Antonio Vega (1957-2009) es uno de los grandes, es algo que está fuera de toda discusión, tanto público como crítica coinciden en elevar a los altares al madrileño dentro de la canción de autor . Sus canciones son composiciones únicas que en poco o nada se parecen a las de otros colegas, su estilo es una rara avis, canciones sin estribillo, otras con este cambiado en el lugar de la estrofa, lineas melódicas fascinantes etc...pero lo que nos ha traído hasta aquí es su faceta como poeta, algo que no ha sido resaltado en su justa medida. Antonio siempre ha sido un gran letrista aunque en su primera época, en Nacha Pop, sus letras tuvieran un carácter bastante juvenil y superficial,aún así encontramos buenos versos en esta su época más urbana. Con el paso de los años sus letras se hacen más maduras e intimistas, un Antonio más adulto y con muchas heridas de guerra se convierte en un magnífico poeta que cuida mucho todos sus textos, textos donde sus temáticas principales son: los elementos naturales de carácter poético, su añoranza por la infancia (tiempo en el que fue realmente feliz) y su mundo interior que le sirve de refugio ante los sufrimientos de la vida.
"La Hora del Crepúsculo" es el primer tema de su "Anatomía de una Ola" (1998) su tercer disco en solitario y el más intimista de toda su carrera, de hecho abrir un disco con un tempo tan lento ya es toda una declaración de intenciones.
Analizando la letra podemos decir que se trata de un poema contemplativo donde un Antonio ensimismado observa desde su atalaya interior los fenómenos de la naturaleza que le proporcionan paz y belleza: crepúsculo, atardecer, ríos, mar, eco, rocas...
Un auténtico poema cantado.
todo lo que vi
cuando el crepúsculo nos sorprendió
a la soledad y a mí
Barcas que mecéis
el atardecer,
con la cadencia de vuestro vaivén
soñé la paz que hallé
Dormidos en el abrazo de la Tierra mi vida y yo
y en la consulta al infinito
un camino recto hacia la luz
Pasajeras del cielo desperezad
el batir remolón de alas, ¡dad la señal!
Verterán los ríos agua dulce al mar
y el crepúsculo anunciará un nacimiento más.
Eco que antes fue
voz de humano ser
oscureció y así llegó hasta mí
un canto de mujer
Entonces comprendí que siempre estuvo aquí
la melodía de las rocas y el mar, soplo crepuscular
Soñando con el abrazo de la tierra, dormido en él
Yendo y viniendo entre mi mundo y el otro que de todos es
Pasajeras del cielo desafiad
a quien dude que esta es una historia real
Fue pasando el tiempo, aprendí a esperar
Hay crepúsculos que nunca nos sorprenderán.
Por Caarte
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