Hay artistas, grupos o cantantes que se tiran 30 años haciendo lo mismo para el mismo tipo de público y hay otros, que son los que realmente merecen la pena, que evolucionan y adaptan su obra a sus nuevas inquietudes, acordes estas últimas con el paso del tiempo y con los años que van cayendo en el calendario particular del creador en cuestión.
Loquillo es uno de estos, en los 80 le tocó ser un rockabilly rebelde que dio mucha guerra y mucho que hablar y junto a los Trogloditas formó una de las bandas de mayor repercusión en el panorama español, ahí está su trabajo para re-escucharse cuando se tengan ganas de quemar rueda, pero esa época ya pasó y aquél chico duro ha dado paso a este elegante cantante, lleno de madurez y saber estar, Loquillo se ha convertido en un auténtico sibarita de la canción, sus trabajos desprenden mucho savoir faire, un exquisito gusto por las cosas bien hechas, un refinamiento en el sonido y en las letras que no son muy comunes hoy en día.
“Su nombre era el de todas las mujeres” es el tercer trabajo de Loquillo musicando poemas de otros. Si en “La vida por delante” (1994) y en “Con elegancia” (1998) cantó por Benedetti, Gil de Biedma, Octavio Paz o Borges entre otros, en este nuevo trabajo se centra por completo en el académico Luis Alberto de Cuenca.
Cuando uno escucha el disco respira perfección por los cuatro costados, o mejor dicho por los cuatro pilares sobre los que descansa el trabajo: los irónicos y bellos poemas de Luis Alberto de Cuenca, la maestra y pausada música de Gabriel Sopeña, la limpia y elegante producción de Jaime Stinus y la inconfundible, cálida una veces y desgarradora otras veces interpretación de Loquillo.
El disco comienza con “Political incorrectness” y “Nuestra vecina” donde el dúo de Cuenca-Loquillo se muestra más desenfadado y humorístico, el disco avanza y te encuentras con joyas de una sutileza extrema, “La noche blanca”, “Cuando vivías en la Castellana” o “Farai un vers de dreyt nien” contienen versos de un nivel insuperable donde podemos encontrar al de Cuenca más romántico y apasionado. “La malcasada” o “Su nombre era el de todas las mujeres” son excelentes temas que completan este trabajo de diez cortes donde la mujer es el eje central y la auténtica protagonista.
Esperemos que Loquillo siga en el futuro teniendo tan buen gusto eligiendo poetas e interpretándoles y es que para realizar este tipo de discos aún le queda toda una vida por delante, sólo necesita poemas, teatros, trajes negros y su inconfundible voz.
“Farai un vers de dreyt nien”
Sobre ti, sobre mí
sobre el infierno y sobre el paraíso
de nuestro amor,
sobre el milagro inútil
de haberte conocido y el abismo
de haber viajado al alba y al crepúsculo
con un monstruo tan dulce y tan dañino,
sobre la huella que dejó tu cuerpo
en mi cama y en todos mis sentidos,
sobre el vestido negro ribeteado
de encaje con que andabas por el filo
de la traición, sobre tu piel tan blanca
y sobre el tiempo que yo perdí contigo…
Sobre todas las cosas que anteceden
y sobre nada
(¿acaso no es lo mismo?)
escribiré un poema, recordando
la canción de Guillermo,
con el frío de la distancia
y con la sensación
de no haberlas vivido.
Por Caarte.
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