miércoles, 28 de noviembre de 2012

VERANO de J.M. Coetzee

Una Nueva Visión de una Autobiografía.
 
 
     El Nobel sudafricano abre nuevos caminos literarios con Verano, que supone la tercera parte de su autobiografía ficticia junto a Escenas de una Vida de Provincias e Infancia y Juventud. Fue nombrada novela del año de 2010 por Babelia, suplemento sobre literatura de El País.
     Es una novela ingeniosa y Coetzee se muestra juguetón y creativo en el estilo y en la idea de lo que una nueva visión de una autobiografía puede ser. Imagina que está muerto y que un biógrafo está tratando de reconstruir cómo era su vida en la época en la que escribió sus dos primeros libros, Tierras de Poniente y En Medio de Ninguna Parte, entre 1971 y 1977. El biógrafo tiene que trabajar con sólo unos fragmentos de memorias; algunos quizá no son fiables y con toda seguridad subjetivos, de modo que parte en busca de personas que conocieron a Coetzee en aquellos años y les entrevista.

     El libro consta de siete capítulos, de los cuales cinco son conversaciones con personas que conocieron al supuesto difunto escritor. El texto está redactado en forma de transcripción de dichas entrevistas con esos cinco individuos. El artificio que usa el autor es el de crear un joven biógrafo inglés, Vincent, que recaba datos sobre el periodo que transcurre entre 1972 y 1975 de la vida de John Coetzee, célebre escritor galardonado con el Premio Nobel y fallecido en Australia. Así tenemos diversos puntos de vista, anécdotas y sensaciones sobre la personalidad del sudafricano. Empezando por Julia que habla del escritor pero su ego le hace centrarse más en su propia vida, y en sus vaivenes matrimoniales que la llevan hacia esa relación erótica anti-romántica con John, a Margot, personaje de la familia que prefiere escuchar de boca del biógrafo su propio relato y su amor hacia Coetzee, en tercer lugar a Adriana quizás el personaje con más peso y más característico y fuerte que nos ofrece una nueva visión del escritor desde su odio y prejuicios en su narración, Martin, que compitió con él por un puesto de profesor en la universidad y finalmente a Sophie la más condescendiente con el autor.  Las cinco entrevistas se abren y cierran con unos Cuadernos de Notas del supuesto John Coetzee correspondientes a esos años.
 
     De esta manera camufla una autobiografía donde repasa su vida en los años setenta a través de unos pocos hechos cruciales. Se describe en boca de estas personas (especialmente las mujeres, que se postulan implacables con él) como alguien conmovedor, torpe y solitario, incluso huraño. Viviendo en la pobreza con su padre, hace elogio de la vida simple y del trabajo manual. Se presenta como un bohemio y con una visión romántica de la decadencia. Y a ojos de las mujeres de la novela como un mal amante, casi asexual y sin virilidad ni pasión.
     También cobra especial importancia el lugar donde se sitúa el relato. Sudáfrica, en la región solitaria e inhóspita de Karoo, y por otro lado en  Ciudad del Cabo. Coetzee se muestra muy crítico con el apartheid, con el racismo y las grandes diferencias entre las clases sociales en el país africano.
     A vueltas de nuevo con el tema la identidad. ¿Quiénes somos realmente? Decía Vila-Matas en uno de sus libros que por más que se empeñase en ser otra persona, a ojos de los demás acababa siempre siendo percibido como la misma persona. Él quería ser como Hemingway, pero no había manera, sus cercanos le veían no como él quería sino como realmente era. Y es que no somos más que la percepción del otro. Partiendo de esta idea Coetzee prefiere escribir su autobiografía desde la imagen que deja en el resto después de muerto, siendo así quizás la más fidedigna posible. Y como Vila-Matas, John Coetzee ama la mentira, el juego ficción-realidad, crea su muerte para visionar su propia existencia desde allí. Como si de unas memorias desde la ultratumba se tratasen.
     Quizás se podría considerar un ejercicio de exhibicionismo y cierta vanidad escribir una autobiografía, sin embargo, nada más lejos de la realidad en este caso donde Coetzee nos desnuda su interior sin paliativos. Ensalza sus flaquezas, sus frustraciones, su culpa, su no saber estar en el mundo. Lo que da como resultado una novela emotiva, sincera y profundamente honesta.

Por Ardemo.

lunes, 21 de mayo de 2012

Autumn Comets – Heliogábal, 13 Mayo.

    
     Es la tercera vez en la corta vida de este nuestro blog que dedicamos un artículo a los Autumn Comets. No vamos a negar que una de las razones sea porque sencillamente nos caen muy bien y son muy buena gente. Pero principalmente es porque desde aquella grata sorpresa que nos llevamos en el Palau de la Música los seguimos de cerca y continuamos pensando que se trata de un grupo que debería dar mucho que hablar en el futuro de la música indie hecha en España.
     En esta ocasión había varias excusas para desplazarse a Barcelona y ofrecer un bolo a un horario curioso pero muy interesante y agradecido para aquellos que tenemos descendencia. A la una del mediodía y tras unos vermuts y cañas parecía un buen momento para disfrutar de un buen directo. El lugar, Heliogábal, un local respetado por sus directos entrañables en petit comité donde es difícil no estar en primera fila pero que quizás su acústica no se presta a tal despliegue sonoro y riqueza en matices como los madrileños nos ofrecen habitualmente en sus conciertos. Una de estos pretextos del show era presentarnos temas de lo que será su nuevo álbum. Y así abrieron con dos nuevos cortes,  ”This Is for Everything” y “Snakes at 3:00 A.M.”, demostrando un pequeño giro en su música, una vuelta de tuerca a su lado más ruidoso, de bucles y estados hipnóticos al más puro estilo Explosions in the Sky o Mogway pero sin perder de vista las letras y jugando a mantenerse cerca de Wilco con ese sonido Americana. La acústica en estos dos primeros temas no fue la idónea pero a partir de aquí se ajustaron y fueron sobre ruedas, para ello les vino bien centrarse en tres temas consecutivos de su primer álbum que con certeza tienen más trillados y esto les dio confianza y les ayudo a perfeccionar el sonido al ambiente de un local tan pequeño. Encadenaron “The Day After Tomorrow” ( y este era otro motivo del concierto, el presentar el nuevo y delicioso videoclip del mismo dirigido y producido por John Scar de The New York Film Academy, U.S.A. y Colirio Films), con “Paper Planes” peculiar versión de M.I.A y siguieron con “Deer”.
     Y después vino lo que en mi opinión fue el clímax del concierto, “Santa Teresa”, lo que creemos y casi sabemos será el primer single del nuevo largo. Una canción muy del estilo de los Comets con esos parones tan característicos, susurros de Julián y ruido, mucho ruido controlado. Un grandísimo tema. Después volvieron a “A Perfect Trampoline Jump” con “I Can't Solve Your Problems Anymore”. Y para acabar desgranaron dos cortes más del nuevo disco, “Plans” y “Baltimore”, esta última inspirada en The Wire y escrita por Pablo (batería) con frases sueltas de la propia serie.

     Teníamos ganas de material nuevo de la banda madrileña y lo que hemos escuchado de momento no decepciona en absoluto. Se muestra una evolución lógica hacia el post-rock, han ganado en contundencia y en solidez con el nuevo bajista y han enriquecido su música con una infinidad de capas sintetizadoras dotando a los bucles sonoros de multitud de matices. A su vez salta a la vista la cantidad de pedales y efectos en el suelo, algo que ya vimos llegado su momento en la evolución de grandes bandas como Radiohead o Wilco; ahí lo dejo caer...
     Este sábado día 26 a disfrutar de ellos otra vez en Barcelona en un mini-directo en acústico en la galería Mitte dentro de la programación del festival NOVA. También actuarán en el Primavera Sound en el escenario MySpace.
por Ardemo.
Fotos Esther n. Wamba

miércoles, 25 de abril de 2012

Carreteras Secundarias de Ignacio Martínez de Pisón

A veces, entre grandes clásicos, entre monumentales novelas, entre libros de los más grandes autores, cae en tus manos algún libro desconocido, sin la pomposidad de los anteriores, y a veces sí, te atrapa y te envuelve en una maravillosa historia y una deliciosa prosa. Este es el caso de “Carreteras secundarias” de Ignacio Martínez Pisón (Zaragoza 1960), uno de los escritores con mejor presente del panorama literario español. Llegué al libro como se llega a muchos sitios en la vida, por una recomendación en algún artículo perdido en la memoria, luego a esperado su momento en la librería de casa, donde otros muchos esperan su tiempo y su lugar, y una vez llegada su fecha no ha defraudado en absoluto, es más, me regaló unos días de excelente y apasionante lectura.

Felipe es el narrador de la novela, un adolescente de 15 años al que por culpa de su desastroso padre le ha tocado vivir una vida errante, de pueblo en pueblo, sin amigos, sin madre (fallecida al poco de él nacer) y sin perro (su gran ambición). Su anómala situación le ha forjado un carácter antisocial, odia a su padre, se avergüenza de él, de su incapacidad y de su ridícula fachada de hombre triunfador, odia a las novias de sus padres, a cuál más absurda y odia a los niños de su edad, mucho más inocentes y débiles que él.

Con un lenguaje muchas veces hilarante y otras veces lleno de emoción, Felipe nos narra las desventuras de padre e hijo, tratando de ganarse la vida con negocios ruinosos o pequeños timos que les conducen a una constante huída, sin un rumbo fijo, con el único objetivo de seguir on the road, en busca de un nuevo apartamento, una nueva playa, unos nuevos vecinos, un nuevo amanecer.

La vida pone a cada uno en su sitio y poco a poco Felipe va descubriendo que tras la vergonzante caricatura en la que se ha convertido su padre habita la persona más importante en su vida y el ser humano que sería capaz de hacer cualquier cosa por él, a fin de cuentas son padre e hijo y efectivamente tiene muchas más cosas en común con él de las que en un principio creía.

Un libro que invita a reflexionar sobre los avatares que nos depara la vida y el viaje interior que todos experimentamos mientras dura nuestra particular aventura en este mundo, un libro que nos ayuda a cuestionarnos las relaciones con nuestros padres e hijos, un libro donde al final triunfan los sentimientos y te sientes reconciliado con tu gente y contigo mismo.

Aquí pues queda mi positiva recomendación, si tienes unos días de vacaciones y necesitas una novela que te absorba las horas ya sabes que “Carreteras secundarias” te está esperando en tu particular estantería.

Por Caarte.

jueves, 15 de marzo de 2012

Historia del pop/rock: 1970-74 a través de 10 discos (3ª parte)

Terminamos el repaso a este lustro glorioso en que la música tomó conciencia de su grandeza y donde no existíeron los límites a las pretensiones de los músicos.

3º The Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spiders from Mars (David Bowie). Con sus tres discos anteriores “Space Oddity” (1969), “The Man Who Sold The World” (1970) y “Hunky Dory” (1971) David Bowie había conseguido hacerse un nombre y gozar de cierto éxito en el pop rock británico, en estos discos había tocado el pop, el rock, el folk y el glam, regalándonos canciones que pasarían a la posteridad: “Space Oddity”, “The width of a circle”, “The man who sold the world”, “Changes”, “Life on Mars?”, “Kooks” o “The Bewlay brothers”. Pero fue con este su quinto disco de estudio y con la creación de su alter ego “Ziggy Stardust” (una estrella de rock venida de Marte) donde Bowie alcanzaría el estrellato mundial y pondría la primera piedra de lo que sería su dominio musical de toda la década de los 70, período de tiempo que sería de una prodigiosa creatividad y un continuo cambio de estilo.

La portada del disco nos muestra a un David Bowie en una fotografía tomada en Heddon Street en Londres con una guitarra eléctrica a cuestas y coloreada a modo de comic que dotó a la portada de una fama y particularidad muy notable.

El álbum es uno de los referentes del glam rock tan en boga a mediados en los 70 pero dejándonos de excesivas etiquetaciones podemos decir que el trabajo es una genialidad de rock puro y fresco, nada se atisba de la megalomanía que reinaba en aquella época, es un disco de fácil escucha algo en clara contraposición con muchos de los trabajos del momento, este disco es rock directo, contundente, rock donde las guitarras marcan el paso y donde los riffs de Mick Ronson y un piano presente en muchos cortes dotan los temas de una personalidad propia. El disco sí tiene en común con otros de su época que se trata de un álbum conceptual donde se va narrando la historia de Ziggy Stardust en la Tierra y su intento de salvarla de la destrucción total.

Todos los temas tienen su magia y su punto de referentes de una época y un sonido, pero a modo de guía y con el propósito de facilitar el descubrimiento del disco a aquellos que tienen la mala suerte de no haber gozado de él vamos a resaltar aquellos cortes que consideramos indispensables en cualquier discoteca que se precie, los mejores de este álbum de 11 canciones.

“Five years” es un magnífico comienzo para este disco aunque no es impetuosa como se podría esperar, una guitarra acústica acompañada de unas soberbias cuerdas y un paso marcado de manera solemne por la batería conforman el paisaje idílico para que Bowie se desgañite. Ziggy anuncia a los habitantes de la Tierra que los recursos naturales se acabaran en 5 años.

“Starman” fue el primer single del álbum, y quizás la mejor canción del disco, un medio tiempo genial una vez más coloreado de cuerdas y guitarra acústica y eléctrica, Ziggy se erige como salvador del planeta.

“Lady Stardust” es la balada del disco, el piano es el protagonista del tema, Bowie sacaba a relucir su lado más sensual no sólo con la voz sino que hacía que Ziggy mostrara su ambigüedad sexual ya que se transformaba en un travesti.

“Ziggy Stardust” es rock & roll puro con el riff de Ronson dando comienzo al tema, una guitarra marca de la casa y que describen el sonido de Bowie de esos años mejor que nada. Es una de las canciones más famosas de Bowie sin lugar a dudas y junto con “Suffragette city” que le sigue narran el desenfreno de Ziggy y su espiral de drogas y sexo.

“Rock`n Roll suicide” cierra el disco, tras la apoteosis caótica del rock and roll de los temas anteriores aquí Bowie dibuja un tema in crescendo que muestra el declive final de las estrellas del rock que eran Ziggy Stardust y su banda The Spiders from Mars.


2º Sticky Fingers (The Rolling Stones). Este es el tercer disco de la tan aclamada época gloriosa de los Stones que engloba “Beggars Banquet” (1968), “Let It Bleed” (1969, “Sticky Fingers” (1971) y “Exile On Main Street” (1972). El tiempo ha dictado que la cima del grupo se produce con “Exile…” pero nosotros elegimos el “Sticky Fingers” por ser un disco mucho más conciso y apabullante que el otro. Mientras “Exile…” es un doble álbum mastodóntico con numerosos estilos musicales y muchas canciones descartes de anteriores discos “Sticky Fingers” es excelente desde el primer al último tema, diez canciones de puro rocanrol, blues y toques country .

Estamos en la etapa de mayor desenfreno de la banda, los escándalos, el sexo, las juergas y las drogas eran el día a día del grupo, sobre todo de Keith Richards que pasaba por su mayor momento de adicción a la heroína, algo que sorprendentemente no influyó en la música del grupo que, todo sea dicho, se apoyaba en el liderazgo de Jagger, la sensatez de Watts y en el apoyo que aportó a Richards la guitarra de Mick Taylor, sustituto del fallecido Brian Jones. Cabe señalar que en el disco aparece por primera vez el famoso logotipo de la lengua obra de John Pasche y también que la provocativa portada fue un diseño de Andy Warhol: unos tejanos ceñidos marcando paquete que en su formato original contenía una cremallera real que podía bajarse y subirse.

El disco se puede considerar el más salvaje de los Rolling Stones tanto por sonido como por temática, los textos son bastante oscuros y llenos de referencias al sexo y al abuso de las drogas.

El lp se abre con la exitosa y frenética “Brown sugar”, uno de los riffs más conocidos de Richards concede identidad a un rock marca de la casa, una acertadísima manera de abrir un disco de los Stones. A esta le sigue “Sway” donde las guitarras ganan en poderío y suenan apabullantes junto con los coros del estribillo que son gloriosos.

A la tercera llegamos a “Wild horses” posiblemente la mejor balada en la carrera del grupo británico, una auténtica joya acústica con la heroína presente de manera implícita.

En “Can´t you hear me knocking” la guitarra de Taylor muestra la gran destreza de este, los coros en el estribillo al igual que en “Sway” resultan particularísimos dejando la segunda parte del tema, el más largo del lp (más de 7 munutos), para un desarrollo instrumental magnífico con solos de guitarras y se saxofón a cargo de Bobby Keys.

La faceta country del disco corre a cuenta de “Dead flowers”, un excelente medio tiempo mientras que “Bitch” como no podía ser de otra manera con ese título recupera la cara más rockera del quinteto con una presencia brutal de las guitarras.

“Sister morphine” es sin lugar a dudas uno de los mejores temas del disco y una de mis canciones favoritas de los Rolling Stones, su letra tan explícita provocó mucho revuelo y les acarreó más de un problema, de hecho en España no pasó la censura y tuvo que ser sustituida por otro tema: “Let it rock”. La canción comienza con un Jagger seductor que arrastra su canto a través de una lenta y suave guitarra acústica, la guitarra eléctrica se incorpora al juego y empieza a frasear con el estilo marca de la casa, la batería se incorpora de manera genial dando comienzo a una nueva canción que no para de crecer.



1º Quadrophenia (The Who). Nos encontramos ante la cumbre como compositor de Pete Townshend bajo mi punto de vista, incluso por encima de su otra ópera rock “Tommy” (1969) y de su disco predecesor “Who`s Next” (1971)con sus míticas “Baba O`Riley” o “Won´t get fooled again”).

“Quadrophenia” (1973) es un álbum doble y la segunda ópera rock de The Who que narra la historia de Jimmy, un joven adolescente mod con problemas psicológicos, de hecho desarrolla un cuadro de múltiples personalidades, en concreto cuatro (un guiño a los componentes de la banda), el cual trata de encontrar su verdadero yo entre estas cuatro vertientes: una violenta y agresiva que se identifica con Roger Daltrey, cantante de la banda y que es expuesta en “Helpless dancer”, el bajista John Entwistle es representado en la segunda personalidad, romántica y tierna “Doctor Jimmy”, el lado más loco y desenfrenado le corresponde al glorioso batería Keith Moon “Bell boy” (que en este disco habla literalmente con la batería), por último en “Love reign o`er me” se muestra la faceta más inquieta y existencialista de Jimmy, en este caso Pete Townshend es el miembro de la banda que anda detrás. Durante todo el disco estas cuatro personalidades van aflorando a lo largo de la historia siendo representadas con leitmotivs musicales al más puro estilo de las óperas wagnerianas.

Jimmy vive por y para su mundo, es decir, vestir como un mod, pelearse con los rockers, ligar con chicas y atiborrarse de pastillas hasta que llega un momento en que se da cuenta del vacío de su existencia y de la caída de sus mitos, algo que junto con su insatisfacción laboral y social más la tormentuosa relación con sus padres le hace pensar incluso en el suicidio. Finalmente logra encontrar la salvación al hallar su propio yo en el tema “Love reign o`er me”.

Musicalmente “Quadrophenia” es de una riqueza absoluta, a los instrumentos básicos del cuarteto (guitarra, bajo y batería) se unen los muy presentes sintetizadores, que ya venían de “Who`s Next” así como secciones de cuerdas y de metales, configurando un sonido grandioso y expansivo a la vez que profundo y emocional.

En el disco podemos gozar de piezas instrumentales soberbias como “Quadrophenia” o “The rock” que son una clara muestra de lo que nos podemos encontrar en el álbum doble y que resume la genialidad de Townshend como compositor, así como hits mayúsculos como “Dirty jobs”, “The real me”, “The punk and the godfather”, “5:15” o “Doctor Jimmy”.

En 1978 se nació su versión en cine y la película se considera desde entonces de culto siendo admirada de manera fanática por el colectivo mod.

Un álbum complejo musical y conceptualmente hablando que merece un sitio en el Olimpo de la música rock, una auténtica obra maestra.

Por Caarte.

sábado, 10 de marzo de 2012

Historia del pop/rock: 1970-74 a través de 10 discos (2ª parte)

Continuamos revisando los que, a nuestro gusto, fueron los mejores discos que se editaron entre los años 1970 y 1974.

7º Imagine (John Lennon). Tras la separación de los Beatles el panorama era intrigante, por un lado estaba la interesantísima labor de escuchar a los talentos del grupo de manera individual y por otro estaba el desconsolador sentimiento de saber que nada llegaría a igualar al legado dejado por el grupo más influyente de todos los tiempos. Ante ese horizonte John Lennon afrontó la nueva década lleno de ilusión y ganas de reivindicación social y artística, siendo el resultado diez años inolvidables donde el ex beatle escribiría más páginas doradas en la historia de la música popular del siglo XX.

De todos los discos que compuso Lennon hasta su asesinato en 1980 es en “Imagine” (1971) donde alcanza su punto más alto, y si esto es así lo es en gran medida por la canción que da título y abre el álbum. “Imagine” es la canción más conocida de Lennon y una de sus mayores logros, estando en todas las quinielas que tratan de identificar a la mejor canción del siglo. Canción minimalista, con John sentado al piano y soñando con un mundo mejor, un mundo libre de todos los males que asedian la sociedad actual. La canción se convirtió desde un principio en un himno pacifista y demás reivindicaciones sociales.

“Jealous guy” comparte estilo con “Imagine”, piano junto a una preciosa melodía, en esta ocasión Lennon se muestra débil y vulnerable debido a los celos. Pero es en “Oh my love” donde asistimos al John más meloso y romántico, aun así otro tema espléndido y lleno de dulzura, tres temas sobre los que gravita el álbum, tres temas excesivamente azucarados que pueden sonrojar depende del momento pero tres canciones al alcance de muy pocos.

El John Lennon de los últimos Beatles, rockero y agresivo tiene lugar en el disco en temas como “It`s so hard” o “Gimme some truth” donde saca su lado más reivindicativo, sin lugar a dudas un temazo este último.El disco se cierra con la optimista y pegadiza “Oh Yoko”, un homenaje más a su amada Yoko Ono.

Uno de los grandes del siglo XX sin lugar a dudas y su mejor disco en solitario.





6º Led Zeppelin IV (Led Zeppelin). El cuarto disco de Led Zeppelin en realidad no tiene título por lo que se ha pasado a llamarlo como “Led Zeppelin IV” ya que sus tres discos anteriores llevaban por título “Led Zeppelin”, “Led Zeppelin II” y “Led Zeppelin III”. Con esos tres trabajos el grupo inglés formado por Jimmy Page (guitarra), Robert Plant (voz), John Paul Jones (bajo) y John Bonham (batería) se había alzado a la cima mundial del rock duro aunque su gama de estilos era más amplia concediendo cierta importancia al blues o al folk. Sea como fuere Led Zeppelin han pasado a la posteridad (uno de los grupos con más ventas tras los Beatles) por un rock puro y clásico en manos de los genuinos y extraordinarios solos y riffs de Page, los agudos chillidos de Plant y una atronadora sección rítmica. Con estos elementos se convirtieron en los maestros de las futuras bandas dominantes del rock duro como Aerosmith o Guns ´n Roses.

Este estilo tan vertiginoso y guitarrero queda plasmado de manera inconfundible en los dos primeros cortes del disco, los archiconocidos “Black dog” y “Rock and Roll”, con temas como estos estaban definiendo un estilo, una manera de rocanrolear a seguir, los riffs de estos temas están entre los más celebres de Page junto a otros como “Good times bad times”, “Whole lotta love”, “Heartbreaker” o “Custard pie”.

A mitad del disco nos encontramos con otras dos piezas de incuestionable nivel: “Misty mountain hop” y “Four sticks” mientras que en “Going to California” y en “The battle of evermore” el grupo muestra su lado más acústico. El álbum se cierra con “When the leeve breaks”, una apabullante composición de 7 minutos marcada por la contundente batería de Bonham que retumba como nunca antes se había oído.

Pero sin lugar a dudas el tema estrella del disco es “Stairway to heaven”, una epopeya de 8 minutos donde Led Zeppelin nos muestran sus más variados registros y potenciales. La canción comienza con una maravillosa suavidad, Plant se lamenta acompañado de una flauta y una guitarra acústica, más adelante el tema se electrifica y va ganando en intensidad hasta explotar en puro rock and roll donde Jimmy Page realiza para muchos uno de los mejores sólos de guitarra de la historia del rock, una canción eterna.





5º Crime of the Century (Supertramp). Con este su tercer trabajo de estudio, el grupo británico Supertramp alcanzaba por fin el éxito e iniciaba la que sería su etapa más gloriosa que comprende cuatro discos: “Crime of the Century” (1974), “Crisis? What Crisis?” (1975), “Even in the Quietest Moments” (1977) y “Breakfast in América” (1979).

Provenientes del rock progresivo, su música nunca se pareció a los grupos dominantes del género sino que ofrecieron un sonido más limpio y fácil, con melodías más claras y pegadizas sin dejar de lado su vertiente más solemne, aquella que les llevó a escribir sus temas más profundos y épicos. Con el paso de los años su sonido fue acercándose al pop más comercial a la vez que se alejaban de la pretenciosidad tan en boga a principios de la década.

La formación en esa su época dorada estuvo liderado por Rick Davies y Roger Hodgson, compositores de la mayoría de los temas así como cantantes y encargados de las guitarras y de los teclados, siendo estos el sello más característico de su sonido.

El disco se abre con “School”, sin lugar a dudas una de sus mejores canciones, una composición que va in crescendo hasta desatarse en un magnífico solo de piano. No tenemos que esperar mucho hasta encontrar otra obra maestra, es el tercer corte del disco, la genial “Hide in your shell” donde Hodgson acaba desgañitándose alcanzando un clímax emocional insuperable.

El mayor éxito comercial del disco lo alcanzaron con “Dreamer”, la canción más breve del disco y de una factura fuera de dudas. En “Rudy” tenemos una pieza de clarísimo rock progresivo. “If everyone was listening” merece también una especial mención, es un baño de cristalina melancolía. Y para cerrar el disco tenemos al tema que da título al álbum, una obra maestra dirigida por el omnipresente piano, una brillante guitarra que logra emocionar y un saxofón que culmina la pieza y el disco.



4º The Dark Side of the Moon (Pink Floyd). Seguimos con la avalancha de grupos británicos, Pink Floyd se dieron a conocer con “The Piper at the Gates of Dawn” (1967), un disco de rock psicodélico compuesto casi en su totalidad por el antiguo líder, cantante y guitarrista de la banda Syd Barret. El abuso de LSD por parte de Barret hizo que este entrara en una espiral de locura de la que nunca más se recuperó y provocó su expulsión de la formación y su inmediata sustitución por parte de David Gilmour. A partir de ese momento las riendas las toman el propio Gilmour y sobre todo el bajista Roger Waters realizando un giro drástico en su sonido. Los discos de Pink Floyd desde ese momento se van a caracterizar por un rock trascendental con numerosos pasajes instrumentales que van a conseguir que nunca el rock haya estado tan cerca de la música clásica, tanto por temática, aspiraciones y sonido, de hecho su música muchas veces ha sido definida como rock sinfónico.

“The Dark Side of the Moon” (1973) es su álbum más exitoso y con mejor valoración por parte de la crítica aunque el grupo haya gozado de una etapa de unos quince años repleta de discos memorables y auténticas obras maestras. En el disco que nos ocupa, a diferencia de la mayoría del resto de su discografía, no encontramos la típica pieza extensísima tan representativa de toda su carrera, obras que se pueden considerar poemas instrumentales o sinfónicos por su desarrollo y ambición.

El álbum fue tocado en directo antes de su publicación y se trata de un álbum conceptual siendo la temática la existencia del ser humano y su relación con el entorno: el paso del tiempo, la muerte, el consumismo, la locura, el stress de la sociedad moderna o el refugio interior. Cada cara del disco suena de manera continuada, sin ningún corte, enlanzando así unos temas con otros.

El disco es un viaje espacial que te transporta al exterior desde el interior, su sonido es una maravilla de acordes relajantes y melodías existenciales aunque también hay cabida para el single de mayor éxito en la carrera de Pink Floyd junto con “Another brick in the wall”, hablamos de “Money” donde Waters se mofa de la sociedad capitalista.

Un disco mítico y quizá la portada más famosa de la historia del rock.


Por Caarte.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Manos de Topo en Apolo [2].

     Aunque no deja de ser un divertimento no iban desencaminados Manos de Topo cuando hace escasas semanas se retrataron emulando la portada de Senderos de Traición, mítico disco de Héroes del Silencio. Y es que, como pasaba con los maños y sigue pasando con Bunbury, los sentimientos ante el sonido de los Topos no conocen los grises; son o blanco o negro. Pero, o muy blanco, o muy negro.

     Precisamente Bunbury, preguntado por cómo definiría su propia voz, respondió lo siguiente: “me gustaría pensar que tengo una voz que llora”. Vaya, parece que no ha escuchado mucho a Miguel Ángel Blanca. Eso sí es llorar, o chillar, o berrear incluso. Pero literalmente. De acuerdo, admito que tragarse el primer disco ( “Ortopedias bonitas” ) de los Topos del tirón es una tarea sólo apta para valientes, por no hablar del segundo ( “El primero era mejor”, qué gran título, por cierto ). Pero no me digáis que no lo han conseguido con el tercero. Parece que con  “Escapar con el Anticiclón” han acertado. Digamos que han dado con el punto exacto de equilibrio, sin abandonar el histrionismo pero electrificándose un poco, incluso dulcificando la voz (escúchese “Maquillarse un Antifaz” ), sin olvidar las letras, que han pasado de ser extremadamente pagafantiles a estar impregnadas de algo de orgullo; siguen llorando, pero esta vez se intuye en ellas algo de esperanza, algo de fuerza, un poco aquello de: "vale, sí, me has jodido, pero me levantaré para poder volver a caer". Y como no, todo ello impregnado por el sello del grupo: la ironía (reirse de uno mismo, no tomarse demasiado en serio, es algo necesario para poder sobrevivir en estos tiempos, sin duda. )

     Así pues el jueves en la 2 de Apolo se pudo leer el cartelito de aforo completo; lo han conseguido, han hecho que los que antes se preguntaban “¿ estos están de broma o qué?” se acerquen a verlos en directo.

     Abrieron con "Mentirosa", toda una declaración de intenciones de los nuevos Topos y de lo que sería el concierto, una canción en la que se mezclan frases como “te masturbas en el sofá antes de abrir el champán, las visitas quieren más” con “hay locas en cualquier lugar pero dí que volverás, yo te necesito aquí”. Si señor. Las cosas claras.Fuera vergüenzas.

     Desgranaron íntegro su último disco, con Sara Fontán en el violín impregnando de belleza cada una de las canciones, picando de vez en cuando de su primer disco con temazos ya clásicos como “Es Feo” o “El Cartero”. Qué decir de las interpretaciones de Miguel Ángel. En sus gestos, en su voz, se pudo leer dolor, rabia, humor, incredulidad y evidentemente ironía. Depende de la exigencia que pedía cada canción se vestía de un estado u otro, perfectamente acompañado por Marzoa en los teclados, Rafa de los Arcos en la batería y el nuevo bajo del grupo; Edu Campos.

     Del segundo disco sonaron algunas como “Pollo Frito”, “Lógico que Salga Mal” y “Ahora te Sientes Mejor ¿verdad?”, canción esta última que algunos cantamos íntegra al más puro estilo Blanca, dejándonos la garganta evidentemente en el intento.Se sigue echando de menos  el “Ejército Ruso” en directo, con ese fuerza que tiene la entrada de la canción, cien por cien Blanca: ”resbalar en la bañera prometiste dejarlo para el final!”, (aunque esto último quizá sea un deseo más personal que otra cosa...)

     El público estaba entregado y era muy variado, desde grupos de amigos abrazados y saltando hasta parejas que lo vivían de una manera me atrevería a decir que romántica e incluso curiosos atraídos por las buenas críticas del disco que esbozaban media sonrisa, liberándose de cualquier prejucio y dejándose convencer por la propuesta de los Topos.

     Tuvieron tiempo de rescatar la maravillosa “Culo de cristal”, del Ep a medias que ofrecieron con Tarántula (“Momento único”) una canción que, como pasa con “Animal de Compañía”, gana enteros en directo. Para la traca final se habían guardado tres ases en la manga. Empezando por el hitazo de “Escapar con el anticiclón”,“Tus Siete Diferencias”, que sonó brutal, poderoso, muscoloso y rabioso y cerrando con “La Estatua de la Libertad”, con esa frase gloriosa ( “¿qué vas a hacer cuando descubras que el follar provoca cariño?” ) y el público acompañando a Miguel Ángel durante toda la canción, disfrutando y ejerciendo de coro. Si además entre una y otra tocas la canción oculta del primer disco y si además la acompañas con el violín de Sara y la emotiva interpretación de Miguel Ángel el resultado es inmejorable. Ya no hay dudas, a la tercera va la vencida; bienvenidos nuevos amantes topiles.

Qué curioso, la canción oculta es conocida como “Heroína de Leyenda”, ¿otro guiño? tal vez no hay medias tintas. Los tomas o los dejas. Si los tomas, acabarás disfrutando. ¡Qué directo oigan!

por Berto. (colaboración)

martes, 6 de marzo de 2012

Historia del pop/rock: 1970-74 a través de 10 discos (1ª parte)

El lustro que nos ocupa ahora: 1970-74 es una época donde el denominador común es el delirio de grandeza, todo tiende al gigantismo y a la obra inmensa. La música se hace adulta y trascendente y cuanto más grande sea la obra mejor. Así pues explota el rock progresivo siendo sus grupos más influyentes Yes, King Crimson, Jethro Tull, Soft Machine, Can, Emerson, Lake & Palmer o Génesis. Por otro lado el country rock también sigue con su progresión y no escapa de las ansias de gigantismo, buenísimos músicos conforman un panorama dorado para el género, ¿sus principales representantes? por un lado la canción de autor de Crosby, Still, Nash and Young y por otro lado las bandas con numerosos componentes que nos ofrecen espectaculares desarrollos de country, blues y rock: Creedence Clearwater Revival, The Allman Brothers Band o Lynyrd Skynyrd. También nace y se desarrolla el rock duro con su vertiente más heavy, ellos también aspiran a lo máximo y crean álbumes mastodónticos, estamos hablando de Led Zeppelin, Deep Purple, Black Sabbath o Queen. Pero este lustro es también época de grandes mitos, artistas que pasarían a la historia por su genialidad y por dominar todos los 70, músicos y cantantes que gozarían de sus años más gloriosos en este período: David Bowie, Elton John, Roxy Music, Pink Floyd, Bee Gees, The Rolling Stones, Rod Stewart o Simon and Garfunkel

10º Sheer Heart Attack (Queen): en su tercer álbum Queen, tras una constante progresión por fin llegaron al estrellato, un lugar que nunca abandonarían desde entonces. A mediados de los 70 Queen era un grupo de rock duro con influencias del rock progresivo tan en boga a principios de década y en este “Sheer Heart Attack” definían a la perfección su sonido: una línea rítmica contundente, las guitarras de Brian May haciendo diabluras, las armonías vocales con su característico tono operístico y la impetuosa y magistral voz de Mercury.

El disco comienza de manera apabullante con “Brighton rock”, una magnífica pieza con pasajes instrumentales donde la guitarra de May se multiplica, acelera y crea espectaculares efectos, mientras Mercury pasa del falsete a la contundencia con su chorro de voz tan particular. No nos hemos sobrepuesto aún del arrollador inicio y ya nos encontramos con una de las canciones míticas del grupo. “Killer queen”, aquí encontramos al Queen más melódico y operístico, una auténtica joya firmada por Mercury.

A mitad del disco nos encontramos “Now I´m here” uno de las cumbres de Brian May, con su contundente guitarra nos dejaba claro que él estaba allí y no se pensaba ir. Algo después aparece “Stone cold crazy” un auténtico tema de trash metal (con estilo Queen) como así demuestra la manifiesta devoción que siempre ha mostrado Metallica por el susodicho corte.

El disco se cierra con la repetitiva guitarra acústica de “She makes me (Stormtrooper in stilettoes)” y con la magnífica “In the lap of the Gods” , un glorioso broche final, un tema que nos muestra al mejor Mercury sentado al piano, una canción que desde el principio al final desprende olor a despedida, a cierre de disco o de concierto, como se quiera.

Queen y su “Sheer Heart Attack”, un asombroso trabajo y un adelanto de lo que nos esperaba.


9º Transformer (Lou Reed): tras un primer disco en solitario que pasó sin pena ni gloria, el ex líder de The Velvet Underground demostraba que él solito era también capaz de lo mejor y que tenía ante sí un futuro más que prometedor, desde entonces ha sido uno de los artistas de culto más venerados por generaciones posteriores. Este “Transformer” (1972) es un disco de rock con toques de glam y aires cabareteros producido por David Bowie donde Reed se atreve con los tabúes de la sociedad americana de la época, ya sabemos Lou nunca ha tenido pelos en la lengua y siempre se ha caracterizado por su postura transgresora.

El primer corte es la rockera “Vicious”, uno de los platos fuertes del disco, una manera inmejorable de abrir el álbum, guitarras y actitud descarada. Del mismo corte es “Hangin`round” o “I`m so free”, rock primitivo, el fraseo más golfo en boca de Reed y una cortante guitarra, no hace falta más.

El lado más dulzón del trabajo lo descubrimos en “Satellite of love” de bellísima factura y en “Perfect day” posiblemente la mejor canción jamás escrita por Reed.

El álbum aún contiene otra pieza de extraordinaria valía, una canción de otro mundo, algo que no se parece a nada, un retrato de los personajes más variopintos y decadentes del mundo Reed, estamos hablando de la composición más conocida de toda la obra del neoyorquino: “Walk on the wild side”, un tema que por sí solo ya vale la mención del disco.


8º Selling England By The Pound (Genesis): el lustro que nos ocupa en este artículo coincide con la época dorada de este grupo inglés, período donde coinciden en la formación dos grandes talentos: Peter Gabriel (líder de la banda) y Phil Collins, que se incorporó en el 70 y fue ganando protagonismo hasta convertirse en el líder una vez que Gabriel abandonó el grupo en el 75.

Con “Selling England By The Pound” (1973) alcanzaron la cima de su carrera, todo lo apuntado anteriormente en discos como “Foxtrot”, “Nursery Crime” o “Trespass” alcanzaba ahora la madurez y plenitud deseadas. Es el disco más redondo de todos, con más calidad tema por tema y aunque es rock progresivo no tienes la sensación de escuchar extensiones musicales innecesarias ni caer en un exceso de megalomanía como sucedió en su disco posterior “The Lamb Lies Down On Broadway”, un álbum doble que se iba a la hora y media de duración y donde el nivel se reduce comparada al disco que nos ocupa, siendo aquel un disco que también ha gozado siempre de una crítica muy favorable.

El disco se caracteriza por sus letras futuristas e irreales combinadas con multitud de pasajes instrumentales donde la técnica de los músicos es asombrosa, así como la combinación de todos ellos sonando juntos. Los cambios de ritmos y de secuencias melódicas son constantes como marcan los cánones del rock progresivo, así como la épica y ambición, en el disco nos encontramos cuatro cortes que superan los diez minutos o se quedan cerca, sin duda lo mejor del álbum, aunque si tenemos que elegir un tema nos quedamos con “Firth of fifth” con su introducción a cargo del piano y su largo desarrollo posterior.

Por Caarte.

viernes, 2 de marzo de 2012

Top Canciones Internacionales 2011 (2º parte)

Con mucho retraso, pero dejando el tiempo suficiente para poder disfrutar de los quince primeros temas, ahora disparamos el Top 10 de Acabando con la Cultura en ámbito internacional. Ahi va.

9-. Bon Iver – Holocene. Ninguno de nosotros va a olvidar fácilmente lo que significó la aparición de Bon Iver en la escena musical con el debut For Emma, Forever Ago. Sabíamos que iba a ser muy difícil mantener el listón.

8-. Handsome Furs – When I Get Back. Solo asistí a esta grata sorpresa en el Primavera Club 2011. Un despliegue de energía y buen rollo. Bailes, saltos, sintetizadores, carne de hit de discoteca. El ex Wolf Parade y su mujer nos hacen mover los pies y pasar una buena noche con este corte. El video es un directo que no se oye muy bien, pero el ambiente festivo es inigualable, esta pareja lo da todo en el escenario. Si pasan por vuestra ciudad es un show que no os deberiais perder.


7-. Miles Kane – Come Closer. El ex The Last Shadow Puppets editó el año pasado uno de los discos más recomendables. Puro rock, pose y actitud, mucho estilo y mucha clase. ¿Será amigo del Alex Turner?...

6-. Bill Callahan - Riding For The Feeling.
Incombustible el de Maryland, en este disco vuelve a la sencillez, a la crudeza y naturalidad de unas composiciones evocadoras. Un clásico en nuestros tiempos.

“I realized I had said very little about ways or wheels
Or riding for the feeling
Riding for the feeling
Is the fastest way to reach the shore”

5-. PJ Harvey – The Last Living Rose. Vuelve por la puerta grande. Top en todas las revistas especializadas de música. Pocos son capaces de reinventarse cada vez, de poner el listón cada vez más alto. Difícil escoger un tema, podría haber sido cualquiera. Abrid las puertas a la musa del rock, PJ ha vuelto.

4-. M83 – Midnight City. Tema redondo el de los franceses. Materia prima para empezar una noche de fiesta, nos encantan esos sintetizadores mezclados con esos instrumentos de viento. Hurry up, We´re Dreaming uno de los discos del año.

3-. The Rapture – How Deep Is Your Love? The Rapture fueron unos de los participes en revitalizar la escena neoyorquina a inicios del siglo XXI con el Dance Punk. Una mezcla de post-punk, acid-house, disco, y todo lo que quieran meter los creadores de etiquetas, porque en realidad son imposibles de encuadrar en un estilo.

2-. The Black Keys – Lonely Boy. Indudablemente, el videoclip del año y eso que solo sale un tío bailando. El dúo de Ohio se mete en nuestra cabeza con este estribillo y este ritmo pegadizo. Poneos enfrente del espejo e intentadlo, no lo conseguiréis.

1-. Arctic Monkeys – Love is a Laserquest. Creo que no tengo palabras para describir esta canción. No sé cuantas veces la he llegado a escuchar este año, pero no me canso. Tenía una imagen de Arctic Monkeys de niños punk de la escena británica, de rebeldes de suburbio como eran en sus primeros discos. Pero ya se intuía una evolución después del peculiar álbum “Humbug” (2009). Como bien dicen ellos mismos “ya no tenemos 19 años, escuchamos otra música, tenemos otras influencias y otras ambiciones, hemos madurado”, pues si, y se nota, y quizás por eso nos gustáis más y más. Suck it and See es una maravilla de doce cortes, todos ellos excepcionales. Con un trabajo de producción elogiable de James Ford que consigue un sonido limpio y a la vez muy rock ´roll. Tenemos Alex Turner para rato.
Colgamos un directo en acústico para KEXP, de los mejores live que se puede disfrutar hoy en dia.


por Ardemo.

lunes, 27 de febrero de 2012

Shame (Steve McQueen, 2011)

El descenso a los infiernos desde un falso edén.



     Primera escena, plano picado sobre un cuerpo casi perfecto envuelto en sábanas, desnudez andando sobre un piso circular, siguiendo una rutina: cocina-agua-ducha-portátil, una banda sonora envolvente. Una perfecta presentación de un personaje, de un cuerpo sin verbo vagando en una rutina aparentemente perfecta. Este es Brandon y su piso, su hábitat. Un apartamento neoyorkino de esencia capitalista, minimalista, higiénico y casi podríamos decir aséptico donde todo sigue un orden y crea una falsa imagen de estabilidad. Esta primera escena, plano secuencia es una delicia, y establece lo que va a ser el film en adelante.

     Brandon es un hombre de cuerpo apolíneo, de canon griego de belleza, moderno, de mirada seductora. Una víctima de la sociedad actual, un triunfador empujado a la soledad, al encerramiento en un cuerpo-prisión insaciable de deseo. Un hedonista con una doble vida, insensible al sentimiento, totalmente vacío e inerte. Fassbender demuestra una vez más que es el actor de moda en Hollywood y nos regala aquí una perfecta interpretación. Una más en la línea del mínimo gesto, de la introspección en la búsqueda de la personalidad del protagonista. Apenas sabemos algo más que el nombre y líneas generales de su trabajo, pero todo lo que obviamos se suple con un conocimiento de las adicciones y vacios emocionales de Brandon. Michael está perfecto en la construcción de un personaje centrado en su vida sexual, y no nos olvidemos que viene de interpretar en su última película a Carl Gustav Jung, el teórico-filósofo por excelencia de la libido.

     Junto a él una Carey Mulligan en estado de gracia tras su excelente papel en Drive. Y es la aparición de ella, como hermana problemática la que extrae a Brandon de su rutina metódica, de su falso edén y éxito ficticio y le trae conflictos que de buena gana deseaba haber dejado anclados en el pasado. Una relación explosiva en la que se intuye un pasado más que traumático de dos caracteres chocantes y atrayentes, necesarios en uno para el otro, y mortales a la vez. Sissy dependiente, sin autoestima y con tendencia al suicidio, él autosuficiente, adicto, obsesivo, ególatra.

     Una interpretación única y muy distinta de New York, New York por parte de su hermana le hace salir de su reino a Brandon, una variación de algo natural, de un tema muy escuchado pero que en este cambio de registro le sorprende y le hace sacar una lágrima. Quizás la mejor escena de la película junto a la inicial, una lástima que sea sucedida de una lamentable y fuera de lugar como el flirteo entre su jefe y hermana. ¿Alguien se cree esta escena?

     La película es una constante pelea cuerpo versus verbo. El director huye del verbo centrándose en el cuerpo, ganador en la batalla de la modernidad, esclavos de él como somos gana todas las batallas en la película. La mejor muestra es el plano donde aunque el verbo está presente y toma protagonismo existe una despersonalización total del discurso ya que solo vemos sus nucas, ni siquiera sus caras, abstracción del discurso y alienación en nuestras vidas.

     Para Steve McQueen (Londres, 1969), cineasta y video artista, Shame es su segundo largometraje tras el controvertido Hunger (2008, por cierto, no estrenada en España). Realiza una disección casi quirúrgica de la adicción, de la voluntariedad de la elección obsesiva, de la alienación social en la que vivimos, de la esclavitud de un cuerpo insaciable, sin alma. Una crítica razonable del hedonismo desbocado, de la incapacidad de mostrar afectividad. Nos ofrece un protagonista del exceso, de la perversión, exhausto ante el placer, sin oportunidad casi del goce, y lo interesante es que lo hace desde un minimalismo y una puesta en escena exigua. Lo mínimo para transmitir lo máximo.

     Heredero del cine de Abel Ferrara y Paul Schrader, excelente discípulo en la creación del infierno dantesco de una ciudad absorbente, de su nocturnidad y bajos fondos. Alumno de Cronenberg en el análisis de las adicciones, del sexo y la perversión y de Kim Ki-duk en la comprensión del vacío emocional y la soledad. Pero si hay una película reciente ante la cual establecemos conexiones rápidamente, esa es Drive en la violencia contenida y por la despersonalización del individuo victima de la sociedad pero con un deseo de querer volver a sentir, de volver a ser humano tras una situación extrema.

     Sin embargo, aunque el metraje sea corto el film se hace largo por momentos, produce hastío y aburrimiento en tramos de la película donde se abusa de la repetitividad. Aunque es una delicia en la estética, alarga planos secuencia hasta la extenuación del espectador. Y en ocasiones se muestra demasiado obvio y explicito.

     Esta fue la historia de un personaje que como dice el verso del tema central “quiere despertar en una ciudad que nunca duerme”.

Por Ardemo.



martes, 21 de febrero de 2012

Con un café de por medio:

Manuel Moreno Sánchez

 
    
     Iniciamos esta sección de entrevistas en Acabando con la Cultura con Manuel Moreno Sánchez (Madrid, 1984), músico, casi se podría decir mercenario de la música, unos de esos instrumentistas que ayudan a unos y otros grupos a elaborar discos con lo que después disfrutamos todos, que van de estudio en estudio grabando con bandas de gran nivel.

     Nos citamos a la entrada de la Sala Apolo, que mejor ocasión para entrevistar a un músico que antes de un buen concierto como el que presumíamos de Nada Surf, un grupo mítico para los de nuestra edad. Y con un café de por medio nos cuenta que estudió música desde los cuatro hasta los veintidós años, que su idea era aprender a tocar la viola, pero que a cierta edad era imposible por cuestiones meramente físicas, de altura y fuerza, así que empieza con el violín para después pasarse a la viola. Sin embargo, a pesar de su amor por la música clásica y después de deambular por varias orquestas pronto intuye la necesidad de interpretar piezas modernas, de pop y rock, “el círculo de la música clásica es demasiado cerrado y existen demasiados favoritismos como para poder vivir de ello decentemente”. De esto como es obvio hablamos mucho, de la situación del negocio musical, de cómo vivir de ello. Y Manu expresa su postura sin dudar, “siempre ha habido este problema, desde los trovadores. Hay que aceptar que los que hacemos música en gran medida no viviremos de ello, y que lo hacemos por amor al arte, pero casi siempre con la necesidad de un trabajo principal que nos sustente”. Aunque no deja de mostrarse apesadumbrado por esta situación, “hay gente buenísima (no vamos a decir nombres) que se ven obligados a abdicar, gente con mucho talento, pero que quizás no llega a un público tan generalista, que no tiene un target tan amplio como han sabido encontrar Vetusta Morla o Russian Red”.

     Manu el año pasado grabó alrededor de dieciséis discos como instrumentista (violista) con gente tan importante como Micah P. Hinson, “tocas con uno, le gusta como suenas, te recomienda a otro… si en Facebook la distancia suele ser de seis grados de amistad como mucho, en el círculo de músicos no es de más de dos grados. Si eres profesional y te lo curras te van saliendo grabaciones”. Pero su lado creativo se centra más en dos bandas: Autumn Comets y Litoral. Con los primeros editó un disco que nos encantó y pudimos disfrutar en directo en el Palau de la Música como teloneros de Standstill y ahora se disponen a grabar el segundo largo que esperamos y confiamos sea de igual nivel, “con Autumn tengo que decir que aunque nuestro directo es muy potente y estamos orgullosos de como sonamos el disco no fue grabado en las mejores condiciones y no estamos tan contentos con él como con las actuaciones. Pero también es verdad que será muy difícil que lleguemos a mucho público. No nos engañemos, un grupo así, oscuro, con ruido y tal, es difícil que triunfe con las masas”.

     Con Litoral acaba de sacar un álbum que es una delicia, con una riqueza musical llena de detalles y unos arreglos perfectos y que ha generado unanimidad en críticas, “estamos muy contentos con el disco, pero hasta ahora no nos salen muchos ´bolos´. Lo hemos sacado en un momento delicado, justo al final del año y por ello no hemos entrado en muchas listas del año. Parece que si no estás en estas listas… no eres nadie. También es verdad que entramos en un segmento amplio e interesante que es la música interpretada en catalán”.

Acabando: ¿Terminareis Autumn Comets cantando en castellano como ya han hecho otros grupos españoles? Love of Lesbian, Standstill, Deluxe todos parecen sentirse más cómodos con el castellano, y han llegado a su cima en este idioma.

Manu: No lo creo. Nuestros dos vocalistas principales son anglófonos, y se sienten tan cómodos o más con el inglés. No creo que sea un problema para nosotros en cuestión de la creatividad. Quizás si lo sea a la hora de conectar con el público.

Acabando: ¿Fuera de la música cuáles son tus inspiraciones culturales?

Manu: Lo que realmente me inspira es la escultura, es el arte que más admiro y el que más me llega. Estudie escultura una temporada, pero lo tuve que dejar, no hay tiempo para todo, y hay que saber aceptar donde tienes talento y donde no. En literatura tiendo a leer para evadirme, ya estamos suficientemente jodidos como para leer algo que me haga sentir mal, me centro más en libros fantásticos rollo Juego de Tronos, Señor de los Anillos, etc. O en autores como I. Asimov. Igual me pasa con el cine, prefiero evadirme. Para inspirarme o despertar mi melancolía o creatividad ya tengo la música.

A: Padres y después amigos en la juventud son las grandes fuentes del nacimiento al amor a la música. Supongo que no empiezas violín a los cuatro y tu hermano también por iniciativa propia... ¿sonaba mucha música en casa cuando erais pequeños? ¿Qué música puedes decir que ha influido más en ti desde que eras pequeño?

M: Bueno, mis padres no se dedican a la música pero claro que influyeron en mis inicios. La música clásica ha sido mi mayor influencia desde el inicio, mi formación. Después es innegable que Los Planetas han sido el grupo más influyente en mí, al igual que en el panorama musical independiente en España. Y también el post-rock de grupos como Explosions in the Sky es una corriente que he machacado mucho.

A: ¿Qué discos en concreto te han marcado?

M: Igual que a vosotros en Acabando, “Micah P. Hinson And the Gospel Progress” supuso algo importante. Es un discazo y para mí fue un honor colaborar después con él en “And the pioneer Saboteurs”. También me cambió “Agaetis Byrjun”, considero que es un punto de inflexión en lo que se venía haciendo en el panorama musical. Es el disco que yo aspiraría a hacer en mis mejores sueños como creador.

A: Dos grandes discos… y grandes personajes.

M: Bueno, hay mucha verdad en la figura de Micah pero también algo de creación o exaltación del personaje, como es obvio. Sobre Sigur Ros, después de haber realizado una mini gira por Islandia te das cuenta la gran riqueza musical de ese país. España es un país de creadores, de artistas, sin embargo creo que el nivel cultural del gran público está en gran parte por debajo de lo que se crea aquí, ya desde el siglo XV.

Se nos pasa el tiempo volando y nos queda la sensación de que la charla podría ser mucho más larga, de hecho sabemos que lo será, pues Manu se viene a vivir a Barcelona y estamos seguros de que nos seguiremos viendo en algún concierto que otro, pero el que hoy veníamos a asistir está a punto de empezar. Nos espera el rock casi californiano de los neoyorkinos Nada Surf.

por Ardemo.

Fotografia: Lisha Riabinina.

Litoral – Incidents Melòdics del Món Irracional
Autumn Comets – A Perfect Trampoline Jump

viernes, 17 de febrero de 2012

Historia del pop/rock: 1965-69 a través de 10 discos (3ª parte)

Y por fín llegamos al pódium final, los tres “mejores” álbumes de este maravilloso lustro en el cúal la juventud tomó las riendas de su futuro, tres discos históricos, maravillosos y colosales, tres discos que dentro de otros cincuenta años seguiremos deseando escuchar una y otra vez.

3º Pet Sounds (The Beach Boys): si hubo un grupo al otro lado del Atlántico que rivalizó con los adorados Beatles ese no fue otro que los Beach Boys, y si así fue se debió principalmente a su obra magna “Pet Sounds” (1966). El grupo llevaba años copando las listas de éxitos con sus diferentes trabajos con un pop surfero facilón y comercial, entonces apareció este álbum que todo lo cambió, su éxito comercial inicial fue modesto pero la crítica y la historia lo alzaron como uno de los mejores discos jamás publicados.

El genio creativo de todo ello era Brian Wilson, relegando a sus hermanos y demás componentes del grupo, entre ellos un primo, a un papel de meras comparsas. Brian Wilson quedó profundamente impresionado por el “Rubber Soul” (1965) de los Beatles por su cambio de estilo y su alejamiento de las formas más simples del pasado, ello le sirvió de estimulo y de acicate para crear el “Pet Sounds”. Se encerró durante meses en el estudio de grabación con la única ayuda de un publicista que contrató para que le ayudara con las letras (Tony Asher) y se puso a trabajar en todos los temas de su obra maestra. El cambio de estilo fue radical y desconcertó tanto a público como al resto de la banda, ya no había más chicas, playas y coches, habían dado paso a una introspección dramática y decadente debido claramente a las experiencias de Wilson con el LSD.

Brian Wilson escribió, arregló y produjo todo el disco, llegando a unas cotas de perfeccionamiento nunca antes visto, cuando el resto del grupo llegó al estudio él ya tenía partituras para cada uno de ellos, y su trabajo con las armonías vocales (excelsas en todo el disco) llegó a desesperar al resto de miembros de los Beach Boys ya que hacía repetir infinidad de veces las tomas hasta conseguir el sonido y tonos perfectos. Llegó a contratar a cuarenta músicos profesionales para que lograran el resultado sónico pretendido en cada momento. Todo ello mereció la pena porque regaló a la humanidad una obra imperecedera. Un disco que crece a medida que el oyente se detiene a escuchar todos los matices que viven en su interior: multitud de instrumentos, perfectas armonías vocales y grandiosas melodías.

El disco se abre con el genial tema: “Wouldn´t it be nice”, una de las mejores canciones jamás compuesta por Wilson, una espléndida presentación del “Pet Sounds”, una canción con fuerza y juegos de voces sensacionales y una melodía memorable.

El disco está lleno de canciones melancólicas con delicadas instrumentaciones como “You still believe in me”, “Don´t talk (Put your head on my shoulder)” o “I´m waiting for the day”. En el disco no hay temas de relleno y así lo demuestran cortes como “I know there´s an answer”, “Here today” o “Caroline No”, pero donde el talento de Brian Wilson explota definitivamente es en “God only knows”, una de las mejores canciones jamás escritas, cualquier definición sería una burla ante esta perfecta composición. Brian Wilson empezaría a tener problemas mentales y se obsesionaría con la búsqueda del disco perfecto, sin saber que ya lo había logrado. Gracias Brian.






2º Tommy (The Who): liderados por el carismático guitarrista de la banda (Pete Townshend), este grupo británico había ido evolucionando desde el rock mod al álbum conceptual, y desde este último a la ópera rock. Townshend necesitaba más y más espacio para desarrollar todo su talento como compositor y todo se le quedaba pequeño. Con “Tommy” (1969) daba rienda suelta a toda su inspiración y daba a luz a su proyecto más ambicioso y monumental. Esta predilección por la desmesura suponía un anticipo de lo que iba a ser la siguiente década donde iban a proliferar las óperas rock así como los temas largos procedentes del rock progresivo o sinfónico.

“Tommy” narra la historia de un niño en el cuál Townshend refleja su cara más oculta. Siguiendo el más puro desarrollo de una ópera, el disco expone la evolución del personaje mediante un sin fin de canciones, muchas de ellas magistrales. El disco empieza con una obertura instrumental como las óperas clásicas, algo que se repite a mitad del disco con su “Underture” de más de 10 minutos. Durante el apabullante álbum hay fraseos musicales que van y vienen dando uniformidad y coherencia al concepto del disco, piezas instrumentales una vez más y una lista innumerable de hits que hacen de este disco una auténtica joya.

“Christmas” es un temazo que tendría cabida en cualquier disco así como “The acid queen”, “Pinball wizard”, “Go to the mirror” o “We´re not gonna take it”, todos ellos genialmente entrelazados por piezas puentes o extraordinarias canciones de breve duración.

Sin duda alguna una de las mejores óperas rock jamás escrita y uno de los discos con un lugar reservado en el olimpo de la música rock.






1º Blonde on Blonde (Bob Dylan). Empezó a darse a conocer a principios de década y se erigió como el rey absoluto del folk estadounidense, con él creció la lírica hasta extremos jamás vistos anteriormente, su guitarra acústica se convirtió en bandera de las reivindicaciones sociales americanas. A mediados de los 60 provocó un cataclismo de proporciones antológicas al electrificar su música, influenciado por los discos de los Beatles, algo que le valió las más desaforadas críticas aunque de esa época sean sus mejores discos o la mítica “Like a rolling stone”, para muchos la mejor canción jamás escrita. Y en esas estábamos cuando Dylan volvió a dar un giro más de tuerca al universo musical grabando el primer disco doble de rock de la historia. “Blonde on Blonde” (1966), 71 minutos y 14 canciones de exuberancia poética, de surrealismo lírico, de blues,folk y rock apabullante.

El álbum se abre con la circense “Rainy day women 12 & 35”, un retrato irónico de la sociedad del momento y los poderes reinantes. A este contundente comienzo le sigue un blues de raíces auténticas donde Dylan observa: "Well, the room is so stuffy/I can hardly breathe/Ev´rybody´s gone but me and you/And I can´t be the last to leave/I´m pledging my time to you/Hopin´ you´ll come through,too". Magnífico blues que tendrá su alma gemela un poco más adelante con “Leopard-skin pill-box hat”. Antes de llegar a ese punto del disco tenemos la gloriosa “Visions of Johanna” donde Dylan escribe una canción de amor bajo un prisma de lo más original ya que Bob nos relata y describe a su chica Louise desde todos los ángulos posibles y nos suelta en el estribillo que la protagonista no es ella sino esa otra gran desconocida de la que no sabemos nada más que su nombre: Johanna.

Así llegamos a la arrebatadora “One of us must know (Sooner or later)” una crónica de desencanto marital con un adictivo estribillo y unos redobles de batería no menos adictivos. El rock más comercial llega de la mano de “I want you”, una de sus canciones más sencillas y más buenas definitivamente.

Y tras este despliegue de registros coronado con infinidad de versos llegamos a las que podrían calificarse las dos mejores canciones del álbum doble: “Stuck inside of Mobile with the Memphis blues again” y “Just like a woman”. “Stuck inside…” es una canción épica de más de 7 minutos donde Dylan en sus 100 versos (muy de Dylan, las letras interminables) saca a la palestra en un genial ejercicio surrealista a los más variopintos personajes: el encolerizado abuelo, un seductor Shakespeare, el corrupto senador o el extraño Ruthie de la octava estrofa. Por su parte “Just like a woman” es una deslumbrante balada country/rock donde Bob Dylan traza una bella venganza a una mujer imaginaria: “She takes just like a woman, yes, she does/ She makes love just like a woman, yes , she does/And she aches just like a woman/But she does breaks just like a little girl”.

“Most likely you go your way (and I´ll go mine)” es una animada y despechada canción de amor, “Temporary like Achiles” es otro desesperanzador blues. “Absolutely sweet Mary” nos devuelve el buen pop de “I want you” y en “Fourth time around” nos encontramos con un folk marca de la casa.

Para cerrar esta obra magna tenemos "Obviously five believers", un blues pasado por un ritmo muy a lo “Subterranean homesick blues” y otro de los platos fuertes del disco: “Sad-eyed lady of the Lowlands”. Si su anterior disco “Highway 61 Revisited” lo había cerrado con la eterna “Desolation Row” de más de 11 minutos, esta vez repetía jugada y daba carpetazo al disco con una tiernísima balada inspirada en su primera mujer que también se alargaba hasta los 11 minutos, un enternecedor poema que por muy largo que sea le pedirías que siguiera durante todo el día.

Bob Dylan y uno de sus mejores álbumes sin lugar a dudas, Dylan y su explosión de versos riquísimos en matices, múltiples detalles, multitud de metáforas y un sin fin de situaciones y personajes. Irrepetible.

Por Caarte.