relevo el rock sinfónico en manos de grupos como Pink Floyd o Génesis, bandas que hacían una música más compleja y elaborada, y que no trataban cambiar la sociedad sino aislarse de ella y crear paraísos artificiales.

A mediados de los 70 en Gran Bretaña surgió un nuevo movimiento musical, aunque se podría decir que tenía más de social que de musical, ya que en la mayoría de los casos y salvo honorables excepciones como The Clash el nivel musical de sus miembros brillaba por su ausencia, era el punk, del que tomó el relevo la New Wave popera, suavizando el estilo pero sin perder impacto estético, eran los 80 y sus estribillos pegadizos.

Y en la década de los 90 los jóvenes estaban gritando y saltando al compás del grunge de Seattle liderado por grupos como Nirvana, Pearl Jam o Soundgarden cuando en England, una vez mas en England, algo nuevo empezaba a cocerse, era lo que mas tarde fué conocido como el Brit Pop.

Se puede decir sin miedo a equivocarse que el fenómeno del Brit Pop se generó en Inglaterra entre 2 discos que marcaron un antes y un después en la música británica: The Stone Roses con su lp de título homónimo en el 89 y el “OK Computer” de Radiohead en el 97. Entre medias, muchos grupos, muchos discos y muchas canciones que movilizaron a toda una generación y que pusieron a Inglaterra en el epicentro de la música pop-rock mundial.

La mayoría de los grupos que lideraron el Brit Pop tuvieron un disco con el cual deslumbraron y se dieron a conocer, discos que son los mas elogiados por la crítica especializada y por los fans mas puros, pero si hablamos de los discos que reclamaron la atención mundial del negocio musical entonces nos encontramos con los 5 discos que comentaremos a continuación, discos geniales todos ellos que encumbraron a sus creadores como los nuevos mesías del rock & roll.

Por Caarte.

domingo, 16 de enero de 2011

Keith Richards: los riffs mas famosos del Rock & Roll

Keith Richards: el loco, el juerguista, el transgresor, el rebelde, el heroinómano, el guitarrista…son muchas las facetas de Keith por la que es conocido, la mayoría de ellas relacionadas con su personalidad o su forma de vida. Los Rolling Stones han sido siempre algo más que un grupo musical de éxito, han representado una forma de vida, el rock & roll en su estado más puro, con sus escándalos, con su sexo y con sus drogas, en definitiva un comportamiento idolatrado por muchas generaciones de jóvenes dispuestos a romper con todas las reglas de la sociedad y dispuestos a no ponerse ninguna clase de límites. Y si los Stones son vistos así, si representan eso, es principalmente por la figura de su lead guitar Keith, que junto con Mick formaron una sociedad que cambió los cimientos de la música para las siguientes décadas, expandieron el fenómeno del rock hasta cotas impensables y abrieron las puertas de lo que luego serían géneros mas duros en el mundo del rock.

El dúo Jagger/Richards ha firmado una lista inagotable de hits en los últimos 50 años, canciones caracterizadas por las letras y voz de Jagger, que si por algo será recordado es por su capacidad de representar el rock & roll en un escenario, el auténtico showman, y por el juego de guitarras que siempre ha protagonizado Richards junto con el segundo guitarrista de la banda, el cuál ha ido variando a lo largo de los años, las conversaciones que han tenido esas dos guitarras a lo largo de los numerosos discos del grupo han creado una manera de interpretar rock & roll.

Pero en muchos de esos éxitos, el sello de identidad lo marcan los riffs de guitarra con el que Richards los presentó, los riffs de guitarra gracias a los cuales las canciones son mundialmente famosas y han pasado a la posteridad.

A mediados de los 60 y cuando los Stones pasaron de ser un grupo de versiones que firmaban alguna canción suelta a ser un grupo que componía los temas de su repertorio, Richards despuntó sobremanera con esa faceta de riffman en temas como “Heart of Stone” una arrolladora balada soul, “The last time” de una frescura juvenil arrebatadora, “Get off of my cloud” un poco plagio de “Twist and shout” y sobre todo “Satisfaction” que pasaría a la historia como el riff más famoso del rock. Richards lo escribió de manera espontánea durante una gira americana, se despertó en mitad de la noche en un hotel de Florida, agarró la guitarra, se le ocurrió y se volvió a la cama.

Entre finales de los 60 y principios de los 70 los Rolling recorren a toda velocidad y sin frenos sus años más intempestivos y alocados, pero para muchos, entre los que yo me encuentro, ahí se encuentran sus mejores años y sus mejores discos. En esa época Keith nos deleita con unos cuantos riffs que quedarán como los mas golfos de la banda: repetitivo en “Mother`s little helper”, callejero en “Street fighting man”, histórico en “Jumpin´ Jack Flash”, genial en “Gimme shelter”, rockero en “Brown sugar” y potentes en “Bitch” o “Rocks off”.

Antes de que los Stones se convirtieran en cuarentones y empezaran a rebajar su nivel musical tuvieron tiempo para protagonizar escandalosas giras, discos referencia y hits archiconocidos. En esos años el carismático Ketih Richards nos deja riffs mágicos: en “Doo Doo Doo Doo (Heartbreaker)” seco y compacto, genuino en “If you can´t rock me”, puro stoniano en “It´s Only rock & roll”, básico en “Hot stuff”, rocanrolero en “Respectable”, suave y delicado en “Beast of burden”, inquietante en “Slave”, melódico en “Waiting on a friend” y electrizante en “Start me up”.

Las últimas décadas en los Rolling Stones han rotado en torno a giras mastodónticas pensadas mas que nada para hacer caja, ya que no ofrecen mucha novedad, y discos espaciados en tiempo, en este extenso periodo cabe destacar riffs calientes como en “Harlem suffle”, marchosos como en “Mixed emotions”, enérgicos como en “I go wild” o misteriosos como en “Baby break it down”.

Mr. Keith Richards un guitarrista que ha bebido de las aguas del blues y del rythm and blues y ha escrito unos cuantos de los riffs más famosos en la historia del rock, sin lugar a dudas uno de los grandes de las seis cuerdas, genio y figura.
por Caarte.