viernes, 23 de enero de 2015

Noches en vela junto a Diego Vasallo y Roger Wolfe


A veces, cuando la madrugada transita por su túnel más negro y silencioso me despierta de sopetón los lloros de algún hijo o simplemente el sueño que me tiene atareado en ese instante llega al momento culmen donde mis ojos se abren terriblemente asustados, es entonces, cuando en la soledad de la noche me coloco los auriculares y me pongo "La máquina del mundo" ese genial y desconocido disco que allá por el año 2006 parieron Diego Vasallo y el poeta Roger Wolfe.

Hace años ya apareció el bueno de Vasallo por este blog y dimos a conocer su lado más oscuro, ese que camina aparte de Duncan Dhu. El tiempo ha pasado y Vasallo ha seguido llenando mis momentos más íntimos con sus canciones y versos tan penetrantes, pero al echar la vista atrás me he dado cuenta que, con mucha diferencia, el disco suyo al que más veces le he dado al play es sin lugar a dudas "La máquina del mundo", es, claro que sí, mi disco favorito de toda su carrera.
Roger Wolfe, aunque nacido y de procedencia inglesa, se ha criado y vive en nuestro país, y es uno de los poetas actuales que tienen más que decir por estos lares, y uno de mis predilectos. En "Noches de blanco papel. Poesía reunida (1986-2001)" podemos encontrar gran parte de su excelente obra. Su poesía es hiperrealista, consiguiendo encontrar y mostrar el lado más poético de la vida cotidiana. Es una poesía sencilla, ideal para aquellos a los que se les atraganta la poesía compleja y de difícil comprensión.
El disco en cuestión se compone de 11 poemas de Wolfe musicados por Vasallo. Con una instrumentación minimalista (guitarra acústica, piano y cuerdas) el donostiarra consigue dar con la atmósfera ideal donde encajan a la perfección los admirables versos de Wolfe. Cinco cortes los recita el propio Wolfe, con el fraseo y el tempo adecuado te sumerge en su mundo y sus historias con una pasmosa facilidad como si un paseo por la nieve en medio de la oscura noche se tratase. Los otros seis temas los canta Diego con su voz rota y quejosa, algo que también casa a la perfección con los poemas de Wolfe.
Un trabajo que ha pasado totalmente desapercibido y que desde aquí recomiendo para esas noches de insomnio donde necesitas una compañía imposible de encontrar, pues ahí están Diego y Roger para hacerte compañía y descubrirte que la poesía se encuentra entre todos nosotros, en cualquier sitio.

Por Caarte.

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