Jueves 24 Noviembre, Barcelona. A veces menos es más.
La sesión de ayer nos demostró que, a veces, más no es mejor. Y así lo demostraron los grupos de escasos miembros y jóvenes como Pure X y Jeff The Brotherhood contra los más numerosos en componentes y entrados en años como The Pop Group o R. Stevie Moore.
Iniciamos la noche presenciando el set de Pure X. Aunque por motivos personales llegué una vez iniciado el concierto pronto me quedé asombrado que tan solo tres músicos fueran capaces de generar ese ambiente cósmico de post-rock, lo-fi o como queramos llamarlo aquellos que nos obcecamos en poner etiquetas. Un envoltorio de zumbidos y susurros metálicos, bases sintetizadas y mucha emoción. Atmosfera oscura y letras inentendibles muy al estilo de The Radio Dept. pero la acústica de La [2] les hizo un flaco favor al trio de Austin.
Tras unas cervezas a un euro (noventa céntimos exactamente, bendita sea esa calle), volvemos sobre nuestros pasos y subimos a Apolo a disfrutar del ruido grunge del dúo de Nashville, Jeff The Brotherhood. Si el miércoles Charles Bradley nos transportaba a la época dorada del soul y funky, ayer los hermanos Orral nos llevaban al mejor garage de los 90, como si Pavement, Nirvana y compañía estuvieran sobre el escenario, pero después de haber escuchado en exceso discos de Iron Maiden. Un despliegue de ruido bien afinado y limpio. Con solo una guitarra (de discutible diseño) y una batería llenaron de malaleche una sala entregada al ritmo encarnizado de riffs del guitarrista que animado por el público incluso se atrevió a tocar un tema con su guitarra en medio de la platea y rodeado de la multitud. Recordaron en los mejores momentos de su actuación a Dinosaur Jr. y Silverchair. El momento cumbre, los silbidos y melodía mezclados con ruido guitarrero del tema “Bone Jam” de su último álbum “Heavy Days”. Excelente.
Tras los americanos nos quedaba la curiosidad de ver a R. Stevie Moore. Alguno de los asistentes ya definió este inicio de festival como el de los abuelos traviesos, y Bradley el miércoles y Moore ayer solo hicieron que confirmarlo. Vestido con un pijama estampado, sudadera con gorro y pañuelo al cuello salía al escenario Stevie acompañado de su banda. Como si Daniel Johnston hubiera resucitado y poseído el cuerpo del allí presente el de Nashville ofreció un espectáculo donde no primó la coherencia musical precisamente. Desafinado y ruidoso en el peor sentido de la palabra, todo potencia pero sin control. Obviando la música hay que decir que se trata de uno de esos locos “genios” que por lo menos hay que ver una vez en la vida, aunque solo soportes veinte minutos del show, como fue nuestro caso.
Y por último, The Pop Group en Apolo. Los de Bristol se reúnen de nuevo para revivir en directo sus escasos dos álbumes de estudio de 1979 y 1980. Con una mezcla brutal de músicas que van del dub reggae al funk, pasando por el punk en horas bajas e introduciendo lo que en unos años sería el sonido Manchester, los ingleses no consiguieron animar a un público escaso que prefirió el show de Stevie Moore a la misma hora en La [2]. Tengo que reconocer mi aversión a reuniones de grupos “retirados” si estas no tienen más excusa que la económica como parecía el caso. Sonaron mal, no nos engañemos. La valentía en la cacofonía y saturación de sonidos en sus inicios, la violencia de su propuesta en aquellos años, el discurso político de aquel entonces no les ayudaron ayer en absoluto. Aunque en los primeros trazos se acercaban a unos buenos Smiths pero malsonantes y con un frontman demasiado grande y falto de estilo si lo comparas con Morrisey, poco a poco fueron dejando ver la escasez de compenetración y la falta de ensayos que no pudieron suplir con voluntariosidad sobre el escenario. El límite para un servidor y acompañantes fue cuando Mark Stewart tuvo que cantar papel en mano dos canciones para no errar en la letra. Hasta aquí hemos llegado… a casa.
Por Ardemo.
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