Estamos cogiendo la sana costumbre los creadores de este blog, junto con algún que otro buen amigo, de asistir a conciertos juntos para seguir creciendo con la música, previo paso por algún bar de alrededor para calentar motores, y posterior también, con la intención de comentar la jugada. Pues que siga la costumbre y se convierta en tradición.
Ninguno de nosotros sabía de la presencia de teloneros en el concierto, en mi opinión algo muy recomendable ya que te permite llevarte muy gratas sorpresas. Salen a escena un violín y cello eléctrico, tocan una intro y a continuación aparece el resto del grupo y suenan unos primeros acordes y riffs de guitarra que nos hacen girarnos y mirarnos entre nosotros, los tres pensamos los mismo, esto va a ser un gran descubrimiento. El sonido es similar a los mejores Arcade Fire metidos en un garaje, como unos Wilco muy influenciados por The Amps, Pixies y compañía. Aunque parezcan recién salidos del instituto se encuentran sueltos en escenarios como el Palau de la Música desgranando una a una las canciones de su hasta el momento único disco “A perfect trampolín jump”, con un bajista que encuentra el humor en la torpeza de palabras y hace soltarse a un público impactado ante el folk eléctrico grupal. Inmejorables cuando ese folk juguetea con el post-rock de los mejores Mogwai o Tortoise, cuando se reagrupan para empezar a distorsionar en unos bucles sonoros herederos de Yo la Tengo. Sorprendentes los madrileños en una para mi irreconocible versión de M.I.A, esplendidos en lo que es hasta el momento su más completa canción “I can´t solve your problems anymore”, tema que podría competir por la aparición en cualquier serie americana con los mejores temas de Death cub for Cutie o Centro-Matic.
Había unanimidad en nuestras opiniones, el listón esta alto para Standstill ahora. Pero nadie duda que Standstill están en un nivel superior a toda la música independiente que se hace en España. Han dado otro salto de gigante con la creación de ese disco conceptual, casi titánico que es “Adelante, Bonaparte”. La capacidad de reinvención de su música solo es comparable a lo que hacen Radiohead en cada disco. No puede ser en vano que se lleven tantos premios y formen parte de diversas exposiciones en ámbitos culturales totalmente distintos.
Siempre innovadores en la puesta en escena, ya sacrificaron todos los cánones de la acústica al tocar en una sala circular y con cúpula en favor de la integración con el público en la gira de Vivalaguerra. Esta vez acompañados por la Bonaparte ensemble, un conjunto con sección de cuerda de cuatro instrumentos y otra de vientos formada por tuba y trompeta, además Standstill añaden a las percusiones una batería extra, dos xilófonos… En definitiva, todo un lujoso concierto orquestado magníficamente. Solo de esta manera se puede reproducir sobre los escenarios la complejidad instrumental del disco, la cantidad de matices en sus pasajes.
Salen a escena y Montefusco (hay apellidos que ya denotan en sí mismos cierta artisticidad) se sienta frente de un minúsculo órgano con el que interpreta “Todos de Pie”, abren el concierto con el mismo tema que se inicia el disco, en penumbra, se afilan los sentidos, se agudiza el oído, se fija la vista, esto va a ser un espectáculo. Van desfilando uno a uno los cortes de “Adelante Bonaparte”, se te eriza el pelo con las notas y la voz nítida de Enric en “Cuando ella toca el piano”, llegan a la éxtasis musical que supone “Adelante Bonaparte I”, sin embargo, también incluyen varios temas de sus discos anteriores como la magnífica “Por qué me llamas a estas horas”, e incluso recuperan algún tema antiguo en inglés.
Acompañados siempre en escenario por su productor y arreglista Ricky Falkner, cerebro de la música catalana de los últimos años junto con Raül Fernández, este les aporta creatividad en la creación de ideas, pero también estabilidad encima del escenario. A estas alturas de su carrera los catalanes dominan todos los tempos, la calma y casi silenciosa de muchos de sus últimos temas pero sin renegar de su pasado metal demostrando dejarse ir hacia el ruido y la distorsión en la interpretación en directo.
Y es que, romper un silencio así, si tiene perdón.
Texto y fotografías por Ardemo
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