viernes, 29 de diciembre de 2017

MEJORES DISCOS NACIONALES 2017

LOS MEJORES DISCOS NACIONALES DEL 2017
  LA LISTA ANUAL DE BERTO.



Como cada año os presentamos la lista de los 15 discos que para nuestro colaborador Berto han sido los mejores (o los que más ha escuchado) este año que está a punto de terminar. Pasen y lean, como siempre es variadito y para todos los gustos;




1.Exquirla. Para Quienes Aún Viven.

Si sumas poesía y música ya me has ganado. Pero es que además la suma de fuerzas del grupo de rock instrumental Toundra y del cantaor Francisco Contreras (más conocido como El Niño de Elche) no ha podido ser más demoledora. Podríamos hablar de un disco valiente pero la definición quedaría muy pobre. Conociendo un poco al Niño y a su repulsa por establecer límites en cuanto al arte se refiere lo mejor es escribir que este disco rezuma honestidad y compromiso por todos sus poros. Y sangre. Y dolor claro. Mucho dolor.
El proyecto se sustenta en los textos del extenso poemario La Marcha de Los 150.000.000, del valenciano Enrique Falcón.Todas las letras se extraen de sus versos (a veces retocados para la ocasión por el propio autor). Un monumental poema estructurado en 5 partes, un grito, una oración, un amargo quejido, una ostia considerable para todos los que aún vivimos y observamos cómodamente desde nuestro sofá el drama de los refugiados.
Me es imposible detenerme y analizar canción por canción. Recomiendo buscar las letras y escucharlas atentamente, desde Canción de E ( la única no cantada, recitada por el propio Falcón) hasta Europa Muda (imposible no temblar leyéndola ) pasando por genialidades como Un Hombre ( Con ese final directo al alma en el que los gritos de El Niño se fusionan con las guitarras del grupo). En ocasiones suave, las más de las veces brutal, según los versos lo requieran, Exquirla logra reflejar el espíritu de La Marcha de la manera más fiel posible. No es una escucha fácil, ni musical ni literariamente hablando, pero una vez dentro es imposible que el ambiente generado para la ocasión no se apodere de ti y te estremezca hasta dejarte sin aliento.
Al final, tanto el poema como el disco nacieron con ese propósito; Estremecer. Remover. Agitar. Concienciar. Perdurar. Vamos, lo que en realidad busca el artista al crear. Objetivo cumplido sobradamente. 


2.Angel Stanich. Antigua y Barbuda.

Confieso que hasta este disco no había hecho “el clic” que algunos necesitamos para dejarnos seducir por según que voces. Stanich es de aquellos artistas que chocan al principio, que incluso pueden crear repulsa ( fue mi caso) pero que una vez superado el rechazo inicial no puedes dejar de escucharles (Me vienen a la cabeza Bunbury o Miguel Angel Blanca de Manos de Topo, por ejemplo). Una vez encendido el interruptor en tu cabeza, ya no hay vuelta atrás; Antigua y Barbuda va a sonar en bucle. Sin duda estamos ante uno de los mejores letristas de este país: irónico, crítico, irreverente pero sobretodo original. Para abrir el disco empieza con un estribillo, qué coño, y encima con esta frase: “tu amor no arde, sólo escupe fuego”. Toma ya. Pero es que después de Más Se Perdió En Cuba llega Mátame Camión y ya te es imposible reprimir la sonrisa al escuchar “acaso hay un motivo por el que debe retractarme de este amor tan repentino por inmolarme”. Y venga a cantar Mátame Camión y a pensar en qué curva es la mejor para despeñarte durante todo el puto día. Contador de historias imposibles, se luce en Galicia Calidade  (por favor escúchate bien esa letra, qué maravilla) se sale en Un Día Épico (plagada de referencias cinematográficas, musicales y literarias) y lo borda en Hula Hula (bofetón al periodismo y a las apariencias en general, con ese “prefiero ser Bob Dylan a Manuel Campo Vidal” que ya es un himno). Camaradas es una bendita locura ( “ y en aquel nicho del fascismo hicimos el amor bajo un cuadro del caudillo, te pinté la tricolor…” JUAS!)  y Le tour 95, por ejemplo,  no hace sino aumentar la sensación de que estás escuchando a un artista en estado de gracia. Un disco redondo, sin ninguna canción floja o mediocre, no hay relleno, sólo talento y originalidad. Aunque a él se la pele lo que digamos, me da a mi que este tipo no tiene límites. Bendita Locura creadora.

 3.Ornamento Y Delito. El Glamour de Las Provincias.


Lo de por qué Ornamento y Delito no es un puto grupo de culto es algo que nunca entenderé. Cómo puede ser que siendo poseedor de rotundas obras maestras como El Espíritu Objetivo (2014) o Rompecabezas de Moda y Perfección Moral (2010) no tengan  la repercusión que se merecen es algo que me asombra y enfurece a partes iguales.
En este El Glamour de Las Provincias lo han vuelto a hacer. Otra vez.
Las guitarras suenan mejor que nunca, absolutamente claras y precisas al servicio de unas letras sobresalientes, enigmáticas, irónicas y siempre geniales. Me atrevo a decir que estamos ante un disco ecléctico en cuanto a temática aunque reflexivo principalmente, como se aprecia en Milton (“Lo vuelvo a añorar de corazón, y no sé qué echo de menos, si aquel lugar, si a ti o al que era entonces yo”) en Experiencia y pobreza ( “Cuarenta años de apostar a perder, arriésgate ahora a ganar por primera vez”), o en una de las más destacadas del lote, Soledad (“O no te acuerdas cuando caíste tan bajo que creías escuchar sirenas en la habitación y estabas solo, solo en soledad”) pero sobretodo en Hacia la Eternidad, su particular homenaje a Josetxo Ezpoda, líder del grupo Los Bichos, fallecido en 2013.
Por supuesto y como no podía ser de otra forma, aparece la crítica social en Canción Para Europa (“Recorre Europa un camión lleno de fantasmas…”)  o en la ácida La Mitad del Cielo. Pero si tuviera que destacar alguna por encima de las demás ese sitio corresponde a Red Bull. Aquí hay que detenerse y quitarse el sombrero ante G.G. Quintanilla y su maestría a la hora de crear esas imágenes tan poderosas con tan poca letra. Esa innata capacidad para hacer que con cuatro frases casi puedas verle la cara del tío que está describiendo es para tomar apuntes. (¿otro ejemplo? Asma. Escuchen y lean). Coño ya.



4.Nudozurdo. Voyeur Amateur.

Nudozurdo 100 x 100.  Temazos marca de la casa. Uno detrás de otro, desde Bondage Belcanto hasta Adaptación Coral. Después de Rojo Es Peligro (2015) y sus escarceos con las bases más electrónicas, los de Leo vuelven a lo que mejor saben hacer y nos regalan uno de los discos del año ( y quizá el mejor de su carrera) .
Hay letras enigmáticas, como acostumbran y muestran en Genocida Bilingüe, por ejemplo, perfectamente acompañada con esa guitarra que se arrastra como pide la canción, aunque bien es cierto que temas como el que da título al disco no dejan lugar a dudas: es un himno a la coherencia artística por encima de todo; “No me digas como lo tengo que hacer, quita tus manazas de este trozo de papel, ellos son los raros te lo puedo asegurar”.
Mención especial para una de las canciones del año, sin duda; Úrsula Hay Nieve en Casa, tanto por el texto ( frágil, sincero, abierto en canal y dispuesto a ser devorado por nuestro instinto caníbal)  como por la instrumental y deliciosa parte final. 

 5.La Bien Querida. Fuego.


Y con este me conquistó. Ya desde la primera, Dinamita, con ese “siento como si toda mi vida me hubiera estado conduciendo a este preciso momento”, logró captar toda mi atención. Pero es que acto seguido se marca ese 7 Días Juntos, pegadizo a más no poder y rematado con la adaptación en castellano de Dins un avió de paper, del propio Joan Miquel Oliver, y ya no puedes parar; Lo Veo Posible, Permanentemente, El Lado Bueno…
A parte de las colaboración de Joan Miquel en la ya citada 7 Días Juntos, destaca la de J en Recompensarte y la de La Estrella de David en La Pieza Que Me falta,  ambas magníficas, cada una de estilos muy marcados, la primera más folclórica, la segunda más electro.
Merece la pena prestar mucha atención a Fuerza Mayor. No te la pierdas, sólo guitarra y voz, una verdadera joya engarzada en un disco tremendamente adictivo, de esos que “te acompañan si estás triste y sale contigo si esta noche hay fiesta.”

 6. Julio De la Rosa. Hoy Se Celebra Todo


A cada disco que presenta, más personal y mejor. Julio De la Rosa está consiguiendo perfilar un estilo propio, genuino,  y ajeno a cualquier tipo de moda (algo muy difícil de imaginar hoy en día). Ese carácter anárquico impregna las canciones, dotándolas de un encanto rico en detalles por descubrir a cada nueva escucha. Ahí están Las Puertas, con esos coros marcianos, esos bucles como olas llenos de matices,  poesía hecha música, o la llamada a la renuncia de las tecnologías mal entendidas en Juegos de Mesa, con ese rotundo estribillo que exige piel por encima de cualquier distracción. (Creo que queda bastante claro).
Singular es también El desvarío de Un Superviviente, una curiosa historia de apariciones en la que Julio deja bien patente su dotes como escritor,  recitada bajo una base cíclica,  o el viaje sonoro que supone Oceanario, una preciosidad de canción para perderse una y otra vez y ni acordarte de volver.
Un disco que es un estilo en sí mismo y que nos deja con ganas de saber qué será  lo próximo.


7. Joan Miquel Oliver. Atlantis.

Joan Miquel Oliver es sinónimo de POP. Así, en mayúsculas. También de portadas horribles, si, pero ¿qué importa el continente cuando el contenido es tan perfecto? Porque empezar con ese Nins a Tobogans, seguir con Agricultors Ingràvids, Incident a Sa Pista Dos, Atlantis i Rumba del Temps es empezar o llegar a la mitad de un disco bordeando la matrícula de honor. Apoyado en su voz y entonación característica, y en ese mundo, ¡tan propio! plagado de toboganes, brontosaurios, agricultores ingrávidos , relojeros que se preguntan por qué el tiempo es relativo o simplemente de cosas (como canta en Disseny de Producte: as carrer hi ha molta gent,van a llocs i deixen coses) Atlantis nos demuestra ( o más bien nos viene a recordar) que Oliver es un maestro hilvanando situaciones extraordinarias , una detrás de otra,vestidas con guitarras acústicas o eléctricas, con bajos supersónicos o con bases electrónicas. Puede con todo y lo hace tremendo.  


8. Pablo Und Destruktion. Predación.

El asturiano sigue pariendo discos (a razón de uno por año sin contar directos) para enmarcar. Una voz singular como pocas dentro de nuestro panorama musical, libre y alternativa, y comprometida a su manera. Pablo canta con furia, muchas veces con retranca, como cuando dice aquello de que “ya no peleamos por la familia o por trabajo porque ni siquera tenemos”, y en su filosofía de vida se esconde la voluntad de volver a los orígenes, como cantaba en su Powder (Sangrín) o aquí en el pelotazo principal; Puro y Ligero. El problema, como él mismo explica, es que no nos dejan, hoy en día, no se puede; “Me arrepiento, me arrepiento, me arrepiento, de no usar mi odio como un buen soldado. Debería irme al Kurdistán a combatir y dejar este país de puticlubs, farlopa y jubilados.” Cuenta con una preciosa adaptación de la canción popular A La Mar Fui Por Naranjas y con varias referencias al Amor, pero a su manera ( “el amor adora la velocidad!” ) y con Conquistarías Europa o Herejes (¡cómo empieza!) quizá de las más destacables, nos deja claro que lo suyo va para largo porque de talento, capacidad y sobretodo actitud va más que sobrado. Grandérrimo Pablo.

 9. Ricardo Lezón. Esperanza.


El primer disco de Ricardo en solitario y sin Mcenroe tenía el listón muy alto. Después del maravilloso Rugen Las Flores (2015) y del disco a medias con The New Raemon, Lluvia y Truenos (2016), el nivel era altísimo, por eso nos alegra tanto ver que este Esperanza cumple con nuestras expectativas sobradamente. La poética sigue intacta en las letras, seguramente muy autobiográficas y más llenas de luz que nunca; “Cuando se terminan los conciertos/ vuelve el estruendo del silencio/ pienso muy despacio en lo que tengo/ pienso muy despacio en lo que quiero/ estás tú”canta en La Paz Salvaje. Hay detalles que lo muestran, como hacerse acompañar por su hija Jimena en los coros de Arena y Romero, seguramente una de las canciones del año.
Comparar con lo que hacía en Mcenroe es normal, pero tambien injusto. Los desarrollos instrumentales del grupo quedan aquí acotados, y Lezón se centra más en envolvernos con su voz agudizando esa sensación de paz, incluso provando cosas “nuevas” como los arreglos de viento en Chet Backer, otra maravilla.
Ábrete una buena botella de vino y enchúfate una buena dosis Esperanza anda. Ya tardas...


10. Neuman. Crashpad.

El cuarto disco de Neuman me ha sorprendido en una segunda escucha más sosegada y por supuesto atenta. Tanto, que en pocos días ha entrado en mi lista de favoritos del año. Ya es raro que lo haga un disco cantado en inglés, pero ante rotundas piezas pop rock como Gibberish o Dizzy, chutes de energía tan bien paridos como Marsha, canciones que no quieres que acaben como Deleted Files o piezas de alto voltaje sensible como Crashpad (con pájaros incluídos) o Quiet, se hace muy difícil no caer rendido a los pies del murciano. Un disco que habla sobretodo de la infancia y que por tanto supura melancolía de principio a fin,  un recorrido emocional extraordinariamente bien resuelto musicalmente y cantado con emoción. (difícil no encogerse con las palabras a su madre en el único pasaje cantado en castellano ). 



11. Maria Arnal i Marcel Bagés. 45 cerébros y un corazón.

El debut del año sin duda alguna. Las voz frágil y firme, según convenga,  de Maria nos habla de fosas comunes y del compromiso popular, rebuscando en el cajón del folclore y encontrando la fórmula perfecta, apoyada en la figura de Marcel Bagés y sus guitarras,  de presentar algo que nos suena conocido pero que en realidad está naciendo, una maravilla para los sentidos y sobretodo para los sentimientos. 


 12. Luis Brea y El Miedo. Usted Se Encuentra Aquí.

El madrileño vuelve a asombrar con un disco plagado de temazos con más gancho que Tyson; Nueva Generación o El Kraken son una buena muestra de ello, también la canción que da título al disco, pero si algo me gusta de Brea es su particular manera de cantar, como despreocupada, que brilla más que nunca y comulga perfectamente con la cadencia bolerística de Habanera, para mi gusto una de las mejores canciones del año.


 13. Joana Serrat. Dripping Springs.

¿Joana Serrat es de Vic? Quien lo diría...Después de escuchar este disco no darás crédito. Folk  y Americana al más alto nivel,  brumoso y ensoñador, para dejarse llevar de principio a fin y recrearte una y otra vez con los puntos de excelencia en los picos más altos como Trapped in the Fog o Candles.




14. Astralia. Solstice.

El grupo de post-rock de La Floresta, sin prisas y con muchos mimos,  graba, mezcla y produce su segundo disco y hacen que el tiempo se pare cada vez que los escuchas. ¿quieres viajar sin necesidad de drogas? Escucha Detachment y que tengas buen viaje: este año ninguna canción ha conseguido llevarme donde ellos lo han hecho. Escúchalos, búscalos, vale la pena hasta ver la portada del disco.


 15. Autumn Comets. Realejo.

Los madrileños utilizan el castellano en todo el disco y eso es una gran noticia al menos para mi ya que si antes me gustaban gracias a su estilo basado en los muros de guitarra y el contrapunto de la viola de Manu,  ahora se suman las letras  y el resultado es una delicia. Para muestra ese Viernes de Dolores con colaboración final de Lezón. No te la pierdas.



 







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