martes, 3 de abril de 2018

MI DISCO FAVORITO DE...

ANDRÉS CALAMARO.

El Salmón.(2000)

 

La verdadera libertad. 

 

Los salmones nadan a contracorriente para regresar al lugar donde recuerdan haber sido desovados. Es decir, emprenden un viaje de regreso a su riachuelo natal. Andrés Calamaro completó un viaje parecido, quien sabe si buscando respuestas a base de formular más preguntas o quizá porque como los salmones, él también estaba programado, o destinado, a parir en circunstancias extremas. En este caso una descomunal obra musical; “El Salmón” (DRO, 2000)


Pero este disco no puede ser considerado solamente un puñado desproporcionado de canciones. Eso sería resumirlo mucho y despacharlo con demasiada rapidez. Siempre eclipsado por la obra cumbre del argentino, “Honestidad Brutal” (DRO, 1999), El Salmón es más que eso, significa mucho más: El Salmón es un estado, y en según qué momento una forma de vida. Peligrosa, en efecto, enfocada sólo y para la música, pero respetable como cualquier otra. Como explicaba Andrés en su momento: “Trabajando con “El salmón” pensaba que, formalmente incluso, de una forma terrible a la vez, cada día hacía cosas vulgares pero sencillas. Pero me daba igual, me gustaba, quería decir la verdad, es fundamental, forma parte de algo que ni siquiera es una canción. El sentimiento de verdad, la entrega, eso tiene que ser el punto de partida”. Por tanto hablamos de decir verdades, de buscar y rebuscar , de crear 24 horas al día. Y si no se dormía, pues no se dormía. Y lo mismo a la hora de comer. Y si no salía nada, se grababa una versión. La idea entonces era no parar nunca, ser músico noche y día. Está claro que entrega y verdad, pues, no se le puede negar.

Situémonos y hablemos primero de datos exactos: El Salmón consta de cuatro horas y cincuenta y un minutos de música, o lo que es lo mismo doscientos setenta y un minutos con diecisiete segundos, distribuidos en nada menos que ciento tres canciones,  a su vez repartidas en cinco CDs (también conocidos como “dedos”) de la siguiente manera: CD-dedo 1 (22 canciones, 59:41), CD-dedo 2 (19 canciones, 48:97),  CD-dedo 3 (20 canciones, 50:40), CD-dedo 4 (20 canciones, 57:36) y cerrando “la manito” el CD-dedo 5 (22 canciones, 55:03). Con semejante material se entiende que no se recomiende la escucha de una sentada, y no sólo por su duración, si no por su carácter independiente y contracorriente a consecuencia de la decisión que Calamaro tomó al priorizar totalmente la composición a la producción. Para empezar, con la portada, con esas letras que parecen escritas por un niño con el telesketch, y para seguir, por la sensación que queda en el oyente impaciente de obra inacabada, pues la mayoría de las canciones fueron grabadas en un cuatro pistas, algunas incluso quedaron reflejadas tal cual, sin ningún tipo de extra posterior. La idea artesanal y la voluntad de imprimir sinceridad a la creación queda pues doblemente expuesta. A esto habría que sumarle el carácter anárquico de cada uno de los CDs; y es que a pesar de que podríamos clasificarlo como disco de rock (un 50% de las 103 canciones se mueven entre el rock y el pop) también encontramos canciones Reggae o Funky (un 5% del total) y en menor medida otras más hip-hoperas o incluso rapeadas (4%). Sin embargo el espíritu salmoniano más auténtico lo encontramos en un 23% del total de las canciones, un grupo que podríamos denominar como “experimental” (La verdad es que no reconozco los géneros de “El salmón”, hay rock and roll y lo demás no pretende ser ningún género que yo escuche”) y que brilla por su espíritu más sincero, descarnado y anárquico. El 18% restante lo copan las versiones, de las cuales hablaremos más adelante.

Una de las características que hacen tan especial al Salmón es precisamente esta variedad, el poder pasar de escuchar un rock tan contundente y de guitarras tan poderosas como “Output- Input” (Canción 1, CD1), con esa primera frase que abre el disco y que es toda una declaración de intenciones; “mejor hijo de puta conocido, que boludo por conocer”, a una sentida versión del tango de Discépolo “Cafetín de Buenos Aires” (C10-CD1) o a una de las joyas experimentales de las que hablábamos, “Tu Pavada”(C20-CD1) compuesta con la inestimable ayuda de Marcelo “El Cuino” Scornick (1960), compositor argentino. La presencia de colaboradores es una constante, en especial la de este último, el cual firma junto a Andrés en un total de 12 canciones.
Si enfrentamos doce canciones a ciento tres pueden parecer pocas, pero si nos detenemos en ellas y en su proceso de creación nos damos cuenta que la mano derecha de Calamaro tiene mucho peso en las decisiones del argentino; “Durante un mes trabajé con Marcelo y a la vez yo preparaba la grabación y las armonías y él escribía. No tenía que hacer yo las dos cosas a la vez, si lo hago solo es más difícil. El proceso era que él escribía y yo preparaba una melodía. Marcelo escribía en la habitación de al lado, y cumpliendo su verdadero deber, hacía cada día la mejor letra de su vida. Yo estaba trabajando con mucho interés en la grabación, con el cuatro pistas, para registrar cualquier clase de idea musical que tuviera, y Marcelo escribía.” Y la impronta de Marcelo es gigante, su huella se hace presente a lo largo de todo el minutaje, con canciones que duelen por su verdad, sin paños calientes, vomitando ideas en un ejercicio a cuatro manos que imagino como el más auténtico de todos, aquel en el que dos artistas prenden fuego a su alma para llegar a la verdad primera, registrando letras como las de la canción que da título al disco, “El Salmón” (C2-CD1), “No te Bancaste” (C11-CD4), o la que antes nombrábamos, “Tu Pavada”, con pasajes realmente duros y desnudos;

“No me dejes nunca sin mi dosis de terror, no respiro
Si es humillación por favor no pares nunca
Mi único orgullo es saber que sos tan puta
Prohibido quejarme si yo fui tu creador
Soy como frankestein, pero no soy doctor
Soy como frankestein, pero no soy doctor
Soy un enfermo, el que más te enferma
Soy quien te enseño a pulirme con la lengua
Tengo amigos que respiran tu conducta indecente
Y te arrancaría la ropa con los dientes, con los dientes…”




Supongo que el no dormir y el consumo de ciertas sustancias para aguantar despierto es un cóctel peligroso pero a la vez poderoso, e hizo que las ansias de crear que buscaba Andrés derivaran en una ristra de temas en los que la inmolación y el sacrificio del alma en beneficio de la obra artística se erige en el eje temático del disco, y es en esas canciones donde encontramos el espíritu que más interesa de la obra, también el que más llega… Quizá por conocido, quizá por deseado, tal vez por lo bien expresado. En este sentido, y aquí entramos en otra de las ventajas del coloso, se pueden separar y crear varios “salmones temáticos”, siendo uno de los más llamativos ( y completos) el que habla de la soledad el artista con todas sus consecuencias. Sin duda es en este grupo donde podríamos incluir algunas de las mejores canciones, como “Mi Funeral 11”(C15-CD1), titulada así por ser la elegida para el disco, la número once, de un cd que Calamaro grabó con varias versiones de la misma letra, en la que bajo una base hip hop recita versos como puñales; “Miro a los otros que son como yo …mala vida. Si no se suicidaron ya fue por cobardía. Como quisiera ser tan diferente…, ¿qué habré recibido a cambio de ser un solitario del carajo?, ¿un buen trabajo?, ¿facilidad musical?,  ¿violencia intelectual?,¿fama?, ¿respeto?…no está mal. Pero la herida es mortal…”. O en  “El Camino Entero” (C16-CD2), donde con un hilo de voz susurra frases que ya adelantaban la gran enfermedad de nuestra época virtual; “estamos solísimos, pero (eso si) tenemos muchos amigos. Finalmente nadie va a recorrer conmigo el camino entero…”. Soledad, aislamiento, desesperanza y por supuesto, no podía faltar, la ruptura y la indisoluble e indispensable dosis de sufrimiento amatorio;

“Pero ese olor a carne quemada es mi corazón,
es mi corazón...
Hay que vivirlo para entender,
es como cantar y coserse la boca a la vez.
Todavía tengo marcada tu almohada,
a veces oigo voces tuyas que se quejan,
y ahora ¿quién se queja?
Es como quedarse desnudo bajo la lluvia hirviendo
y todos riéndose ¡¡ja ja ja!! de mí.
Es como cantar y coserse la boca a la vez.
Matame...y te espero en el cielo…”

Canta en este fragmento de “El Día D”(C8-CD3), una canción cargada de imágenes poderosas a ritmo de reggae,  tremenda pieza. Y es que empuñar por la hoja el cuchillo del pudor, al escribirlo y cantarlo, que es la verdadera terapia, puede llegar a apretar demasiado, quizá  lo suficiente como para cortarte en algunos de los temas, como cuando en “Empanadas de vigilia” (C1-CD4) canta aquello de “Tengo una porno, no sé si la pongo, la meto al horno, seré tu adorno. Te pido que te saques tu corpiño, me pongo en bolas solo con un guiño. Vas a lustrarme las botas con la boca , la verdad no sos tan cara como rara…”  Puedes ver como la sangre recorre los surcos de las manos.



Como no puede ser de otra forma teniendo en cuenta la duración del disco, también hay espacio para que algunos pequeños rayos de luz se filtren tímidamente, hay cabida para cierta esperanza donde sostenerse y no caer del todo , así como oasis donde poder respirar para poder volver a sumergirte en el Salmón. “Somos Feos” (C12-CD3), “Culo Sin Asiento” (C5-CD5) o “Mi Lobotomía” (C12-CD2) son algunos ejemplos de canciones fáciles de escuchar, de letra ligera y accesible,  que nos dan un respiro. Pero si nos ponemos más serios elegiría “Horizontes” (C20-CD4) como el mejor de los ejemplos en este campo. Una canción que puede pasar desapercibida en un primer momento o en una escucha apresurada pero que en realidad dice mucho más de lo que pueda parecer. No cabe duda que se trata de un ejemplo precioso de esa esperanza tan necesaria;

“Voy a buscar un horizonte
por las ventanas rotas.
Voy a buscarlo todos los días un poco...

Voy a buscar a mi horizonte.
Tal vez, no lo encuentre nunca.
Sé que el horizonte es la distancia
donde se pierde la mirada...

Soy un anciano sin reencarnaciones
para ir buscando horizontes.
Un horizonte es para mirar y olvidar
todos los males.
Entre los vidrios rotos
voy a seguir buscando...

Entre los días tristes
voy a seguir esperando
encontrar el horizonte...

Alrededor del final del paisaje
del final del mar, del final del campo
se puede ver al horizonte perfectamente bien.

Voy a buscar un horizonte
por las ventanas rotas
todos los días un poco...”


Antes hemos hablado de datos, y decía que aproximadamente un 18,4% de El Salmón lo forman las versiones. En total son 19 y como explicaba en su momento el propio Calamaro, mientras estaba enfrascado grabando, buscando, probando y en fin, creando, la idea era no parar. Por lo tanto, en los momentos en que no salía nada se dedicó a hacer versiones de algunos de sus temas favoritos. Queda claro su amor por los cuatro de Liverpool ya que cinco de ellas son de The Beatles, destacando “I Will” (C9-CD3), “Oh, Darling” (C16-CD4) y “Sexy Sadie” (C12-CD5), todas tratadas con sumo respeto, quizá demasiado (eso explicaría por qué no se atrevió con su adorado Dylan) . En general no aportan nada distinto a las originales, no creo que fuera en estos casos la intención. Sí tiene más intención , por ejemplo, “No Woman No Cry” (C14-CD4), el clásico de Vincent Ford que popularizó para la eternidad Bob Marley. En esta ocasión Calamaro no se corta un pelo y se desgañita bajo una base tecno noventera llevada al extremo a conciencia. Le da la vuelta en un divertimento que nos arranca una sonrisa y se agradece entre tanto sentimiento.  Destacan también “Malena” (C8-CD5) de Manzi y Demare, en clave de tango (canción que recuperaría más adelante en su disco “El Cantante”, de 2004) , la correctísima “Under my Thumb” (C8-CD4) de los Rolling y la intensa  “Cocaine” (C15-CD5) de JJ Cale. Oasis en el desierto, necesarios, que amplían la paleta de colores y la complementan, pero volvamos a la jungla:

“Insisto, la música es benigna, con ella la tristeza se convierte en algo bonito. Todas nuestras metas están en el dominical del periódico o en la televisión, y no teníamos bastante con una que ahora tenemos dos: Internet. Yo quiero escribir canciones y me da igual si es de día o si es de noche, intento alcanzar la verdadera libertad, e intento hacer mi trabajo para todos. También canciones comerciales, para vender, pero mejores, y letras mejores y más serias, son cosas que tiene que hacer un músico de mi edad, letras de verdad. A la vez me siento bien, puedo hacer cualquier cosa con la voz, incluso a veces prefiero estar afónico para grabar porque así pierdo el estilo, a veces me transformo en personajes y grabo discos enteros como si fuera el cantante de otro grupo.”

Evidentemente, también hay cabida en El Salmón para piezas más “comerciales” o “clásicas” (por llamarlas de alguna manera) y no por ello el nivel se ve afectado, al contrario, si la gente quería otra “Flaca”, Andrés responde con “Lorena” (C18-CD4), un hitazo en toda regla de autoría compartida con su mentor, Pappo, de estribillo cien por cien coreable que vuela directo al cerebro; “No te olvides de decirle si algún día pasas por la puerta de Lorena, que sigo vivo y nunca me olvidé de recordar.”

“…Tengo a Lorena en las venas
por la sangre se me metió.
Es como una droga cualquiera
es necesidad, es amor.
Bajo la luna camino
esquivando charcos, lagunas, ríos y mares.
Y no quiero volver a verte nunca triste, sola.
Lorena no es de aquellas que dan pena,
no dejes que tu ángel te abandone.
No existe el odio,
no existe el recuerdo.
Hoy es hoy, y siempre será hoy.
Pudimos alcanzar el infinito
perdido entre las manos de Lorena.
Queremos decirte que te vemos
en el sol, en la mesa, en el reflejo.
No dejes que tu ángel te abandone, Lorena,
es más fácil volar con él.”


Pappo también participa en la ya mencionada “Output-Input”(C1-CD1), y la preciosista “Me Fui Volando” (C18-CD1) y es el autor de “El Viejo” (C1-CD3) .

En este nuevo “salmón temático”, el del Calamaro que sus fans más clásicos podrían esperar,  se pueden añadir también la rockera “Días distintos” (C3-CD1), por supuesto “El Salmón” (C2-CD1),o canciones tipo “Chicas” (C19-CD1) “Jugando al Límite” (C2-CD2), “Valentina” (C20-CD5) o “Presos de Nuestra Libertad” (C19-CD4), todas por encima del notable y todas susceptibles de poder verse incluidas en cualquier otro disco del argentino. A parte de “Lorena”, la mejor en este ámbito, destacaría especialmente “Tuyo Siempre” (C3-CD1), sobre todo por la repercusión que tuvo cuando Andrés la cantó y grabó en el directo y la incluyó en “El Regreso” (2005). Letra fácil, ritmo pegadizo apoyado por La Bersuit, hit imparable.

Podría seguir escribiendo sobre todas estas canciones, tirando del hilo es imposible detenerse y a veces es difícil ponerle fin a las cosas que nos llenan. El Salmón es un estado, ya lo he dicho, y entrar en él puede ser peligroso si no te acercas de la manera adecuada, hay que saber parar y tienes que saber salir, desmarcarte, contemplarlo desde fuera. Si no lo haces, puedes llegar a obsesionarte. Debes estar preparado para nadar a contracorriente. Incluso a veces debería estar prohibida su escucha a según qué persona aquejada de según qué estado del alma. Puedo reconocerte que en algunas de sus canciones tienes que ser muy fan del modo de hacer “calamarista” para estar de acuerdo conmigo, puedo ceder también si me dices que alguna versión es mejorable y puedo permitirte que hables de Honestidad Brutal como la obra maestra del argentino, la que mira a sus hermanas por encima del hombro; no hay problema. Pero lo que no te permitiré nunca, bajo ningún concepto, es que me digas que El Salmón es impostado. Puedo partirte la boca si me escupes que el Salmón es desmedido, o que es grandilocuente. Puedo dejar de hablarte para siempre si no reconoces la verdad que hay en él, el ARTE en mayúsculas que supone crear algo desde las entrañas, con el corazón, con todo el puto cuerpo, aunque lo dejes magullado y lleno de heridas. Porque cuando alguien escribe una canción como “Expulsado Del Paraíso” (C5-CD4) es imposible que esté fingiendo. Cuando alguien elige crear y se deja la vida en ello, arrasando con todo, incluido él mismo, sólo podrá tener mi respeto para siempre.

“…Ya me reduje a mi forma mínima.
Ya soy piel y huesos y sesos y corazón,
de tanto pedir perdón.
una herida que sangra en un charco de sangre,
de saliva y sangre,
ahora que soy la más mínima expresión
te muestro mi última canción
de mi re-selección
de canciones entre montones.

Recuerdo una noche en el taxi por Colón,
y lo que me decía una ex old lady:

te vas a quedar solo…”


“Después de cien días de trabajar con “El salmón” grababa un montón de horas de música. Pero con el salmón por detrás y el río por delante tenía toda la corriente a favor, la diplomacia del salmón me abrió mucho camino. Las cosas es imposible saber a dónde podrían haber llegado, “El salmón” no es un plan, el salmón va y hace no sé qué mierda con sus huevos hacia arriba, en el camino se mueren la mayoría, es también una metáfora yonqui. Mueren la mayoría y los que quedan vivos los comemos, los ahumamos. El río es el que está equivocado.”  
Andrés Calamaro. Efe Eme. 3 de mayo de 2011


Por Berto.