jueves, 29 de septiembre de 2011

God´s away on business, Tom Waits apocalíptico

Aparece un hombre con pinta de vagabundo.

Se pasea por estrechos pasillos de pintura desconchada,

y entre globos negros y pompas de jabón gruñe:

Dios no está, está ocupado.

Y pertrechado con un bastón, sin dejar de mirarme, añade:

Dios está de viaje de negocios, aquí no, al otro lado.

Y cada una de sus palabras me golpea casi físicamente.

Es un espantapájaros humano que jueguetea con su sombrero,

que ignora a los cientos de pavos reales que le rodean,

y maldice: el mundo lo gobiernan asesinos, ladrones y abogados.

El barco se hunde, y desenterrar muertos también es un trabajo.

Y él les da la voz perfecta a los que han perdido,

y su voz es su instrumento, y es óxido, y a la vez es llanto,

y son todas las emociones de los que alguna vez naufragaron.

Y susurra: Dios no está, y sin embargo, aquí estoy yo para apoyaros.

Pero él sabe bien lo que es sobrevivir mientras el mundo cruje,

y como a todos los que volvieron del otro lado nos lo creemos.

Y esa esperanza, esa victoria, ese pulso que ganó, no se canta;

Se RUGE.

Y mi hija me pide que lo vuelva a poner, intuye que allí hay algo,

Grita: ponme al león!, y a veces lo dudo, pero lo hago.

Y aumentando la sonrisa en el reflejo del cristal lo imito, y ladro.

No sabe que su grandeza no es la del león, es la del perro mojado.

Por Berto Alvarez (Colaboración)


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