miércoles, 5 de febrero de 2014

Rafael Berrio, artesano de versos perdidos

Rafa Berrio (Donostia, 1963) es perro viejo y lleva largo tiempo escribiendo canciones y tocándolas en pequeñas salas de Euskadi, pero es el Berrio de los últimos años el que ha encontrado al fin su seña de identidad, su lugar en el panorama musical español, el Berrio cantautor sin banda detrás es el que ha empezado a ganar incondicionales por todos los rincones del país.

Abanderado de una bohemia que ya no existe, Rafa podría ser un personaje de Émile Zola, es ese tipo de artista esclavo de su arte, una dedicación que le obliga a mal vivir, a recorrer los bares pensando en su musa y le condena a regresar a la cama de madrugada con una derrota más a sus espaldas. Su pasión es la literatura y la música, me atrevería a decir que esta última en segundo lugar. Le gusta releer los clásicos y las tertulias literarias, algo ya en desuso por desgracia. Sus textos son su gran aval, es sin lugar a dudas uno de los mejores letristas de la actualidad, es un auténtico poeta de la decadencia, de la nocturnidad y de la pereza. Sus textos no tienen la simpleza y claridad de su admirado Baroja sino que son de un barroquismo exquisito y ofrecen un abanico extensísimo de la lengua castellana. Cada palabra, cada verso tiene su sello y una identidad propia, es fácil vislumbrar que Berrio ha tenido que rebuscar mucho en el folio en blanco para hallar el verso definitivo. Sí, estamos ante un artesano de palabras, un artesano que moldea con mimo cada uno de sus versos para al fin lograr la obra perfecta.

Adentrarse en el mundo Berrio significa adentrarse en el Berrio interior y en el Berrio exterior, sus canciones son autobiográficas 100%, por un lado podemos encontrar declaraciones nostálgicas de su querida infancia y retratos de sus compañeros de bohemia y por otro lado nos podemos asomar a su inquietud más interna, su vacío existencial, su carácter por un lado perezoso y por otro pesimista. Berrio sabe desde siempre que la vida es la historia de una derrota y lo único que podemos hacer es bañarnos en los recuerdos de la infancia, única patria de la felicidad, y lamentarnos de la desgracia de la madurez.

Hasta ahora el donostiarra ha publicado dos discos en solitario, "1971" en 2010 y "Diarios" en 2013, cortados por un mismo patrón esperamos ya ansiosos el tercero que complete esta maravillosa trilogía. Discos intimistas, poesías cantadas con la voz nasal de Berrio y arregladas cuidadosamente con guitarra acústica, piano y conjunto de cuerdas, discos hechos para ser tocados en la intimidad de un bar a media luz y disfrutarlos la noche en que has perdido el trabajo o tu mujer se ha ido con otro.

Nos ha tocado vivir en una época donde niñatos guaperas que van a un programa de televisión llenan estadios y venden discos para aburrir y artistas de verdad se ven abocados a la intemperie de la fría noche, quizás sea mejor así y podamos seguir disfrutando de esos maravillosos bohemios malditos.

Por Caarte.
  

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