domingo, 2 de noviembre de 2014

Extremoduro quema la noche barcelonesa

Palau Sant Jordi, Barcelona, 21.40 de la noche, y un ficticio container empieza a elevarse del escenario dejando a la vista de la masa enfervorecida a Robe Iniesta, Iñaki Antón y Miguel Colino mientras suena el riff de "Extraterrestre", uno de los más contundentes del grupo. Un Palau lleno a rebosar acompaña con los brazos el ritmo de este combo de "Extraterrestre" + "Sol de invierno". La gente ha venido a adorar a ese mesías en que se ha convertido Robe Iniesta (Plasencia, 1962). No cabe duda que hoy en día Robe es el rey Midas del panorama rockero español, estatus al que ha llegado a base de un talento que otros no tienen y a una personalidad muy particular. Poco amigo de los medios y del stablishment ha huido siempre de la promoción y de su carácter de estrella consiguiendo sin él quererlo que su leyenda no haya parado de crecer. En Robe se observa a la legua que su manera de hacer no es impostada y que él de veras se siente incómodo con el personaje que ha creado y que tantas pasiones levanta, pero es indudable que es gracias a su carácter rebelde, huraño y bohemio por el cuál ahora está considerado un mito del rock.
Otra cosa son las canciones, y esas son las que les han llevado a la cima desde una Extremadura donde hacer rock a finales de los 80 era algo más que una aventura utópica. Las canciones les han convertido en ser los únicos que hoy en día pueden llenar pabellones desde el lado más salvaje del rock y todo ello sin una maquinaria propagandística detrás, todo a base de los versos de Robe y del boca a boca.
La noche avanza en el Sant Jordi y te das cuenta de porque Extremoduro están donde están, son aún capaces de sacar el adolescente que aún todos llevamos dentro y consiguen que un concierto suyo sea una subida a los cielos donde la euforia se mezcla con los sentimientos más sensibles. Sus himnos se suceden sin solución de continuidad mientras un extasiado público no es capaz de tomarse un respiro.
La primera parte del concierto (antes del descanso) está revestida de material de sus últimos discos, donde para mí han alcanzado su cumbre creadora, temas todos de duración extensa y que en directo aún lo son más, llegando a encadenar, ahí es nada, "Locura transitoria" tema que abre su último disco, "Si te vas..." hermosa balada de su penúltimo trabajo y para cerrar tres cortes de su obra maestra y antepenúltimo disco "La ley innata", en concreto "Dulce introducción al caos" + "Segundo movimiento" + "Cuarto movimiento, en otras palabras, 25 minutos de Ley...para llegar al descanso y poder pedir una cerveza.
Vuelven a la carga tras 20 minutos de descanso con ganas de quemar todos sus cartuchos, llega el momento de darle al público más desenfrenado lo que andan buscando, todos los clásicos de su época más golfa. La noche barcelonesa se inunda de los coros de "Stand by", "Puta" entre otras, pero los momentos más álgidos de la noche se consiguen con "Jesucristo García" y "Salir" y uno sin quererlo se ve dejándose la voz como cuando uno era joven y se desgañitaba cantando esas canciones en las fiestas de cualquier pueblo del país. 
Y para cerrar la velada de, ojo al dato, más de 3 horas, llega el colofón perfecto, el broche final: la epopéyica "El camino de las utopías", tema que cierra su último trabajo hasta la fecha y es que otra de las razones de su apabullante éxito es que después de 25 años de carrera no es que no vivan de las rentas si no que cada vez suenan mejor y sus trabajos van a más, de hecho esta "El camino de las utopías" para mí es su mejor composición en toda su carrera, y sí, ya pasados los 50 tacos. El cierre del concierto es apoteósico ya que a la ya citada canción le sigue una despedida inacabable liderada por un "Uoho" sobresaliente durante toda la noche. Después de las 3 horas y de tal cierre está claro que nadie puede osar pedir ni 5 minutos más de show, la fiesta ha acabado de la mejor manera posible. Un huracán de rock y poesía ha arrasado el Palau Sant Jordi dejando a todos los asistentes boquiabiertos y saciados. El dinero está bien gastado, ni teloneros ni leches, Extremoduro se vale y se sobra para rellenar tres horas de música a borbotones, sólos de guitarras espectaculares (hay que mencionar la excelente tercera guitarra del show a cargo de Felix" y poemas que ansían la libertad en el viento.
Después de esta gira Robe ya anunciado disco en solitario, y es que como ya he mencionado antes, no entra en sus planes vivir de las rentas y sus fans lo celebramos por todo lo alto. Larga vida a Robe y Extremoduro.


Caarte

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