Y por fín llegamos al pódium final, los tres “mejores” álbumes de este maravilloso lustro en el cúal la juventud tomó las riendas de su futuro, tres discos históricos, maravillosos y colosales, tres discos que dentro de otros cincuenta años seguiremos deseando escuchar una y otra vez.
3º Pet Sounds (The Beach Boys): si hubo un grupo al otro lado del Atlántico que rivalizó con los adorados Beatles ese no fue otro que los Beach Boys, y si así fue se debió principalmente a su obra magna “Pet Sounds” (1966). El grupo llevaba años copando las listas de éxitos con sus diferentes trabajos con un pop surfero facilón y comercial, entonces apareció este álbum que todo lo cambió, su éxito comercial inicial fue modesto pero la crítica y la historia lo alzaron como uno de los mejores discos jamás publicados.
El genio creativo de todo ello era Brian Wilson, relegando a sus hermanos y demás componentes del grupo, entre ellos un primo, a un papel de meras comparsas. Brian Wilson quedó profundamente impresionado por el “Rubber Soul” (1965) de los Beatles por su cambio de estilo y su alejamiento de las formas más simples del pasado, ello le sirvió de estimulo y de acicate para crear el “Pet Sounds”. Se encerró durante meses en el estudio de grabación con la única ayuda de un publicista que contrató para que le ayudara con las letras (Tony Asher) y se puso a trabajar en todos los temas de su obra maestra. El cambio de estilo fue radical y desconcertó tanto a público como al resto de la banda, ya no había más chicas, playas y coches, habían dado paso a una introspección dramática y decadente debido claramente a las experiencias de Wilson con el LSD.
Brian Wilson escribió, arregló y produjo todo el disco, llegando a unas cotas de perfeccionamiento nunca antes visto, cuando el resto del grupo llegó al estudio él ya tenía partituras para cada uno de ellos, y su trabajo con las armonías vocales (excelsas en todo el disco) llegó a desesperar al resto de miembros de los Beach Boys ya que hacía repetir infinidad de veces las tomas hasta conseguir el sonido y tonos perfectos. Llegó a contratar a cuarenta músicos profesionales para que lograran el resultado sónico pretendido en cada momento. Todo ello mereció la pena porque regaló a la humanidad una obra imperecedera. Un disco que crece a medida que el oyente se detiene a escuchar todos los matices que viven en su interior: multitud de instrumentos, perfectas armonías vocales y grandiosas melodías.
El disco se abre con el genial tema: “Wouldn´t it be nice”, una de las mejores canciones jamás compuesta por Wilson, una espléndida presentación del “Pet Sounds”, una canción con fuerza y juegos de voces sensacionales y una melodía memorable.
El disco está lleno de canciones melancólicas con delicadas instrumentaciones como “You still believe in me”, “Don´t talk (Put your head on my shoulder)” o “I´m waiting for the day”. En el disco no hay temas de relleno y así lo demuestran cortes como “I know there´s an answer”, “Here today” o “Caroline No”, pero donde el talento de Brian Wilson explota definitivamente es en “God only knows”, una de las mejores canciones jamás escritas, cualquier definición sería una burla ante esta perfecta composición. Brian Wilson empezaría a tener problemas mentales y se obsesionaría con la búsqueda del disco perfecto, sin saber que ya lo había logrado. Gracias Brian.
2º Tommy (The Who): liderados por el carismático guitarrista de la banda (Pete Townshend), este grupo británico había ido evolucionando desde el rock mod al álbum conceptual, y desde este último a la ópera rock. Townshend necesitaba más y más espacio para desarrollar todo su talento como compositor y todo se le quedaba pequeño. Con “Tommy” (1969) daba rienda suelta a toda su inspiración y daba a luz a su proyecto más ambicioso y monumental. Esta predilección por la desmesura suponía un anticipo de lo que iba a ser la siguiente década donde iban a proliferar las óperas rock así como los temas largos procedentes del rock progresivo o sinfónico.
“Tommy” narra la historia de un niño en el cuál Townshend refleja su cara más oculta. Siguiendo el más puro desarrollo de una ópera, el disco expone la evolución del personaje mediante un sin fin de canciones, muchas de ellas magistrales. El disco empieza con una obertura instrumental como las óperas clásicas, algo que se repite a mitad del disco con su “Underture” de más de 10 minutos. Durante el apabullante álbum hay fraseos musicales que van y vienen dando uniformidad y coherencia al concepto del disco, piezas instrumentales una vez más y una lista innumerable de hits que hacen de este disco una auténtica joya.
“Christmas” es un temazo que tendría cabida en cualquier disco así como “The acid queen”, “Pinball wizard”, “Go to the mirror” o “We´re not gonna take it”, todos ellos genialmente entrelazados por piezas puentes o extraordinarias canciones de breve duración.
Sin duda alguna una de las mejores óperas rock jamás escrita y uno de los discos con un lugar reservado en el olimpo de la música rock.
1º Blonde on Blonde (Bob Dylan). Empezó a darse a conocer a principios de década y se erigió como el rey absoluto del folk estadounidense, con él creció la lírica hasta extremos jamás vistos anteriormente, su guitarra acústica se convirtió en bandera de las reivindicaciones sociales americanas. A mediados de los 60 provocó un cataclismo de proporciones antológicas al electrificar su música, influenciado por los discos de los Beatles, algo que le valió las más desaforadas críticas aunque de esa época sean sus mejores discos o la mítica “Like a rolling stone”, para muchos la mejor canción jamás escrita. Y en esas estábamos cuando Dylan volvió a dar un giro más de tuerca al universo musical grabando el primer disco doble de rock de la historia. “Blonde on Blonde” (1966), 71 minutos y 14 canciones de exuberancia poética, de surrealismo lírico, de blues,folk y rock apabullante.
El álbum se abre con la circense “Rainy day women 12 & 35”, un retrato irónico de la sociedad del momento y los poderes reinantes. A este contundente comienzo le sigue un blues de raíces auténticas donde Dylan observa: "Well, the room is so stuffy/I can hardly breathe/Ev´rybody´s gone but me and you/And I can´t be the last to leave/I´m pledging my time to you/Hopin´ you´ll come through,too". Magnífico blues que tendrá su alma gemela un poco más adelante con “Leopard-skin pill-box hat”. Antes de llegar a ese punto del disco tenemos la gloriosa “Visions of Johanna” donde Dylan escribe una canción de amor bajo un prisma de lo más original ya que Bob nos relata y describe a su chica Louise desde todos los ángulos posibles y nos suelta en el estribillo que la protagonista no es ella sino esa otra gran desconocida de la que no sabemos nada más que su nombre: Johanna.
Así llegamos a la arrebatadora “One of us must know (Sooner or later)” una crónica de desencanto marital con un adictivo estribillo y unos redobles de batería no menos adictivos. El rock más comercial llega de la mano de “I want you”, una de sus canciones más sencillas y más buenas definitivamente.
Y tras este despliegue de registros coronado con infinidad de versos llegamos a las que podrían calificarse las dos mejores canciones del álbum doble: “Stuck inside of Mobile with the Memphis blues again” y “Just like a woman”. “Stuck inside…” es una canción épica de más de 7 minutos donde Dylan en sus 100 versos (muy de Dylan, las letras interminables) saca a la palestra en un genial ejercicio surrealista a los más variopintos personajes: el encolerizado abuelo, un seductor Shakespeare, el corrupto senador o el extraño Ruthie de la octava estrofa. Por su parte “Just like a woman” es una deslumbrante balada country/rock donde Bob Dylan traza una bella venganza a una mujer imaginaria: “She takes just like a woman, yes, she does/ She makes love just like a woman, yes , she does/And she aches just like a woman/But she does breaks just like a little girl”.
“Most likely you go your way (and I´ll go mine)” es una animada y despechada canción de amor, “Temporary like Achiles” es otro desesperanzador blues. “Absolutely sweet Mary” nos devuelve el buen pop de “I want you” y en “Fourth time around” nos encontramos con un folk marca de la casa.
Para cerrar esta obra magna tenemos "Obviously five believers", un blues pasado por un ritmo muy a lo “Subterranean homesick blues” y otro de los platos fuertes del disco: “Sad-eyed lady of the Lowlands”. Si su anterior disco “Highway 61 Revisited” lo había cerrado con la eterna “Desolation Row” de más de 11 minutos, esta vez repetía jugada y daba carpetazo al disco con una tiernísima balada inspirada en su primera mujer que también se alargaba hasta los 11 minutos, un enternecedor poema que por muy largo que sea le pedirías que siguiera durante todo el día.
Bob Dylan y uno de sus mejores álbumes sin lugar a dudas, Dylan y su explosión de versos riquísimos en matices, múltiples detalles, multitud de metáforas y un sin fin de situaciones y personajes. Irrepetible.
Por Caarte.
Grandes discos los tres!!! Mi debilidad por Pet Sounds creo que será insuperable. Por cierto, 'Good Vibrations' siguió a 'Pet Sounds' como preámbulo a 'Smile'. Un saludo
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