Pensar en Winston Churchill es a la vez recordar a uno de los políticos y estrategas más eminentes del siglo XX, pero también conmemorar a un personaje que destacaba por su rudo carácter y arisca personalidad. Y es que en tiempos en los que la política nos desgasta por discursos balbuceados por muñecos del guiñol, uno siente nostalgia al ver que, apenas hace 50 años, había presidentes que defendían realmente los intereses de sus conciudadanos, aún estando en oposición con los colegas del propio partido.
Y pensar en Churchill es también imaginarse este retrato, una cara fruncida con mirada penetrante, algo enfadada pero también inquisitiva. En definitiva, el espejo de su propio carácter. Entonces, ¿como se lo hizo el fotógrafo para sacar la esencia de tal personaje? Pues desmoronando los roles a los que Churchill estaba acostumbrado, es decir, rebajarlo a ser un ciudadano más, un inglés a quién se lo puede provocar sacándole, por ejemplo, el puro de la boca al que tan acostumbrado estaba. Y así lo hizo Yousuf Karsh, autor del retrato. En la sesión, viéndose incapaz de sacar de Churchill ese áspero carácter que había dado a conocer a todo el mundo, se decidió por provocarlo en lo más personal que conocía de él, el puro. Le pidió primero que no fumara pero, al negarse éste, se lo quitó repentinamente de la boca. Se colocó entonces detrás de la cámara y le sacó el retrato que a dia de hoy conoce todo el mundo.
Una decisión de lo más arriesgada pero a la vez increíblemente ingeniosa. Imagino al fotógrafo nervioso pero a la vez seguro, agarrando con firmeza este apéndice de Churchill y observando por el visor de la cámara la reacción que esperaba. Estoy segura que en este momento sabía que aquella imagen daría la vuelta al mundo para quedarse para siempre. Éste sentimiento de tener “la foto” eriza la piel a cualquier reportero profesional. Es el resumen de toda una vida, un carácter, una profesión y un contexto histórico, metido en una foto.
Vale decir que, a pesar de tener unos políticos que se diferencian de Churchill por su nula conexión con el pueblo, tenemos la suerte de vivir en democracia, así pues desde aquí animo a todo ciudadano ser partícipe de ella el próximo 20N.
Por Nona Codina (Colaboración)
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