lunes, 28 de noviembre de 2011

Mis 10 preferidas de Nacho Vegas (2ª parte)

Tras el aperitivo del artículo anterior ahora vamos al solomillo: las mejores canciones de este bohemio asturiano. Quien no conozca a Nacho Vegas aquí tiene la excusa para adentrarse en su mundo y convertirse en un fiel seguidor.
5º El ángel Simón: emoción al máximo, Vegas le habla a su padre fallecido, sobran las palabras, todas las pone Nacho acompañado de una solitaria guitarra.

4º Me he perdido: canción dedicada a la que fue su pareja Cristina Rosenvinge, un medio tiempo muy Vegas que te atrapa desde el principio, música folk 5 estrellas. Vegas deja su habitual trascendencia a un lado en un magistral guiño cómico:” y ¿Qué te iba diciendo? Me he perdido”

3º El hombre que casi conoció a Michi Panero: un tema  de “Desaparezca aquí”, un folk muy agradable de escuchar dedicado a Michi Panero, el malogrado intelectual noctámbulo, hermano e hijo de los poetas Juan Luis Panero, Leopoldo María Panero y Leopoldo Panero respectivamente.

2º Ocho y medio: el Vegas más trascendental y enigmático nos regala una letra tan larga como personal acompañada solamente de la guitarra acústica de Nacho. Sencilla a la vez que genial estamos ante otra canción que podría durar tres veces más y seguiríamos impasibles llenándonos de la melancolía que Nacho Vegas le dedica a su perdido amor.

1º Cerca del cielo: inspirado en el montañero Juanito Oiarzábal Nacho Vegas compone una canción de una inspiración abrumadora donde el mundo de la montaña recibe un homenaje de una épica y una emoción indescriptible. Supongo que oír esta canción en la cima de un ocho mil debe ser algo mágico, nosotros nos conformamos con disfrutarla a nivel del mar y meternos en el papel del hombre que lucha contra sus fuerzas y su destino.

Por Caarte.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Primavera Club 2011 - Crónicas - Jueves.

Jueves 24 Noviembre, Barcelona. A veces menos es más.
     La sesión de ayer nos demostró que, a veces, más no es mejor. Y así lo demostraron los grupos de escasos miembros y jóvenes como Pure X y Jeff The Brotherhood contra los más numerosos en componentes y entrados en años como The Pop Group o R. Stevie Moore.

     Iniciamos la noche presenciando el set de Pure X. Aunque por motivos personales llegué una vez iniciado el concierto pronto me quedé asombrado que tan solo tres músicos fueran capaces de generar ese ambiente cósmico de post-rock, lo-fi o como queramos llamarlo aquellos que nos obcecamos en poner etiquetas. Un envoltorio de zumbidos y susurros metálicos, bases sintetizadas y mucha emoción. Atmosfera oscura y letras inentendibles muy al estilo de The Radio Dept. pero la acústica de La [2] les hizo un flaco favor al trio de Austin.

     Tras unas cervezas a un euro (noventa céntimos exactamente, bendita sea esa calle), volvemos sobre nuestros pasos y subimos a Apolo a disfrutar del ruido grunge del dúo de Nashville, Jeff The Brotherhood. Si el miércoles Charles Bradley nos transportaba a la época dorada del soul y funky, ayer los hermanos Orral nos llevaban al mejor garage de los 90, como si Pavement, Nirvana y compañía estuvieran sobre el escenario, pero después de haber escuchado en exceso discos de Iron Maiden. Un despliegue de ruido bien afinado y limpio. Con solo una guitarra (de discutible diseño) y una batería llenaron de malaleche una sala entregada al ritmo encarnizado de riffs del guitarrista que animado por el público incluso se atrevió a tocar un tema con su guitarra en medio de la platea y rodeado de la multitud. Recordaron en los mejores momentos de su actuación a Dinosaur Jr. y Silverchair. El momento cumbre, los silbidos y melodía mezclados con ruido guitarrero del tema “Bone Jam” de su último álbum “Heavy Days”. Excelente.

     Tras los americanos nos quedaba la curiosidad de ver a R. Stevie Moore. Alguno de los asistentes ya definió este inicio de festival como el de los abuelos traviesos, y Bradley el miércoles y Moore ayer solo hicieron que confirmarlo. Vestido con un pijama estampado, sudadera con gorro y pañuelo al cuello salía al escenario Stevie acompañado de su banda. Como si Daniel Johnston hubiera resucitado y poseído el cuerpo del allí presente el de Nashville ofreció un espectáculo donde no primó la coherencia musical precisamente. Desafinado y ruidoso en el peor sentido de la palabra, todo potencia pero sin control. Obviando la música hay que decir que se trata de uno de esos locos “genios” que por lo menos hay que ver una vez en la vida, aunque solo soportes veinte minutos del show, como fue nuestro caso.

     Y por último, The Pop Group en Apolo. Los de Bristol se reúnen de nuevo para revivir en directo sus escasos dos álbumes de estudio de 1979 y 1980. Con una mezcla brutal de músicas que van del dub reggae al funk, pasando por el punk en horas bajas e introduciendo lo que en unos años sería el sonido Manchester, los ingleses no consiguieron animar a un público escaso que prefirió el show de Stevie Moore a la misma hora en La [2]. Tengo que reconocer mi aversión a reuniones de grupos “retirados” si estas no tienen más excusa que la económica como parecía el caso. Sonaron mal, no nos engañemos. La valentía en la cacofonía y saturación de sonidos en sus inicios, la violencia de su propuesta en aquellos años, el discurso político de aquel entonces no les ayudaron ayer en absoluto. Aunque en los primeros trazos se acercaban a unos buenos Smiths pero malsonantes y con un frontman demasiado grande y falto de estilo si lo comparas con Morrisey, poco a poco fueron dejando ver la escasez de compenetración y la falta de ensayos que no pudieron suplir con voluntariosidad sobre el escenario. El límite para un servidor y acompañantes fue cuando Mark Stewart tuvo que cantar papel en mano dos canciones para no errar en la letra. Hasta aquí hemos llegado… a casa.
Por Ardemo.



jueves, 24 de noviembre de 2011

Primavera Club 2011 - Crónicas

El Grito del Halcón del Soul.

     Empieza el Primavera Club y desde Acabando con la Cultura intentaremos desgranaros los que en nuestra opinión sean los mejores conciertos y momentos de estos cinco días de música. Un elenco de grupos que a primer golpe de vista nos sorprende por su atrevimiento, pocos grupos consagrados, algunos revival, diversidad en el estilo musical y muchas buenas promesas que darán que hablar.

     El cartel del Primavera Club lo avisa de antemano, hay de todo y para todos. Y buena muestra fue el conciertazo que presenciamos ayer en la Sala Apolo. En nuestra opinión lo más destacado de la primera jornada. Charles Bradley es un tipo peculiar, ha pasado la mayor parte de su vida trabajando de cocinero por diferentes ciudades de EEUU y cantando solo como hobby. Ahora y a sus, nada menos que, 63 años triunfa como soulman de culto y vive en un sueño gracias a que un subsello de Daptone Records, cuna del soul moderno, decidiera publicar su álbum “No Time for Dreaming” hace apenas un año.

     Sobre el escenario el de Florida fue un torbellino, un frontman de lujo que hacia al publico mover sus caderas, cantar, pero a la vez reírse ante tremendo espectáculo. Su banda, un buen grupo de músicos todos blancos y con chaleco, le presentó como se le conoce en el ámbito musical con mucho acierto, “The Screaming Eagle of Soul”. Su voz desgarrada e infalible unida a un alma de showman al estilo James Brown fue todo un éxito. Sus bailes lascivos con toques de flamenco y un aire gay desataban comentarios y gritos continuos en Apolo. Estuvo delicado en el soul, divertido y arrebatador en el Funky, bailón y “sucio” en el R&B. Lo dio todo y disfruto como un novato, y es que lo es, a pesar de contar ya con 63 primaveras. Solo un pero a su concierto, se alargó y repitió en exceso en la presentación de la banda que le acompaño.

     Asistir a este concierto fue como trasladarse en el tiempo muchos años atrás, cerrar los ojos y escuchar a Ottis Redding, a veces Janis Joplin, y abrirlos para ver movimientos de James Brown o Michael Jackson.

El listón está alto… a ver quien lo supera.

por Ardemo.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Mis 10 preferidas de Nacho Vegas (1ª parte)

Nacho Vegas es a día de hoy la figura más representativa de una nueva hornada de cantautores españoles , cantautores que ya no son aquellos reivindicativos de finales de los 70 que luchaban por una sociedad más justa. Los tiempos han cambiado y en la sociedad del bienestar ya no hay cabida para textos de lucha social.

Nacho Vegas (Gijón 1974) empezó su carrera en solitario en el año 2000 tras abandonar su anterior formación, Manta Ray, como cantautor se música oscila entre la distorsión indie y el minimalismo más básico donde unos pocos acordes de guitarra acompañan a extensas letras, letras que están llenas de referencias culturales y que normalmente giran sobre cuestiones personales o existenciales.

Hasta ahora, aparte de muchos EP`s, ha dado fruto a 5 trabajos de larga duración en solitario: “Actos inexplicable” (2001), “Cajas de música difíciles de parar” (2003), “Desaparezca aquí” (2005), “El manifiesto desastre” (2008) y “La zona sucia” (2011) y 2 discos de colaboración: “El tiempo de las cerezas” junto a Bunbury (2006) y “Verano fatal” con Cristina Rosenvinge (2007).

Sus influencias pasan por Leonard Cohen y Bob Dylan, como no podía ser de otra manera, y también por artistas oscuros mas como Nick Cave o Tom Waits.

Sin más aquí esta nuestra selección, 10 canciones para enmarcar, muy representativas de lo que este pedazo de artista es capaz, espero que disfrutéis.

10º La gran broma final: perteneciente a su último trabajo “La zona sucia” en esta canción hace referencia de manera irónica a su coyuntural paso por el mundo de la prensa rosa tras su idilio con Cristina Rosenvinge. Una cadencia lenta y redundante, muy a lo Vegas, envuelve esta enigmática letra.

9º Días Extraños: tema que abre el disco a medias con Bunbury. El día a día de una relación disfrazada de canción de carretera, y es que una relación es eso precisamente, un largo viaje en carretera.

8º Cazador: otro tema de “El tiempo de las cerezas”, un tema bastante animado de carácter autobiográfico: El Nacho Vegas más salvaje y desarraigado: “Vivía igual que un cazador, en soledad, sin fe ni amor, mi presa siempre estaba al otro lado”.

7º Reloj son manecillas: bellísima letra que muestra al Vegas más melancólico y eso es mucho decir. Las drogas como vía de escape, como única posibilidad de alcanzar cierta luz y paz. Pertenece a su hasta ahora último trabajo “La zona sucia”.

6º En la sed mortal: Vegas en su máxima plenitud: ritmo hipnótico y letra densa. Esta canción podría no acabar nunca, en ella Vegas pide redención sobre todos sus pecados. Pensamientos inconexos de una borrachera cualquiera.

Por Caarte.
 

miércoles, 16 de noviembre de 2011

La 3ª de Gorecki, un profundo lamento

Henryk Gorecki nos dejó hace ahora un año y con él se fue uno de los compositores más representativos de lo que se ha llamado música minimalista. Nacido en 1933, Gorecki fue en su primera etapa un compositor vanguardista y experimental donde su música era atonal y llena de disonancias, más adelante, en los años 70 Gorecki abandona este estilo para adentrarse en unos cánones más clásicos y escribir música tonal. De esta segunda época es su obra más conocida, la tercera sinfonía o “Sinfonía de las lamentaciones” donde el tema central es el amor de madre, y el dolor de esta ante la pérdida del hijo o hija.

La sinfonía consta de 3 movimientos, todos lentos, siendo la duración normal alrededor de 50 minutos, 50 minutos de una profundidad y paz inigualable. Al escuchar esta obra te sumerges en un océano de calma que rara vez se embravece. La obra está compuesta bajo las premisas de armonías y melodías sencillas y lineales pero no carentes de una belleza extrema. Una soprano acompañada de orquesta son las encargadas de interpretar esta auténtica maravilla musical del siglo XX.

El primer movimiento es la mitad de la sinfonía en cuanto duración y en él la soprano pone voz a un texto del siglo XV inspirado en canciones religiosas de la época donde La Virgen María se despide de su hijo en la cruz.

Mi querido hijo, mi predilecto,
comparte las heridas con tu madre.
Ya que he sido yo, querido hijo, quien te ha llevado en el corazón
y quien tan fielmente te ha servido.
Háblale a tu madre para hacerla feliz,
pues ya me abandonas, dulce esperanza mía.

El segundo movimiento está basado en unas pintadas que se encontraron en una cárcel del sur de Polonia, exactamente en Zakopane, una localidad en medio de las montañas. En aquella cárcel los nazis aprisionaron a parte de la población polaca conquistada, y entre escritos de rabia y odio en esas paredes había unas frases que llamaron poderosamente la atención de Gorecki, fueron escritas por una joven de 18 años (Helena Wanda) que lejos de sentir enojo e impotencia ante su situación lo que hizo es mostrar compasión y acordarse de su madre que era la verdadera sufridora de su desgracia.

Mamá, no llores, no.
Inmaculada Reina de los Cielos,
Apóyame siempre.
Ave María, llena eres de gracia.

Gorecki envuelve este movimiento con lo que quiere ser el viento que reina en aquellas montañas. Realmente conmovedor.

Para el tercer movimiento Gorecki echó mano de una canción popular polaca que hace alusión a una madre que llora desconsolada la pérdida de su hijo en la guerra allá por 1920. La carga emotiva de las palabras de la madre a Gorecki le parecieron dignas de una auténtica poetisa por lo que no dudó en incluirlas en su sinfonía.

Oh cantad para él,
pajarillos cantores de Dios
porque su madre
no puede hallarlo.

Y vosotros, florecillas de Dios,
floreced a su alrededor
para que al menos mi hijo
pueda disfrutar soñando.

Una sinfonía llena de ternura, hondura y sosiego que te arranca del bullicio cotidiano y te transporta a un estadio superior de verdadera paz.

Por Caarte.

sábado, 12 de noviembre de 2011

El provocado Winston Churchill

Pensar en Winston Churchill es a la vez recordar a uno de los políticos y estrategas más eminentes del siglo XX, pero también conmemorar a un personaje que destacaba por su rudo carácter y arisca personalidad. Y es que en tiempos en los que la política nos desgasta por discursos balbuceados por muñecos del guiñol, uno siente nostalgia al ver que, apenas hace 50 años, había presidentes que defendían realmente los intereses de sus conciudadanos, aún estando en oposición con los colegas del propio partido.

Y pensar en Churchill es también imaginarse este retrato, una cara fruncida con mirada penetrante, algo enfadada pero también inquisitiva. En definitiva, el espejo de su propio carácter. Entonces, ¿como se lo hizo el fotógrafo para sacar la esencia de tal personaje? Pues desmoronando los roles a los que Churchill estaba acostumbrado, es decir, rebajarlo a ser un ciudadano más, un inglés a quién se lo puede provocar sacándole, por ejemplo, el puro de la boca al que tan acostumbrado estaba. Y así lo hizo Yousuf Karsh, autor del retrato. En la sesión, viéndose incapaz de sacar de Churchill ese áspero carácter que había dado a conocer a todo el mundo, se decidió por provocarlo en lo más personal que conocía de él, el puro. Le pidió primero que no fumara pero, al negarse éste, se lo quitó repentinamente de la boca. Se colocó entonces detrás de la cámara y le sacó el retrato que a dia de hoy conoce todo el mundo.

Una decisión de lo más arriesgada pero a la vez increíblemente ingeniosa. Imagino al fotógrafo nervioso pero a la vez seguro, agarrando con firmeza este apéndice de Churchill y observando por el visor de la cámara la reacción que esperaba. Estoy segura que en este momento sabía que aquella imagen daría la vuelta al mundo para quedarse para siempre. Éste sentimiento de tener “la foto” eriza la piel a cualquier reportero profesional. Es el resumen de toda una vida, un carácter, una profesión y un contexto histórico, metido en una foto.

Vale decir que, a pesar de tener unos políticos que se diferencian de Churchill por su nula conexión con el pueblo, tenemos la suerte de vivir en democracia, así pues desde aquí animo a todo ciudadano ser partícipe de ella el próximo 20N.

Por Nona Codina (Colaboración)

domingo, 6 de noviembre de 2011

“Los desnudos y los muertos” de Norman Mailer

Norman Mailer (1923-2007) fue una de los hombres de letras más influyentes en la América del siglo XX, no sólo por ser un gran novelista sino también por ser una de los periodistas más reputados así como guionista de relumbrón e incluso cineasta. Sus opiniones políticas (entre la izquierda y el conservadurismo más rancio) y su particular estilo de periodismo literario le convirtieron en un periodista de referencia.

Como escritor en él se produjo un hecho que no suele ser muy habitual, alcanzó su cima literaria con su primera novela (Los desnudos y los muertos) y a la temprana edad de 25 años, en este libro Mailer desgrana las experiencias vividas por él mismo en el ejército durante la 2ª guerra mundial cuando Estados Unidos se incorporó a la contienda tras el ataque japonés a Pearl Harbor.

El libro nos sitúa en Anopopei, una pequeña isla del Pacífico donde los americanos deben de tratar de liquidar a los japoneses, en este contexto Mailer desarrolla el día a día de la guerra, tanto en el campamento como en el frente.

Norman Mailer se apoya en todos sus protagonistas, ya que se puede hablar que estamos ante una novela coral, para hacer un profundo análisis de la sociedad americana de la primera mitad del siglo XX, de hecho el libro tiene saltos en el tiempo que el autor aprovecha para desarrollar un perfil individual de cada personaje y mostrarnos la vida de cada uno de ellos hasta el momento presente de la campaña en el Pacífico.

Aparte de mostrarnos los distintos estratos sociales de la sociedad estadounidense y de sus papeles en el ejército, Mailer teje magistralmente los perfiles psicológicos de cada personaje y de cómo estos se enfrentan a las situaciones a los que la guerra los expone. La crueldad, la falta de crepúsculos, la lucha moral interior describen la guerra con un realismo impresionante, también nos traslada a esa época los prejuicios sociales de los soldados así como el machismo o cómo la religión les provoca conflictos interiores.

La novela consta de casi 700 páginas donde también encontramos mucha táctica militar en manos del general Cummings y una descripción increíble de la dureza tanto física como psicológica a la que los soldados deben hacer frente, llegas a sentir realmente lo que es la extenuación humana en su grado máximo, por otro lado Norman Mailer nos hace ver como el ser humano es una simple marioneta en los brazos del poder y como las vidas humanas pasan a ser meros instrumentos de la alta política.

Libro muy recomendable para los amantes de series como “The Pacific”, “Band of brothers” o películas como “Salvar al soldado Ryan” y demás largometrajes del mismo género ya que “Los desnudos y los muertos” es una de las novelas más logradas de la 2ª guerra mundial así como una de las novelas más importantes de la literatura americana del siglo XX.

Por Caarte.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Mis 10 preferidas de Andrés Calamaro (2ª parte)

Seguimos con la lista de canciones preferidas de Calamaro, una labor extenuante y dolorosa ya que uno en vez de disfrutar de las canciones seleccionadas lo que hace es sufrir por las canciones descartadas.

5º La parte de adelante: uno de los himnos del grandioso “Honestidad brutal”, una magnífica letra que es acompañada de un tiempo in crescendo, te da la sensación que Andrés se podría tirar haciendo metáforas hasta hacer una canción sin fin. Calamaro en estado puro!

4º La libertad: tras “El salmón” Calamaro dejó su etapa más fructífera y genial pero aún así ha seguido regalándonos discos con un nivel medio bastante aceptable. En “El Cantante” (2004) se mezclan versiones de clásicos con canciones bastante conocidas, pero a mi parecer hay una que sobresale por encima del resto, esta auténtica oda a la Libertad, esa dama por la que muchos luchan en el mundo y otros no saben apreciar.

3º Mi rock perdido: el Calamaro más gamberro, el más juvenil, el más rocanrolero. Dentro de “Sin documentos” esta canción nos invita a saltar, revolcarnos por el suelo y celebrar que nos gusta el rock mientras Andrés persigue la canción perfecta.

2º Crimenes perfectos: “Alta suciedad” (1997) fue el estreno en solitario de Calamaro tras la disolución de Los Rodriguez, un disco asombroso lleno de elegante rock y ritmos latinos. “Crímenes perfectos” es una balada perfecta llena de melancolía y desgarro. El dolor de la soledad y la tristeza de la ruptura pintan este temazo que ya es un clásico aunque no haya tenido la publicidad que otras canciones, se puede decir que se ha llegado a ese estatus por méritos propios.

1º Flaca: ritmo de batería, inolvidable riff de trompeta y entra la voz de Andrés cantando “Flaca no me claves tus puñales…”, sencillamente genial, suave estribillo , estrofa del mejor Calamaro, un viaje al centro de la genialidad de este ilustre argentino, vuelve el riff de trompeta para despedir esta canción de hace 15 años que será recordada dentro de otros 15. Que suene una y otra vez!

Por Caarte.