miércoles, 28 de noviembre de 2012

VERANO de J.M. Coetzee

Una Nueva Visión de una Autobiografía.
 
 
     El Nobel sudafricano abre nuevos caminos literarios con Verano, que supone la tercera parte de su autobiografía ficticia junto a Escenas de una Vida de Provincias e Infancia y Juventud. Fue nombrada novela del año de 2010 por Babelia, suplemento sobre literatura de El País.
     Es una novela ingeniosa y Coetzee se muestra juguetón y creativo en el estilo y en la idea de lo que una nueva visión de una autobiografía puede ser. Imagina que está muerto y que un biógrafo está tratando de reconstruir cómo era su vida en la época en la que escribió sus dos primeros libros, Tierras de Poniente y En Medio de Ninguna Parte, entre 1971 y 1977. El biógrafo tiene que trabajar con sólo unos fragmentos de memorias; algunos quizá no son fiables y con toda seguridad subjetivos, de modo que parte en busca de personas que conocieron a Coetzee en aquellos años y les entrevista.

     El libro consta de siete capítulos, de los cuales cinco son conversaciones con personas que conocieron al supuesto difunto escritor. El texto está redactado en forma de transcripción de dichas entrevistas con esos cinco individuos. El artificio que usa el autor es el de crear un joven biógrafo inglés, Vincent, que recaba datos sobre el periodo que transcurre entre 1972 y 1975 de la vida de John Coetzee, célebre escritor galardonado con el Premio Nobel y fallecido en Australia. Así tenemos diversos puntos de vista, anécdotas y sensaciones sobre la personalidad del sudafricano. Empezando por Julia que habla del escritor pero su ego le hace centrarse más en su propia vida, y en sus vaivenes matrimoniales que la llevan hacia esa relación erótica anti-romántica con John, a Margot, personaje de la familia que prefiere escuchar de boca del biógrafo su propio relato y su amor hacia Coetzee, en tercer lugar a Adriana quizás el personaje con más peso y más característico y fuerte que nos ofrece una nueva visión del escritor desde su odio y prejuicios en su narración, Martin, que compitió con él por un puesto de profesor en la universidad y finalmente a Sophie la más condescendiente con el autor.  Las cinco entrevistas se abren y cierran con unos Cuadernos de Notas del supuesto John Coetzee correspondientes a esos años.
 
     De esta manera camufla una autobiografía donde repasa su vida en los años setenta a través de unos pocos hechos cruciales. Se describe en boca de estas personas (especialmente las mujeres, que se postulan implacables con él) como alguien conmovedor, torpe y solitario, incluso huraño. Viviendo en la pobreza con su padre, hace elogio de la vida simple y del trabajo manual. Se presenta como un bohemio y con una visión romántica de la decadencia. Y a ojos de las mujeres de la novela como un mal amante, casi asexual y sin virilidad ni pasión.
     También cobra especial importancia el lugar donde se sitúa el relato. Sudáfrica, en la región solitaria e inhóspita de Karoo, y por otro lado en  Ciudad del Cabo. Coetzee se muestra muy crítico con el apartheid, con el racismo y las grandes diferencias entre las clases sociales en el país africano.
     A vueltas de nuevo con el tema la identidad. ¿Quiénes somos realmente? Decía Vila-Matas en uno de sus libros que por más que se empeñase en ser otra persona, a ojos de los demás acababa siempre siendo percibido como la misma persona. Él quería ser como Hemingway, pero no había manera, sus cercanos le veían no como él quería sino como realmente era. Y es que no somos más que la percepción del otro. Partiendo de esta idea Coetzee prefiere escribir su autobiografía desde la imagen que deja en el resto después de muerto, siendo así quizás la más fidedigna posible. Y como Vila-Matas, John Coetzee ama la mentira, el juego ficción-realidad, crea su muerte para visionar su propia existencia desde allí. Como si de unas memorias desde la ultratumba se tratasen.
     Quizás se podría considerar un ejercicio de exhibicionismo y cierta vanidad escribir una autobiografía, sin embargo, nada más lejos de la realidad en este caso donde Coetzee nos desnuda su interior sin paliativos. Ensalza sus flaquezas, sus frustraciones, su culpa, su no saber estar en el mundo. Lo que da como resultado una novela emotiva, sincera y profundamente honesta.

Por Ardemo.