domingo, 29 de diciembre de 2013

NOTIENEFANS, "La deriva de los viejos, la quietud de los columpios"



O cómo lo que empezó siendo una reseña de su disco acabó por desordenar el título del mismo.


Una vez, hace una vida, fuimos a buscar musgo para fabricar un belén y él sonreía bastante. Antes y después no hay recuerdos, ni siquiera imágenes. Hasta hace un par o tres de años, momento en el que nos encontramos por facebook. Daniel Pino es mi primo. Primo segundo o tercero o decimoséptimo, no estoy muy seguro y sinceramente me importa bien poco. Aún así podrías pensar que debido a estos lazos familiares le escribo estas palabras. Pensarías bien, pero no es el caso. Las escribo porque las siento de verdad y porque resulta que Daniel Pino es Notienefans, y el tal Notienefans hace música, una música especial y única que yo, generoso como soy y aprovechando que este blog lo leen miles de personas (juas) quiero haceros llegar. Creo que tal vez de lo que mejor puedo hablar es de la experiencia que para mí significa escuchar lo que hace Dani. O Notienefans. O, si no te van los nombres largos; Noti. 


Permitidme preguntaros algo; ¿por qué cierto tipo de música gusta tanto a algunos y provoca indiferencia en otros? Supongo que es La Pregunta, así en mayúsculas. Una pregunta que seguramente se paseó por la mente de Notienefans  buscando una respuesta y él, sincero como es, la dejó marchar sin molestarse en contestarla. Algunos dirán aquello de que sobre gustos no hay nada escrito, pero tranquilos, que yo si lo hago. 


Hazme un favor, busca “El anacoreta” (espera que ya te la busco yo; Notienefans – El anacoreta ) y escúchala. Escúchala bien y cuando hayas acabado te doy dos opciones, rollo Arturito Mas;


Opción A: Si te ha gustado entre algo y bastante o al menos crees que podría hacerlo sigue leyendo.


Opción B: Si te ha provocado la más absoluta indiferencia o no has conseguido acabar de escucharla deja de leer, no vale la pena. Quedémonos los que somos, que ya estamos bien.


Notienefans me dijo una vez que cuando se arma de valor y pregunta a la gente por la opinión que le merecen sus canciones la respuesta que más oye es que es “complicado de escuchar” (ay la gente...qué bien educada está, ¿eh?).Y también añadió; “no sé hacerlo diferente”.

No os negaré que a mí me costó al principio, eso es cierto, pero no menos cierto es que algo me impedía dejar de escucharle. O más bien que algo, llámale fuerza superior, llámale intuición, me invitaba a volver a darle al play. Otra vez. Porque esa intuición me pedía a gritos que continuara, que una vez dentro, cuando me dejara llevar, lo comprendería. Y así lo hice, me tiré de cabeza y cuando al fin sucedió sentí la emoción de la primera vez, totalmente sumergido en el mundo poético que significa Notienefans nadé entre las tempranas luces de aquellos primeros días de julio que hoy parecen tan lejos, allí donde se libran pequeñas batallas que son la única guerra posible y verdadera para nosotros. Conocí surrealismos que con el paso del tiempo (y experiencias) mutan en algo tan real que asusta y tuve que esforzarme antes de conseguir aferrarme  a tablones naúfragos donde poder tomar aire unos segundos para volver a bucear, una canción después, allí donde la belleza supera la búsqueda de significados y te golpea en agudos que son balazos directos al cerebro. En ocasiones me vi a la deriva como los viejos del título y acabé encontrando diminutas islas a las que creí llegar y que acabaron estallando en mil pedazos cuando se activaron las bombas nucleares de las sonrisas. De las personas que amamos. Que amaremos. Que nos aman. O de las que dejamos aquí. Y al acabar sólo me quedó la sensación de pura sinceridad abierta en canal, mostrada con total libertad y con la confianza que da el saber que lo que expones es real, que ya olvidaste las poses; que te suda la polla La Pregunta. Así, en mayúsculas. Logré entonces disfrutar de su propuesta, creí oler su sangre, que también era la mía, y lo sentí familia por primera vez.

Queridos Opciones A,  sólo me queda recomendaros que hagáis caso a vuestra intuición; aunque os sintáis viejos y cansados moveos, agarrad el columpio que son estas canciones con fuerza y empujarlo con ganas hasta llegar lo más alto posible, como cuando erais niños, sólo que esta vez cargados de todo lo que suma (y resta) la vida, o como me dijo Dani; “llenos de la sinceridad más absoluta que significa la música.”

Por Berto.

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