Lo advirtió el propio Nacho al dirigirse al público por primera vez: “van a ir subiendo unos amigos, a tocar canciones de amor y resistencia”. Y en eso consistió el concierto, en la combinación de la temática estrella del asturiano, el desamor, con la nueva tendencia del nuevo Nacho Vegas, el más implicado políticamente, como demuestran algunas de las canciones de su último EP, “Cómo Hacer Crac”.
Apareció en el Palau de la Música de riguroso negro, quizá como muestra de duelo por los clásicos de su repertorio que no sonaron en directo y que muchos echaron de menos. Debo decir que algo de miedo sí me daba presenciar un concierto reivindicativo en el que sonaran canciones tan flojas como “Dos Bandos”, pero en mi opinión creo que el asturiano acertó al tirar de versiones (embellecidas más si cabe por sus “amigos”) a la hora de enfrentarse a este tipo de temas de claro corte político.
Después de abrir el concierto con “Cuando te canses de mí” y “La Gran Broma Final”, dos de sus mejores temas pertenecientes a “La zona sucia” (con pequeño percance incluido al descolgarse la guitarra en medio de la actuación, solventado rápidamente por un ayudante mientras seguía cantando) sorprendió con “La Fiesta”, la primera de “Cómo hacer Crac” que interpretó. A continuación invitó a Raúl Fernández de Refree al escenario con quien, mano a mano, entregaron “Los dos gallos”, de Chicho Sánchez-Ferlosio, que sonó emocionante y eléctrica a la vez.
Antes de invitar a Fernando Alfaro (no habría estado mal que el de Albacete se marcara algún tema de su último trabajo, “La Vida es Extraña y Rara”), Nacho interpretó “Marquesita”, también de “Cómo hacer crac”, una de sus joyas intimistas totalmente alejada de cualquier sabor político. Ya con Fernando en el escenario sonó “En el pozo de María Luisa”, un tema perfectamente enmarcable en el proyecto Lucas XV que tiene Nacho con Xel Pereda, ya que se trata de una canción popular asturiana, un himno de los mineros.
Salió Alfaro del escenario y llegó el turno de la canción que da título al EP, “Cómo hacer crac”, antes de que sonara una de las perlas de la noche que Nacho ha incorporado últimamente en su repertorio en directo: “Hablando de Marlén” (de “Esto no es un salida”, qué joya de EP, por cierto). Aquí el asturiano dio una clase magistral de interpretación arropado por sus músicos que estuvieron perfectos a la hora de llevar el ritmo que la historia de Marlén requiere, hasta el trágico final.
A continuación se encadenaron tres temas con Mar y Alicia Álvarez, de Pauline en la Playa; la versión en bable de “El partisano”, del maestro Leonard Cohen (que a mi juicio, aunque sonó muy bien, fue demasiado festiva para lo que la historia describe), y “perplejidad” y “taberneros”, de “la zona sucia”, otros dos temazos que ganan con los coros de las chicas de Pauline, “que para eso están” ( Nacho dixit )
Le tocó el turno de subir al escenario al “último amigo” de Vegas; Roberto Herreros, y se atrevieron con el clásico “This land is your land”, de Woody Guthrie, aquí adaptada al castellano. A lo largo de la canción se fueron incorporando todos los participantes para acabar a lo “Mocedades” (otra vez, Nacho dixit ) y dar por terminado el concierto.
-“¿ya está?”, “¿apenas 12 canciones y ya se quieren ir?”, estos fueron los primeros comentarios que se oyeron a mi alrededor (aparte del “estás flipando ¿nooo???” que se me escapó a mí, claro.) Pues sí, la única nota negativa del concierto fue su brevedad. Todos, Nacho, sus músicos, los invitados, desaparecieron, dándonos tiempo a reclamar otra vez su presencia en los consabidos bises.
Después de los aplausos de rigor, apareció Nacho sólo, y guitarra en mano, nos brindó una de las más sentidas interpretaciones que se hayan visto del asturiano de la que para mí es su mejor canción: “Ocho y medio”, del “Desparezca Aquí”. El viernes no era el día propicio para desperdiciar el bis con la trillada “El hombre que casi conoció a Michi Panero” seguido de la desubicada “El Mercado de Sonora” y adiós, este concierto no era para eso. Tanto es así, que la sorpresa mayúscula de la noche fue, ya con sus músicos, concluir con “La noche más larga del año”, del mismo disco que la anterior, una composición cien por cien Vegas, de un dramatismo extremo, a la cual curiosa e inexplicablemente muchos seguidores no han prestado la necesaria atención. Soberbio broche a un concierto corto en canciones, que nos dejó a todos con ganas de más, aunque amplio en belleza y emoción, de impecable factura.
Una vez más, Nacho, fuiste breve, te extrañaremos, y hasta que te volvamos a ver, nos dolerá....
por Berto (colaboración).
fotografía: Miriam Robles.
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